Trasversales
José Luis Redondo

Derechos y diversidad

Revista Trasversales número 3,  verano 2006

Reseña del libro Derechos humanos y diversidad cultural: Globalización de las culturas y derechos humanos, José Vidal Beneyto (ed.), Editorial Icaria. Andrazyt. 2006



Este libro recoge 20 artículos con una introducción de Vidal Beneyto que glosa los  contenidos de cada uno, lo que resulta bastante util. Artículos  de autores procedentes de muy diversas tradiciones culturales, unos más interesantes y otros más formalistas. No existe una convergencia, sino un conjunto de voces plurales que manifiestan la importancia y la actualidad de los Derechos Humanos, la conflictividad que encierran, el contraste entre su carácter universal y la diversidad cultural, así como la dificultad de que lleguen a ser normas aplicables jurídicamente. No es precisamente una obra de lectura continuada, de consulta de aquellos artículos que interesen en un momento determinado.
Tras la introducción, el libro se articula en cinco capítulos.
I Universalidad-Civilizaciones y derechos de las personas plantea el contraste entre diversidad y universalidad, tanto desde enfoques occidentales como africanos y asiáticos.
II Indivisibilidad-Diversidad cultural y minorías reflexiona sobre la unidad esencial de los Derechos Humanos por encima de su diversidad, la relación con religiones como el Islam, la diversidad lingüística y los derechos de las minorías.
III Titularidad-Derechos Humanos de los individuos y de los pueblos explora la relación conflictiva entre derechos individuales, de los estados y de los pueblos, así como las condiciones de legitimidad y de injerencia.
IV Efectividad-realización de los Derechos Humanos en sectores específicos relaciona los Derechos con las sanciones, las migraciones, los grupos de riesgo (enfermos de sida) y la impunidad de su violación ante los organismos actualmente existentes.
V Prácticas-Democracia y Derechos Humanos relaciona los Derechos con el Estado de derecho, con la extensión de la democracia y los relaciona con la integridad, libertad e igualdad como aspiraciones universales
Merece la pena resaltar, en el contexto de la reciente crisis de las caricaturas de Mahoma, la difícil comprensión que se tiene desde algunas culturas de los Derechos Humanos según están  formulados por la ONU. Desde otras culturas se consideran fruto de la tradición occidental, con momentos decisivos como la revolución francesa y norteamericana, tanto en su contenido como en su formulación.
Los artículos de Don Naujira y Stétié resaltan que en la tradición occidental se insiste en el cumplimiento de los derechos civiles pero no se aplican los económicos y sociales que son los que más interesan en África. Se pretende que el Corán ya los contiene aunque Bahey el Din Asan reconoce que el concepto de tolerancia no está en la tradición islámica.
Desde culturas que no han elaborado, en sentido material, conceptos como autonomía individual, laicismo, separación de Estado y sociedad, piden encontrar formulaciones desde sus tradiciones. Más todavía cuando las formulaciones occidentales se han llevado junto con las agresiones coloniales y están presentes en la conciencia de sus gentes.
Desde África se resalta la importancia de lo comunitario versus lo individual a diferencia de nuestra cultura, desde América Latina se subraya los derechos de los pueblos indígenas. Igualmente se denuncia la dominancia de algunas lenguas en las instituciones internacionales y la pérdida de diversidad de conceptos propios de lenguas minoritarias.
Otro punto de vista es la dificultad de convertir los Derechos Humanos en operativos. Mbuyi Kabunda-Bad plantea que la injerencia no depende fundamentalmente de los genocidios y violaciones sino del Estado que los hace, no se persigue a Estados como EEUU o China. Se resalta la debilidad de la ONU para aplicar los Derechos, y su utilización por las grandes potencias.
Tomasevski expone que entre beneficiar a las víctimas o castigar a los infractores se opta por esto último. Se usa una cadena de acciones que comienzan con la denuncia pasando por las sanciones y llegando a la intervención militar. Además del partidismo de las sanciones, éstas castigan la mayor parte de las veces a la población que es víctima de los abusos. Se llega a decir que el Norte sanciona y el Sur es sancionado. Se hace pagar a las poblaciones los delitos de sus dirigentes. Puede reflexionarse sobre los acontecimientos en Irak y próximamente en  Irán.
Prudencio García explora los organismos jurídicos que pueden juzgar las violaciones acabando con la Corte Penal Internacional de 2002, que sin embargo no aceptan países como EEUU, China o India. Sin embargo está progresando una opinión pública internacional a favor de la aplicación jurídica de los Derechos Humanos.
Francisco Rubio Llorente plantea que son necesarias instituciones de control desde las que pueda exigirse el respeto de los Derechos o su no violación por los Estados. Se trata de velar por el Estado de derecho, pero no se podría imponer, desde estas instituciones, el Estado justo.
Yadhi Ben Achour resalta que por encima de las distintas justificaciones culturales la humanidad ha llegado a una necesidad universal de libertad e igualdad, de respeto a la integridad física, cultural, lingüística... Las tradiciones que llevan a este espíritu de justicia son muy diversas pero se han ido afirmando en los momentos históricos negativos, como la lucha contra la esclavitud, el colonialismo o la guerra.
Hay otros muchos artículos, pero el conjunto de la obra permite repensar la complejidad que hay en la afirmación de la universalidad de los Derechos Humanos, en su extensión a toda la humanidad, en su enfrentamiento con las diferentes culturas y pueblos. Si los Derechos Humanos aparecen como una bandera, también lo hace la de su difícil aplicación, forman un programa de desarrollo para cuyo reinado falta mucho camino por andar.


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