Trasversales
José Luis Redondo

Las caricaturas de Mahoma y la pluralidad cultural

Revista Trasversales versión electrónica, febrero  2006


En el marco de la cultura occidental no es necesario ratificar los principios de la libertad de expresión y crítica (qué en ningún país es absoluta) y la posibilidad de somete a examen  todas la ideologías incluidas las religiosas.
También es innecesario repudiar la contestación violenta que se ha dado a las caricaturas en los países islámicos. Contestación que ha sido mas virulenta en los países como Irán y Siria, impulsados por sus gobiernos para contrarrestar sus aislamiento. Contestación que también ha servido a Estados islámicos con regímenes dictatoriales para dirigir a las masa hacía enemigos exteriores.

Sin embargo no pueden ignorarse los sentimientos de las sociedades musulmanas ante lo que consideran una afrenta personal. La sublimación a través de personajes sagrados, como Mahoma, permite la identificación de los creyentes con dichos personajes. Caricaturas como la de Mahoma con una bomba en el turbante puede considerarse un ataque xenófobo, ya que identifica a todos los musulmanes con terroristas, como ya se está haciendo por extremistas de derecha. Creo que debe reflexionarse sobre la pluralidad cultural en un mundo donde la información está globalizada. No se trata de restricciones legales o de limitación de la capacidad de crítica sino del inconveniente de usar contenidos que pueden resultar insultantes para otras culturas. Existe una prepotencia occidental en la consideración de otras culturas que debería revisarse.

Otro aspecto a considerar, mas político y estratégico, es observar como la crisis de las caricaturas ha sido usada por las corrientes islamistas fundamentalistas.
Estas corrientes pretenden imponer modelos islamistas totalitarios y se enfrentan a Estados Unidos Y a Europa como representantes de occidente. Se apoyan en el resentimiento que existe en gran parte de las poblaciones de los países musulmanes, debido a las intervenciones coloniales de occidente, a la actuación de Israel como una herida permanente y a la guerra de Irak prueba de la prepotencia occidental.
Las caricaturas se han usado, igual que lo serán cualquier otro motivo que incidan en las poblaciones islámicas, para poder movilizar y extender la influencia fundamentalista. Para presentarse como los verdaderos intérpretes del Islam, para avanzar en sus pretensiones totalitarias. Debe reconocerse que están avanzando estas posiciones, el triunfo de Hamas, la radicalización iraní y el cada vez mayor apoyo que obtienen los partidos islamistas en los países árabes, son una prueba.
Estamos en un combate ideológico, no de occidente, sino de la racionalidad frente al fanatismo, de la democracia frente al totalitarismo, y es necesario tener en cuenta todos los factores.

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