Trasversales
Benjamín Lajo Cosido

¿Posibilismo libertario?

Revista Trasversales número 6,  primavera 2007, versión electrónica

Benjamín Lajo es escritor e investigador



Quizás esta reflexión que planteo, sea difícil de digerir entre el mundo libertario, sobre todos los que sienten La Idea como algo inamovible. De ante mano, advierto al lector ocasional, que yo tampoco lo tengo nada claro. Me limito, eso pretendo, a exponerla, con la intención de compartirla, de debatirla. Algo muy saludable para los tiempos que corren, en los que apenas disponemos de cinco minutos de relajada reflexión y de sosegada meditación. Todo va muy deprisa...

Cuando se habla de Posibilismo Libertario es inevitable pensar en el cuestionado Manifiesto de los Treinta, o en el no menos polémico libertario, Félix Morga Rocardio, quien fue alcalde de Nájera (la Rioja) y fusilado en 1936, por los franquistas, tras iniciarse la sublevación. En el Manifiesto de los Treinta, que los firmaron entre otros, Ángel Pestaña o Juan Peiró, se plantea un paréntesis en los principios anarquistas para alcanzar acuerdos con los partidos políticos de izquierda. No tener representación parlamentaria, conlleva a estar en inferioridad política a quienes nos sentimos libertarios. Posiblemente, por eso Gregorio Jover, propuso crear el Partido Obrero del Trabajo. Nadie duda de su talante revolucionario, contrastado junto a otros revolucionarios como fueron Durruti o Ascaso. No eran menos anarquistas por eso. Creo que vieron el problema que les generaba tal ausencia de representación parlamentaria.

Hoy, hay sindicatos como la Confederación General del Trabajo, que se acogen a las elecciones laborales para poder cubrir en las empresas la representación del Movimiento Libertario. Con esto quiero decir, que si hubo ministros anarquistas en 1936, en plena contienda, los hubo porque las necesidades lo exigían. Como dijo Durruti: Renunciamos a todo menos a la victoria. Aquellos anarquistas históricos, sabían que la prioridad en esos duros momentos era frenar la sublevación. Decidieron dejar a un lado La Idea, a buen recaudo, hasta que de nuevo se dieran las circunstancias para retomarla y seguir defendiendo los principios, que sin dudar abrazaron.

Hoy, en 2007, tenemos ante nosotros de nuevo la interrogante sobre qué debemos hacer. Mantenernos al margen como en las elecciones de 1931, que, verbigracia, dieron el gobierno a la Derecha. O, caminar en paralelo con los partidos democráticos, para frenar la soberbia que esa derecha de antaño, ha vuelto a resurgir, heredada por los Aznar, los Rajoy o los Acebes. (Disculpen, voy al baño a vomitar) Como iba diciendo antes de las arcadas, el eterno dilema está servido. Hace unas horas, hemos regresado mi compañera y yo, de honrar la memoria de los caídos republicanos, fusilados en Paterna (Valencia) por los franquistas. Entre ellos, un abuelo: el abuelo Manuel. Cuando hemos llegado al cementerio de Paterna, banderas tricolores de la República, la bandera de Abril que se dice ahora, ondeaban en una mañana gris y lluviosa. Nosotros, nos hemos colocado al llegar, nuestras gorras, rojo y negra. Acudíamos, como otros años, a, como he dicho, honrar a los nuestros; es decir, a todos los que cayeron ante los pelotones de fusilamiento. Nos da igual de qué partido fueran. De lo que todos pueden estar seguros, que no había nadie de PP entre los asistentes. Reflexionen ustedes mismos.


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