Trasversales
Sonia Tridente

El efecto Ségolène

Revista Trasversales número 4,  versión electrónica, otoño 2006



Me alegro de que haya ganado Ségolène y de cómo ha ganado.

Me alegro de que lo haya hecho en un proceso democrático y abierto a la sociedad, opuesto a los métodos de autoselección de las cúpulas habituales en España, aunque aún no hayan tenido voto quienes desean apoyar las candidaturas socialistas sin pertenecer al partido.

Me alegro porque ella es la única persona que, no sólo según los sondeos de opinión sino también y sobre todo según las dinámicas sociales, estará en condiciones de derrotar a la derecha agrupando en la primera o en la segunda vuelta el voto de quienes desean un cambio y no han perdido la cabeza hasta el punto de preferir lo peor.

Me alegro porque su candidatura ha movilizado e incorporado a la acción política a muchas personas, sobre todo mujeres, que se mantenían (¿o más bien "a las que se mantenía"?) alejadas de ella por su carácter partitocrático, competitivo, cupular y aburrido.

Me alegro porque su presencia ha puesto sobre el tapete la urgencia de inventar nuevas formas de participación y creatividad político-social ante el declive inevitable de una concepción de la democracia exclusivamente parlamentaria y representativa.

Me alegro de que el 80% de las socialistas y de los socialistas franceses haya entendido de que la pregunta "¿Quién cuidará a sus hijos?" o que la idea de que la preocupación por el medio ambiente "es cosa de mujeres" no son más que estupides reaccionarias.

Me alegro de que emerja a la superficie un tipo de políticos imperfectos, naif, "ingenuos" según muchos, estilo Zapatero, Ségolène, Bachelet, Merkel incluso en el "bando contrario".

Me alegro de poder alegrarme. Me alegro de que Ségolène no tenga respuestas para todo, como no las tengo yo, y también de no compartir algunas de las que ha dado. No creo en "programas" milagreros ni jefes infalibles. Creo en la voluntad de transformación, en la disposición al diálogo, en la apertura a la imaginación y a la creatividad social.

Estoy contenta. Me gusta Ségolène. Sin fanatismo ni culto. Ya veremos cómo se comporta.


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