La apuesta del PP por la privatización de servicios esenciales ha supuesto un deterioro creciente de la sanidad pública y de la educación en la Comunidad de Madrid. La vivienda sigue siendo un bien inaccesible para miles de jóvenes y una carga que lastra la economía familiar de la población madrileña e inmigrante.

Por lo que a la capital se refiere, la financiación de las grandes obras de infraestructuras han supuesto una grave hipoteca para la acción municipal de los próximos años, anteponiéndose a las necesidades más perentorias de buena parte de la población y a la adecuación de los servicios públicos, muy especialmente del transporte urbano.

El resultado de las próximas elecciones influirá sin duda en la continuidad o la corrección de estas políticas municipales y autonómicas, pero no son los únicos elementos a considerar ante las mismas. Es más, el comportamiento del PP, ya en los últimos años de su gobierno, y especialmente desde que la burda manipulación de los atentados del 11-M les llevó a la oposición, ha teñido el ambiente político de crispación, y contribuye transformar la inminente cita con las urnas en unas primarias ante las próximas elecciones generales.

La actuación del PP durante estos años se ha caracterizado por lo siguiente:

• Se ha instalado en la mentira permanente. Mintió para justificar su apoyo a la guerra de Irak y mintió para rentabilizar electoralmente la tragedia del 11-M. Desde entonces, ha desplegado, y sostiene aún, un conjunto de maniobras para mantener en el engaño a buena parte de su apoyo electoral, entorpeciendo primero la actividad parlamentaria y luego la acción de la justicia. A la gravedad de tales mentiras se suma la falta de escrúpulos ante el dolor de las víctimas.
• La instrumentalización permanente del terrorismo y de las víctimas de ETA se ha convertido en uno de los ejes centrales de su política de oposición. A la deslealtad de este comportamiento también se suma la hipocresía para enmascarar las iniciativas que impulsó desde el gobierno en las negociaciones con ETA del año 98.
• Frente a la necesaria búsqueda de acuerdos para afrontar las demandadas reformas estatutarias, se ha anclado en una política que muestra una rancia e impositiva visión de la unidad de España, promoviendo el sectarismo y el enfrentamiento intercomunitario.
• La manipulación informativa no parece tener límites. Las mentiras, las verdades a medias, o el uso fraudulento de imágenes o noticias que nada tienen que ver con el asunto de que se trate, han jalonado la actuación del PP. La televisión pública madrileña destaca especialmente como ejemplo de esta política manipuladora.
• En los últimos meses estamos viendo al PP afanado en una incesante labor sea de manipulación sin escrúpulos, sea de acoso, de las instituciones del Estado.

El todo vale del PP para desalojar al PSOE del gobierno muestra un inquietante talante antidemocrático y genera un ambiente de crispación gratuito y pernicioso que hace peligrar la convivencia y amenaza los valores cívicos. La impunidad política de tales comportamientos es un grave precedente para el futuro del país.

Por todo ello, creemos que no es indiferente el resultado de las elecciones. Sin desconsiderar los problemas que podamos ver en otros programas y candidaturas, concretamente del PSOE y de IU, el hecho de que puedan desplazar al PP del gobierno del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, nos lleva a creer necesario apoyarlas para contribuir a que ello sea posible, y a llamar a la participación a fin de que la abstención no favorezca el apoyo que sin duda todavía va a mantener este rancio partido de la derecha española.