Trasversales
José Manuel Roca

La contra

Revista Trasversales número 5,  versión electrónica, invierno 2006-2007


 
Banderas preconstitucionales y carlistas, boinas rojas, falangistas que dicen que hay que pasar a la acción, pancartas con insultos a Zapatero, gritos denunciando la presunta traición del gobierno, apoyo episcopal y mucha gente indignada, que, movida por las mentiras de una propaganda machacona, cree que el Gobierno ha enviado a su casa al asesino de 25 personas. La base social del franquismo está en la calle. Ha estallado la contrarrevolución.

El largo proceso involutivo de la derecha española ha llevado al Partido Popular a un enardecimiento creciente, del que parece incapaz de desprenderse. En primer lugar, porque supone avanzar en el camino reaccionario trazado por Aznar, y en la estrategia puesta en marcha tras la derrota electoral de 2004, para desgastar al Gobierno socialista, despreciando los costes sociales e institucionales que pudieran derivarse de una actitud tan desleal.
Y en segundo lugar, porque la lucha directa contra el Gobierno, encubierta con diversos subterfugios, permite mantener unido al partido y exigir una adhesión inquebrantable ante una pretendida situación de emergencia, que es utilizada como defensa por un equipo repetidamente derrotado en las urnas (Rajoy es el dirigente de la derecha peor valorado en la etapa democrática).

Fracasados los intentos del periodismo amarillo (la furgoneta, la Orquesta Mondragón, la mochila, el ácido bórico, el titadyne, el temporizador, etc) para invalidar la instrucción del sumario del 11-M, las primeras jornadas del macro juicio han dejado en evidencia esas patrañas y mostrado que no existe conexión alguna entre ETA y los autores de la matanza de Madrid.
Mantener activo ese frente ya no le interesa al PP, por lo cual ha decidido volcarse en la lucha contra el terrorismo como frente principal para erosionar al Gobierno. En estas circunstancias, la huelga de De Juana y su desenlace han proporcionado un balón de oxígeno a las fuerzas reaccionarias.

Después de tres años de esconderse en las manifestaciones convocadas por la Asociación de Víctimas que preside el exaltado Alcaraz, el Foro de Ermua y otras asociaciones afines, el PP ha decidido convocar directamente a los <españoles> a iniciar una rebelión cívica contra el Gobierno (la rebelión militar aún no está en el orden del día, que sepamos) para desgastarle de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas y obligarle a convocar las  generales antes de que concluya el juicio del 11-M, porque si las sentencias condenaran como culpables a los 29 encausados quedaría bien claro que la torticera intención del Gobierno de Aznar, Rajoy, Acebes y Zaplana era ganar las elecciones generales de marzo de 2004 confundiendo a los ciudadanos sobre quienes fueron los autores de los atentados del día 11.

Entramos, pues, en una nueva etapa, en la que seguramente los dirigentes del PP hagan crecer el clima de crispación.
Convendría que en mayo recibieran una ducha fría para rebajarles la calentura.

Trasversales