Los votantes que hace dos años llevaron a Maragall a la Presidencia de la Generalitat, y hace uno y medio a Zapatero a presidir el Gobierno español, apenas pueden ocultar su desconcierto tras la sarracina organizada por el Partido Popular a propósito del proyecto de nuevo Estatuto de Cataluña.
Por fortuna, hoy no hay motivo para que nos duela ni España ni Cataluña. Nos duele y rechazamos el terrorismo criminal de ETA. Nos duele la violencia de género y la elevada siniestralidad laboral. Pero no vemos dramatismo alguno en el proceso político de reforma del Estatuto catalán. Una reforma que exige el consenso de dos parlamentos y un referéndum en Cataluña garantiza que no habrá imposiciones unilaterales que pudieran cuestionar la unidad de España, el autogobierno de Cataluña o la igualdad en aquellos derechos de los que debe gozar toda persona con independencia del territorio en que habite.
Autogobernarse y organizar adecuadamente la pluralidad del Estado español y la interdependencia de sus pueblos y naciones es el deseo de la mayoría de los ciudadanos de España. TODA ESPAÑA ES CATALUNYA.

Desde nuestra propia diversidad, pedimos a los diputados de esas dos mayorías parlamentarias que, evitando posturas maximalistas y cerradas al pacto y el diálogo, hagan un esfuerzo (tanto como sea necesario) para llegar a una redacción final del Estatuto que satisfaga a una gran mayoría de los ciudadanos y de sus respectivos votantes, alcanzando acuerdos razonables en aquellos temas que, como financiación o competencias, son de interés común. Se lo pedimos recordándoles que es mucho lo que está en juego:

- El sentimiento mutuo de admiración y respeto entre los catalanes y el resto de los españoles.
- La propia posibilidad de que nazca finalmente un nuevo Estatuto de Cataluña.
- Y, quizá, la propia continuidad de las experiencias de gobiernos progresistas en Cataluña y en España.

Una España moderna y plural donde lo esencial sean los ciudadanos y sus derechos es incompatible con el catastrofismo y la falsificación. Tenemos el firme convencimiento de que diversos sentimientos de identidad nacional -española, catalana u otra, varias de ellas o ninguna- pueden convivir democrática y solidariamente en espacios políticos comunes regidos por la voluntad de quienes los componemos en tanto que ciudadanos y ciudadanas.
No cedamos a la demagogia de quienes pretenden hacer de la mentira y el enfrentamiento el eje de su acción política, ni facilitemos el retorno de unos modos de gobernar afortunadamente superados. Alcancemos un acuerdo para el nuevo Estatuto de Cataluña y redoblemos el impulso de cambio.

José Luis Sampedro; Rosa Regás; Beatriz Gimeno; José Manuel Caballero Bonald; Olga Lucas; Suso de Toro; Lucía Álvarez; José Miguel Monzón (Gran Wyoming); Elena Arnedo; Ramón Cotarelo; Jose Luis Rodríguez Fernández ("Jordán"); Boti García Rodrigo; Ramón Márquez; Teresa Fernández Villarejo; Antonio Albarrán; Fernando Íñiguez; Carmen Segura Iglesias; Ninetto y Absurdino; Mª Jesús Vara Miranda; Joan Lluís Montané; Francis Tarazaga; Isabel Alonso Cuervo; Benjamín Forcano; Enrique del Olmo... y cientos de firmas más.  Más información.