Han transcurrrido dos años desde el acceso de Zapatero a la presidencia del Gobierno. El balance de lo hecho ha sido muy positivo, mucho más de lo que podíamos esperar muchos de quienes contribuimos con nuestras acciones y con nuestro voto a poner fin a "la aznaridad".
En sólo dos años, hemos visto la retirada de Irak, la reforma del matrimonio y del divorcio, la ley contra la violencia de género, los primeros pasos hacia la ley de igualdad y la ley de autonomía personal,  un nuevo protagonismo del Parlamento, la Ley de Defensa Nacional, la modificación del Plan Hidrológico Nacional...
Hemos visto también el inicio de un necesario proceso de reforma de los estatutos de autonomía, y una coherente y razonable actitud del Gobierno, en particular, en la reforma del Estatuto de Cataluña, pese a las dificultades causadas por las no siempre oportunas ni acertadas declaraciones de diversas personalidades de la izquierda. Y también ha tenido el coraje de abordar la posibilidad de poner fin a ETA sin cesiones políticas pero con una intervención activa.
Sin olvidar, claro está, medidas menos recordadas, pero importantes, como la significactiva elevación de las pensiones mínimas y del salario mínimo, o la prohibición de la publicidad "autobombo"por parte del Estado.
Sin duda, muchos podríamos haber querido más cosas, por ejemplo, en mi caso, en el terreno del laicismo. Pero el balance es positivo, de notable alto..
Quedan otros dos años de legislatura, que deberían estar igualmente repletos de reformas: las leyes con anteproyectos ya en marcha, las comprometidas reformas de la ley del aborto y la aprobación de la ley de identidad de género, un impulso decidido en la política de vivienda y una nueva política de suelo, etc. Eso esperamos ahora de este Gobierno, y eso debemos pedirle con el mismo empuje con el que apoyamos lo hecho.
Frente a la reacción extremista de la derecha y de Conferencia episcopal, el activismo ciudadano no puede ser mero espectador. Debemos apoyar y empujar el cambio. Sin seguidismo, con mentalidad crítica, pero sabiendo también que no todo puede hacerse a la vez.