Trasversales
llamamiento de 150 intelectuales sirios

Siria destruida, símbolo del mundo actual


Revista Trasversales número 39, octubre 2016




Un grupo de 150 intelectuales sirios, compuesto mayoritariamente por escritores, artistas, académicos y periodistas, autodefinidos como oponentes laicos y democráticos al régimen sirio, han publicado este llamamiento para expresar su condena del papel que han jugado Washington y Moscú en su país. Los firmantes incluyen personalidades mundialmente conocidas como el profesor de la Sorbona Burhan Ghalioun, que fue el primer presidente del Consejo Nacional Sirio en 2011-2012, el premiado novelista Samar Yazbek, cuyos trabajos están publicados en muchas lenguas, el famoso intelectual sirio Sadik Jalal Al-Azm; el escritor Farouk Mardam-Bey, que editó la colección más importante dedicada al mundo árabe en Francia; el dramaturgo Mohammad Al-Attar y Yassin al-Haj Saleh, una eminente voz independiente de la oposición siria.

Los abajo firmantes somos escritores, artistas, académicos y periodistas laicos y democráticos que nos hemos opuesto al tiránico régimen de los Assad durante años, algunos durante décadas. Hemos participado en la lucha a favor de la libertad y la justicia en nuestro país, en nuestra región y en todo el mundo. Condenamos sin reserva, y de la manera más rotunda, la manera en que la URSS y EEUU intervienen en nuestro país.

Al menos desde 2013, ambas potencias están trabajando para etiquetar la lucha de liberación del pueblo sirio bajo la rúbrica de “guerra contra el terrorismo”. Dicha “guerra contra el terrorismo” no ha conseguido una sola victoria desde su puesta en marcha, mientras que sin embargo ya ha destruido varios países. Hace tres años, estas dos naciones imperialistas firmaron un acuerdo delictivo sobre armamento químico que solventaba un problema para Estados Unidos, Israel y Rusia, y hasta para el régimen de los Assad, que acababa de asesinar 1466 ciudadanos sirios. Dicho acuerdo no resolvía ninguno de los problemas del pueblo sirio. En vez de ello, daba rienda suelta a un régimen extremadamente criminal que mata sirios, destruye sus ciudades y comunidades y los envía al exilio.

Dicho acuerdo demuestra ser un regalo impagable para grupos nihilistas islámicos como Daesh y Jabaht an Nusra. Tres años después de este despreciable acuerdo, con un balance de más de medio millón de muertos en Siria al día de hoy, rusos y estadounidenses han acordado congelar la actual situación para que los dos poderes militares puedan llevar adelante su guerra sin fin contra “el terrorismo”. El acuerdo no dice nada sobre la innombrable cantidad de detenidos mantenidos en condiciones brutales, y no incluye ningún llamamiento para levantar el asedio de las áreas sitiadas, ni sobre la retirada de Irán, ni de la milicia Hezbollah, ni de ninguna otra milicia sectaria. No aparece ninguna referenciaal concepto de una nueva Siria democrática. Tampoco se restringen los planes bélicos de Bashar al-Assad de mantener e incrementar los bombardeos, lo que queda pospuesto a un futuro acuerdo entre EEUU y Rusia. Ello no solo muestra la completa falta de sentido moral de ambos equipos negociadores, sino que expone la degradación de la política de ambos países y el nivel rastrero de las personalidades públicas de las dos naciones más poderosas del mundo actual.

Nuestra indignación contra dicho acuerdo y sus autores no tiene límites, y los censuramos de la manera más absoluta. Estamos asimismo en desacuerdo con la actitud de Naciones Unidas y nos indigna que hayan financiado a la oligarquía criminal de los Assad y a sus compinches en la guerra contra los sirios.

Como escritores, artistas y periodistas sirios, consideramos que el mundo actual está cayendo en un entumecimiento ético. Los niveles de miedo y odio asciendan en paralelo con la visibilidad de políticos que fomnetan esos mismos sentimientos de miedo, odio, y aislacionismo. La democracia retrocede en todo el mundo, mientras que la vigilancia, el control, y el miedo abundan y avanzan. No creemos que nuestro destino esté fatalmente definido, sino que esta situación es el resultado de las peligrosas decisiones tomadas por las peligrosas élites políticas gobernantes, y creemos que debemos trabajar conjuntamente para alzar nuestra voz en oposición a ellos, ahora y todas las veces que podamos.

Una Siria destruida es el símbolo del actual estado del mundo. La revolución siria se ha roto al chocar con el duro muro de la comunidad internacional, no sólo al chocar contra el muro de las fuerzas alineadas con el fascismo de los Assad. Esta comunidad internacional permite que políticos como Obama y Putin, junto con sus agentes y clones, gente sin ningún sentido de humanidad, tomen decisiones que violan nuestro derecho de autodeterminación, de construir nuestro destino como individuos, como grupos y también como nación. No les hemos elegido, y no tenemos acceso a ningún mecanismo para pedirles que rindan cuentas por lo que hacen. Este injusto sistema se opone ferozmente a la democracia. Por tanto debe cambiarse.

Desgraciadamente, no parece haber conciencia de cuan peligrosa se ha vuelto la realidad. Muchas personas, especialmente en las sociedades occidentales, prefieren esconderse tras teorías fatalistas basadas en la religión o en la cultura, cuando no atribuyen los hechos al cambio climático. Esto explica por qué una mala situación se ha convertido en algo mucho peor, y absuelve de paso de sus responsabilidades políticas a la élite en el poder, incluyendo a Bashar al-Assad y sus gángsteres.

Este mundo debe cambiar. En cinco años y medio, ha permitido la destrucción de una de las más antiguas cunas de la civilización. El mundo es hoy día un problema sirio, tanto como Siria es un problema mundial. Y en nombre de todo el mundo, en nombre de todos nosotros, hacemos un llamamiento para condenar a los políticos responsables de este desastre y para denunciarles como asesinos nihilistas y terroristas, de forma similar a sus archirrivales del campo nihilista islámico