Trasversales
Miquel Monserrat

Ciao Berlusconi

Revista Trasversales versión electrónica, abril  2006

Por los pelos, sí, pero con plena legitimidad, el centro izquierda ha ganado las elecciones en Italia. Y, sobre todo, las ha perdido Berlusconi. Una muy buena noticia.
Inspirado, quizá, en el comportamiento del PP español, Berlusconi insiste hasta el ridículo en negar su derrota. Y, como fórmula mágica, propone "la gran coalición", una gran coalición que, desde luego, él no habría querido si hubiese sido el vencedor, aunque fuese por un solo escaño.
Con independencia de la opinión que nos merezca la opción alemana (personalmente, yo habría preferido un pacto SPD, Verdes, PDS), una cosa es pactar con Angela Merkel y otra hacerlo con Berlusconi. Una alianza de la izquierda italiana con Berlusconi sería un insulto a quienes han dado la mayoría al centro-izquierda, en muchos casos sin demasiado entusiasmo por las ofertas de éste pero movidos por un inteligente sentimiento defensiva.
Ahora, debe gobernar el centro-izquierda en Italia. Habrá dificultades. Unas, derivadas de la propia situación de la izquierda italiana y de los riesgos que implica la mínima mayoría obtenida en el Senado. Las otras, del propio clima del país. Pues, sin duda, es extremadamente preocupante que a estas alturas un 50% de la población siga votando a un personaje como Berlusconi, cuyas mañas y cuyo desprecio y manipulación de la legalidad no podían ser ignoradas por quienes le han votado. Pero por el momento ha entrado un soplo de aire fresco e Italia ha dado un importante paso adelante. Sí, en Italia Oggi è un altro giorno.
En 2004, cayó Aznar. En 2006, ha caído Berlusconi. ¿Caerá Bush en 2008? ¿Repetirá ZP en 2008? ¿Saldrá adelante la nueva vía italiana? ¿Tendrá el exitoso movimiento social en Fracia una prolongación política en un triunfo electoral de la izquierda?
La batalla contra los neoconservadores sigue abierta. Las confrontaciones electorales son sólo un jalón en ella. Pero un jalón al que no cabe despreciar. Cuanto menos debamos concentrarnos en la defensa de lo que parecían logros consolidados, más podremos dedicarnos a construir y crear otras relaciones sociales y una nueva y más amplia democracia.

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