La pastoral de 30 de marzo de la Conferencia episcopal española es el grito de los obispos defendiendo su poder dictatorial. Esta vez, la pastoral se dirige, en primer término, contra la disidencia cristiana y los teólogos más progresistas. Pero también, claro está, va contra cualquier persona que quiera ser libre y, desde luego, contra quiene somos ateos.

Primer paso: cierre de toda puerta a la crítica, exigiendo aceptación previa, "fe". "Esa Verdad no ha sido inducida de una realidad humana, sino revelada por el Padre que está en los cielos", "El ser humano acoge como verdadero lo que Dios ha dicho de Sí, precisamente porque lo ha testimoniado Dios, no porque lo desvele la razón".
Segundo paso: proclamarse los voceros de su dios. La "Verdad" es posesión de la Iglesia, y ésta de sus jerarcas: "Cristo dotó a la Iglesia, especialmente a los pastores, con el carisma de la infabilidad, que se ejerce de diversas maneras"; "la fundamentación de la moral debe proceder de la Revelación y del magisterio de la Iglesia"...
Tercer paso: asegurar la eliminación de las posibles futuras competidoras en el escalafón eclesiástico. "La doctrina sobre la ordenación sacerdotal reservada a los varones debe ser mantenida de forma definitiva". ¿No debería ser esa una razón más para dejar de subvencionar a una institución patriarcal con fondos públicos?

Aprovechando la ocasión, condenan, claro está, la sexualidad extraheteroconyugal, los anticonceptivos, la masturbación, la fornicación, la homosexualidad, el aborto, la eutanasia… Eso sí, de las violaciones cometidas contra mujeres y del abuso sexual de menores nada dicen. Al fin y al cabo, para ellos lo malo es el sexo (fuera del heteromatrimonio y de la posibilidad reproductiva), qué importa que haya además violencia y abuso.

Dinosaurios. Yo sugeriría a mis amigos cristianos la ruptura de todo vínculo con esta gente y con su vertical organización, pero en todo caso tienenn mi solidaridad frente a tanto autoritarismo.