Quería invitaros a todos a reflexionar algunos minutos sobre el impacto internacional que tendría -que tendrá- la elección de Ségolène Royal como presidenta de la República.

Pensad en todas las mujeres del mundo que vivirán este acontecimiento como una victoria personal sobre las humillaciones que sufren cada día.
Por todas aquellas para las que esto sería una esperanza, un aliento en su vida cotidiana y en la proyección de un porvenir "posible", incluyendo a las mujeres de los países occidentales aún afectados por machismos no siempre reconocidos.
Por la confianza que dará a las jóvenes y a sus madres en todos los países, sean o no democráticos.

Ella es joven, bella, mujer, madre y feliz de serlo. Su voluntad, su inteligencia y su intenso trabajo la van a llevar hasta el más alto cargo de un país que siempre lleva por el mundo los valores de la libertad y de la fraternidad.
Ahora, ella va a encarnar la igualdad. La igualdad entre los sexos, ¡la verdadera revolución!

Ella va a representar un momento crucial para todas las mujeres del mundo. Ella va a encarnar un ejemplo.
Como yo vivo en un país extranjero en el que las mujeres no siempre son respetadas, en el que muchas no reciben ningún tipo de educación y tienen que usar su cuerpo para sobrevivir, me sentiría orgullosa en mayo de 2007 de poder decir que en Francia el jefe del Estado es una mujer, y que a partir de ahora ya nada nos es imposible.