| Miquel Monserrat Libertad de conciencia, no SÓLO libertad de religión Revista Trasversales versión electrónica, febrero 2006 Defiendo el derecho a practicar una religión -si al hacerlo no se atenta contra derechos humanos- y a no sufrir discriminación por ello. Si en algún país se prohíbe acudir a misa, o imprimir o difundir la Biblia o el Corán, cuenten conmigo para protestar, a pesar de mi pésima opinión sobre dicho rito o sobre los dictados de ambos "libros". De hecho no creo que los libros deban prohíbirse, ni siquiera el odioso "Mi lucha" de Hitler: ¿quién formaría la casta de censores encargada de decidir qué libros deben ser conocidos y cuáles ocultados "al vulgo"? Defiendo la "libertad religiosa" por amor a la libertad de conciencia de cada ser humano, de la que es un caso particular el derecho a creer en la existencia de dioses e incluso a vivir uno mismo siguiendo normas privadas a las que se atribuyen origen divino, si no perjudican a otros. Sería muy agradecer que el reconocimiento fuese recíproco. Pero pocos son los clérigos de los que puede esperarse tal cosa. Inquientante que la Unión Europea, o la ONU, pudieran ceder a presiones para que las religiones queden a cubierto de toda crítica. No hay libertad de conciencia sin libertad de crítica e incluso de burla. Mi defensa del derecho a difundir la Biblia es inseparable de mi derecho a denunciar lo mostruoso de considerar "sagrada" la apología del genocidio presente en el Génesis, del llamamiento al asesinato de homosexuales que hace el Levítico, de la proclamación de la supeditación de las mujeres a los hombres que hace Pablo, del mandato lanzado por Pedro a los siervos para que sean sumisos ante sus amos. Si se confunde la libertad de religión con el blindaje de éstas ante la crítica, la democracia, allá donde algo de ella hay, estará aún más amenazada. Y también la "libertad religiosa", ya que es costumbre de las "iglesias" defenderla… hasta que se convierten en hegemónicas y pueden abiertamente propugnar "un solo dios, una única religión". |