Marzo está siendo un mes que camina firmemente hacia la no discriminación. El primer día del mes, se aprobó en el Congreso de los Diputados la Ley de Idéntidad de Género (que el PP no apoyó, en contra de lo que hizo en el Senado), y ayer, 15 de marzo, las Cortes Generales dieron el visto bueno a la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres (en esta ocasión, el PP se abstuvo). Alguna alegría nos teníamos que llevar pal cuerpo.
Que no son leyes perfectas, ya, vale, ¿y? Probablemente nunca ninguna lo sea lo suficiente, pero son un gran avance frente al vacío legal, o sea, frente a la indefensión.

Todavía escucho constantemente que las personas transexuales son maricones (y que eso ya está legislao). ¡Por favor! Maricones somos muchos, pero no todos transexuales; y transexuales son bastantes, pero no todos homosexuales. Hay que saber, al menos, de qué estamos hablando. Qué agotamiento, de verdad. Recomiendo el documental El camino de Moisés, de Cecilia Barriga (2002), para civilizarse un poco, que no hay nada más peligroso que la ignorancia (en Polonia andan sobradísimos).

Otra. Es más que evidente que muchos van a criticar lo de las cuotas de participación de mujeres en consejos de administración y demás, pero es que, señores, las mujeres brillamos por nuestra ausencia en la parte superior de la pirámide de poder de decisión (y no porque seamos inútiles, que lo seremos en la misma medida que los hombres, ni más ni menos, sino porque el machismo en este país es jodidamente grande todavía).

"He trabajado para que en este país los hombres encuentren a las mujeres en todas partes y no sólo donde ellos vayan a buscarlas."