Trasversales
Vicent Álvarez

A vueltas con España

Revista Trasversales número 5,  invierno 2006-2007


 
Este es el título de un reciente libro de Ignacio Sotelo, un libro de ensayos que tienen como común denominador reflexionar sobre España, una realidad controvertida, a la que el autor considera como proyecto inacabado de construir un estado moderno. Estas notas no pretenden resumir el libro, sino recomendar su lectura y destacar y comentar algunos puntos de especial relevancia. Como el autor previene se trata de una serie de consideraciones subjetivas, con una temática variada que se remite al pasado y al presente, aportando propuestas de futuro, desde la independencia del intelectual comprometido.
Para Sotelo, la consideración de la España moderna o contemporánea debe partir de la guerra de sucesión, que a su juicio podría llamarse de “secesión” dado el comportamiento de Cataluña y Valencia, porque con los borbones se introduce un nuevo proyecto de estado unitario, según el modelo del absolutismo francés, que no acabó de consolidarse, fracasando tanto ese modelo unitario como los fugaces intentos de federalismo. La integración europea rebaja la trancendencia de ese problema de vertebración unitaria, porque va haber una identificación europea, otra nacional con relación a España, otra regional y otra local.

La Europa diversa y nuestra  actual integración en ella marcan un elemento clave para abordar la cuestión; obviamente, hay problemas, pero Las dificultades para definir a España son similares a las que hemos encontrado en Europa: en ambos casos, tal vez siempre sea así, se trata de una unidad de fondo que se muestra en la variedad de sus formas. De España como de Europa, sólo se puede hablar en plural: las Europas y las Españas. Europa nos es imprescindible, como cultura y como proyecto más amplio.
Como se puede observar, desde un planteamiento alejado de las posiciones periféricas, que han sido las más críticas con el modelo unitario de estado, se está apuntando hacia una visión del problema que coincide con las tesis de quienes defendemos una Europa de los Pueblos, y solemos quedar clasificados como nacionalistas. Como conclusión, el autor reitera que partimos del supuesto de que con una mayor integración económica, política y social cada cultura podrá ser cada vez más ella misma. La unificación económica, política y social de Europa debe favorecer su diversificación cultural, y no debe ser la fuerza centrípeta que aniquile la originalidad de cada cultura porque la premisa que nos une a los europeos es que no tenemos otra forma de serlo cabalmente que siendo valencianos, gallegos, catalanes, castellanos, andaluces….

Sorprende pues esa amplitud de miras, esa apertura hacia una visión del problema del estado desde la premisa de la pluralidad y la convergencia. En este momento, en el cual se están resucitando, con claro interés, el fantasma secesionista, reavivando el antinacionalismo, desde el españolismo de siempre, la serena reflexión que nos ofrece Sotelo es como un viento fresco, como una invitación al debate racional, a ver una nueva perspectiva en el marco de una Europa plural y, a la vez, elemento de encuentro.




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