Trasversales
Manuel Hassassian

Dejen de matar de hambre a los palestinos

Revista Trasversales,  verano 2006, versión electrónica. Manuel Hassassian es profesor de la Universidad de Belén y actual delegado general palestino en el Reino Unido. Versión original en inglés: Socialist Campaign, julio 2006



Los palestinos hacen frente a una precaria situación en la franja de Gaza y en Cisjordania, sufriendo incursiones militares israelíes y constantes ataques contra la población civil. La seguridad se deteriora e Israel aprovecha esta situación, intentando aumentar la violencia contra los palestinos. Bajo el peso de una abyecta pobreza y de calamitosas condiciones económicas, los palestinos pierden crecientemente toda esperanza en su futuro y en la perspectiva  de que el conflicto alcance alguna solución.

Israel reitera que sus ataques aéreos y asesinatos continuarán aunque las víctimas sean palestinos inocentes, pues cuenta para ello con la luz verde dada por Estados Unidos. Los israelíes están lanzando  misiles  indiscriminadamente, alcanzado cada día a niños palestinos inocentes, mujeres y ancianos. En algunos casos Israel ha establecido claramente el objetivo de sus "asesinatos selectivos", pero la mayor parte de las víctimas eran civiles residentes en Gaza.
Israel alega que ataquen a Hamas y a otros grupos palestinos en defensa propia, a causa de los cohetes Qassam lanzados contra Israel. Sin embargo, estos cohetes no han infligido un grave daño. Israel los utiliza como excusa para provocar unos estragos, inestabilidad e inseguridad que justifiquen sus políticas en los territorios ocupados, y para pedir a la comunidad internacional un mayor aislamiento Hamas, diciendo que Hamas es una organización terrorista que nunca podrá ser un interlocutor  para la paz para conseguir la paz.

Los palestinos estamos actualmente implicados en un serio diálogo nacional. Para resolver nuestros asuntos políticos internos, hay un debate continuo entre las instituciones presidenciales, el gobierno dirigido por Hamas y todos los grupos palestinos, de cara a reducir las diferencias que nos separan en cuanto a estrategias, planes futuros y negociaciones con Israel.
El unilateralismo de Israel conduce al desastre. Olmert quiere definir las fronteras de Israel sin negociaciones bilaterales con los palestinos, hacer abortar la solución basada en el reconocimiento de dos Estados, mantener el muro del apartheid que penetra casi 15 kilómetros en Cisjordania y crear bantustanes no contiguos e inviables. También intenta  alcanzar un acuerdo por el Jordania se encargue de la seguridad en Cisjordania y Egipto de la de Gaza.
Este es el plan de Olmert:  ningún Estado palestino, ninguna soberanía palestina, ninguna autonomía para gestionar nuestros propios asuntos internos.

Israel está interesado en mantener una situación política muy volátil en los Territorios Ocupados, para justificar este "plan de convergencia". Israel sigue extendiendo los asentamientos, construyendo el muro del apartheid, anexionando territorios paulatinamente llevando a cabo el proceso de "limpieza étnica" sobre los palestinos. Para hacer todo eso, Israel trata de ganar desestabilizando la situación, con el propósito de presionar aún más a los dirigentes palestinos por medio de estos ataques y de impedir que se alcance un consenso palestino, ya que no desean que haya una posición palestina unitaria orientada a poner fin a la ocupación.
Israel presiona sobre los palestinos utilizando la estrangulación económica, impidiendo el funcionamiento de un paso fronterizo en Gaza, no permitiendo a los palestinos trabajar en Israel y creando condiciones económicas tan calamitosas que la desesperación pudiese hacer posible, en su opinión, que los palestinos se pongan de rodillas ante Israel, aceptando su agenda.
Israel quiere desestabilizar la situación palestina, pero ante el mundo proclama que la causa de este conflicto no está en el propio Israel y la ocupación que protagoniza, sino que este conflicto amenaza la existencia de Israel y que Israel simplemente intenta defenderse de los palestinos, que no tendrían ninguna intención de negociar y alcanzar acuerdos.
Hoy, el desempleo palestino ronda el 50%, y en cierta áreas entre un 70 y un 75% de la población viven por debajo del nivel de pobreza. Estas circunstancias negativas no conducen a la normalización ni a la reanudación de ningún tipo de negociación.

Europa dice que quisiera aportar ayuda económica, pero está intentando soslayar y deslegitimar  a Hamas, relacionándose con palestina sobre bases exclusivamente humanitarias. Igualmente, intenta soslayar al presidente Abbas.
Europa planea hacer llegar el dinero directamente a las familias que cumplan los criterios de pobreza marcados, o a las organizaciones sanitarias y educativas, pero siguiendo la vía de aportación directa a los individuos o bien a través de las ONGs, puenteando al gobierno palestino y también a la oficina presidencial.
Europa dice que desea fortalecer al presidente y que la financiación pasé a través de él, pero no es eso lo que está ocurriendo.
Europa expresa su simpatía hacia los palestinos y dice que desea ayudar, y presenta proyectos ficticios sobre las formas de hacer llegar ayuda a los Territorios ocupados, mientras que los palestinos nos encontramos al borde de pasar hambre, nuestros niños sufren desnutrición y 160.000 trabajadores del sector público llevan cuatro meses sin cobrar. Europa proclama que no dejará pasar hambre a los palestinos, pero indirectamente está llevando al pueblo palestino hacia la inanición al ayudar a Israel en su proyecto de desestabilización de la situación, y al prestar más apoyo a Israel, presionar a los palestinos y chantajear a nuestro gobierno electo.

Resulta muy lamentable que la comunidad internacional castigue colectivamente a los palestinos por haber llevado a cabo el proceso democrático de elegir a sus propios representantes, y es muy irónico que se imponga sanciones a los ocupados, no a los ocupantes.
El mundo "liberal", "democrático", que se ha dedicado a predicar la democracia, ahora reniega de nosotros y justifica el plan unilateral de Olmert reconociéndole como parte de la hoja de ruta, cuando está en la contradicción total con las reglas del Tribunal Internacional de Justicia y con el derecho internacional.
Israel se niega a reconocer que existe un interlocutor socio palestino, y la comunidad internacional, dirigida por los Estados Unidos,  no cuestiona esta actitud. Israel siempre ha hecho lo mismo para justificar sus políticas. Aunque Fatah hubiese ganado las elecciones parlamentarias de enero, Ariel Sharon o Ehud Olmert no habrían cambiado la política porque Israel no está interesado en la paz, pero en controlar la tierra y expulsar a los palestinos.

Durante casi diez años, el presidente Arafat mantuvo una larga y ardua trayectoria de negociaciones con Israel. ¿Cuál fue el resultado? Israel ocupó más tierra, instaló a más colonos en los Territorios Ocupados y aumentó el número de puestos de control militares.
Finalmente, Israel estranguló económicamente a los palestinos, aisló a nuestro presidente y puso fina su vida confinándolo durante tres años en una habitación. Israel hizo todo esto durante lo que denominaban un "proceso de paz".
Benjamin Netanyahu ha dicho recientemente que el ejército israelí era capaz de destruir Gaza y erradicar a toda su población. Declaraciones como ésta, emitidas por altos funcionarios israelíes, reflejan lo lejos que están dispuestos a llegar para destruir a los palestinos utilizando las presiones e incursiones militares.

El gobierno británico debe actuar independientemente, sin comportarse como lacayo de la política de Estados Unidos, y la comunidad internacional debe detener las masacres perpetradas por Israel, levantar el bloqueo económico y presionar a Israel para que vuelva a la mesa de negociación, abandonando la declaración retórica de que no hay un interlocutor palestino.
No habrá ningún avance si la comunidad internacional no desempeña un papel positivo en la creación de un Estado palestino viable e independiente, y crea para los palestinos las condiciones económicas, políticas y de seguridad que puedan conducir a ello. Tendrán lugar más matanza y convulsiones violentas, ya que en ese caso los palestinos podrían caer en la desesperación si el único camino que les queda es la lucha por la existencia contra la ocupación.
Si hay voluntad política entre la comunidad internacional, Israel y Estados Unidos, hay una oportunidad para recuperar la hoja de ruta, demoler el muro y evacuar los asentamientos. La comunidad internacional debe presionar a Israel para que asuma que no hay soluciones militares.


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