Trasversales
Belén Saiz

La LOE en el Congreso

Revista Trasversales versión electrónica, abril  2006


La LOE vuelve al Congreso para su trámite definitivo, después de su paso por el Senado.
Si ya nació con pobres augurios, apenas un paso más de la marcha y contramarcha en el proceso de contrarreforma de la LOGSE en que lleva sumida la legislación educativa desde prácticamente la promulgación de ésta, sus penúltimos avatares en el Senado van confirmando los peores pronósticos.
Desde el punto de vista de los primeros destinatarios de la ley (o los que debieran serlo), es decir, alumnos y sus familias, el proyecto de la LOE apenas servía para dar un respiro en las dos o tres cosas más impresentables del anterior episodio de la serie, la LOCE de Pilar del Castillo: en efecto, anula la pretendida vuelta a los tiempos nacional-católicos que intentaba dicha ley, dejando sin efecto la enseñanza de la religión como parte del currículo obligatorio, y suaviza la tremenda clasificación descaradamente clasista del alumnado en que venían a parar los llamados “itinerarios”. Sin que cupiera mucha alegría por esos magros logros, pues en el asunto de la asignatura de religión volvía a la situación pre-LOCE, sin decidirse a quitar de una santa vez, y nunca mejor dicho, la catequesis del horario y curriculo escolar, aunque sea legalmente voluntaria (legalmente solo, porque la voluntariedad en la practica es a menudo ficticia). A cambio, la LOE bendice y aumenta los privilegios de la red concertada y deja sin abordar los problemas más importantes que tiene nuestra organización de enseñanza primaria y secundaria.
Pues bien, incluso el magro resultado de que al menos no entre en vigor la religión obligatoria que preveía la LOCE ha desaparecido en el trámite del Senado, donde hemos vuelto a dicha situación: “Sociedad, Cultura y Religión” obligatoria y computable.
¿Qué va a pasar en la recta final del último trámite en el Congreso?
Pues teniendo en cuenta el buen rollito que se trae últimamente el partido en el gobierno con CIU, que avala dicho cambio de última hora, podemos temernos lo peor...
En resumen, otra ocasión perdida para la imprescindible mejora de la educacion. Y la indignación que produce seguir siendo tratados como súbditos a adoctrinar obligados a ello por la ley, en lugar de cómo ciudadanos libres.

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