Trasversales
Ramón Sánchez Viedma, Joanma Torres, Mariano Nieto, Luis Sáenz

Por ser hombre no eres más
Por ser macho si eres menos


Revista Trasversales número 5,  invierno 2006-2007

Este documento es un mosaico de breves comentarios realizados por cuatro miembros del colectivo Hombres contra la desigualdad de género


 

DOMINIO.  “Hay hombres que maltratan a las mujeres y eso está muy mal, pero yo no soy así. Además, también hay mujeres que maltratan a hombres. Lo que importa es la persona”. Cuento de clase dominante que no renuncia a serlo. Claro que no todos somos “tan así”, pero la violencia física es la forma más extrema de un ánimo de dominación muy generalizado, al que nos cuesta renunciar porque tenemos privilegios. No somos víctimas. Me gustan los hombres que lloran, pero no finjamos llorar por lo mucho que nos perdemos a causa del rol social de lo “masculino”.  En la desigualdad entre mujeres y hombres, nosotros, hombres, somos los privilegiados. Varios de esos privilegios son una mierda... pero una mierda a la que nos aferramos de forma interesada.
La educación machista recibida no nos da derecho a seguir aprovechándonos. Lo que llevamos tan dentro nos sale cuando menos lo esperábamos y nos avergüenza cuando pensamos en ello. Quizá nos siga pasando en ocasiones.  Pero no lo justifiquemos. Las mujeres ya no admiten ser postergadas y no tenemos derecho a pedir que esperen... nuestra “rehabilitación”. Sabemos lo que debemos hacer, aunque no siempre lo hagamos.
Luis Sáenz

MASCULINIDADES. ¿Moda? ¿Maneras de ser hombre? ¿Estamos cambiando? Los hombres tenemos que hablar, reflexionar. Las mujeres han evolucionado mucho, ¿en qué lugar quedamos? El hombre se cuida, hay modas que definen un hombre diferente y varias maneras de serlo. ¿Ese cambio nos llevará a una sociedad más igualitaria?
Estamos en la prehistoria de esa evolucion. "¿Para qué vamos a cambiar si estamos bien?". No sabemos que quieren las mujeres ni nos interesa saberlo. Para avanzar, hemos de cuestionarnos tantas cosas y tan duras… Tarea un tanto difícil, estamos en ello, lentos y pocos, pero hay cierta luz y algunos grupos de hombres trabajan en este sentido.
Las nuevas masculinidades no han de ser una moda, han de ser un hecho, frente a la actual única manera de ser hombre, más o menos machista.
El hombre sensible existe, el hombre cuidador existe, el hombre no violento existe, quizá lo llevemos dentro todos, pero no sabemos expresarlo.
Las leyes están muy bien pero no van a solucionar el problema, la solucion está en nosotros, sacando lo que hemos reprimido, hablando de tú a tú, de nuestras miserias y de nuestras virtudes. Por valores democráticos de justicia, solidaridad y libertad, estamos obligados a hacerlo.
Joanma Torres

COMPROMISO
- Ya sabes que a las 6 tenemos reunión para revisar las previsiones.
- Siempre la misma historia, ¿no sabéis poner las reuniones a una hora normal? Yo no me puedo quedar, mi hija pequeña sale de judo y tengo que recogerla y encargarme de ella.
- No es la primera vez... ¿qué le pasa a tu mujer?
- No le pasa nada, ¿por qué?
- ¿Tu mujer no trabajaba sólo por las mañanas?
- ¿y?
- No, nada. ¿Y no tenéis a nadie que se encargue?
- Decidimos tener hijos, cuidarlos y disfrutarlos, así que no quiero delegar en nadie y desde el principio me ocupo de ellos la mitad del tiempo.
- Me parece muy bien, pero aquí el que no progresa va para atrás y para progresar se exige un compromiso total con la empresa.
- Yo soy tan responsable de mi trabajo como cualquiera. Y mi contrato no dice nada de no tener hijos o de dedicación absoluta a la empresa.
- Tú sabrás, pero si no hay compromiso...
- Estoy cansado de la misma presión siempre. Por ser hombre, mi vida no se reduce al trabajo.
Mariano Nieto Navarro


MIRADAS. Me suelen gustar los momentos que caben entre las manos porque creo que condensan una buena parte de nuestra cotidianeidad. En una reunión de amigos hablamos de miradas. De paso, les doy las gracias por darme un buen pretexto para escribir.
Voy en el metro y mis ojos deambulan por el paisaje subterráneo de caras e indumentarias. Me paro en unos ojos y notan mi presencia y se vuelven para saber qué pasa. Nos encontramos. Nos encontramos bien, parece que nos saludamos (qué tal). La sonrisa de la mirada se dibuja en el resto del rostro, y cada cual sigue a lo suyo: leyendo, deambulando. Nos volvemos a encontrar (vuelvo a casa; y yo). Creo que hemos abierto las puertas de la amistad. Llego a mi destino y cuando el tren me adelanta a toda velocidad nos hablamos con la boca, con la mirada, con el gesto: hasta luego.
Lástima que no siempre sea así. Lástima que las miradas masculinas sean, muchas veces, de dominación. Lástima que muchas veces tengamos que bajar los ojos ante la mirada de otra persona. Lástima que, muchas veces, tu mirada me deje sin la mía.
Ramón Sánchez Viedma


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