Trasversales
Immanuel Wallerstein

¿Bush emprende una huida hacia delante en Irán?

Revista Trasversales número 6,  primavera 2007

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Los comentarios de Immanuel Wallerstein (mmentr.htm), publicados dos veces al mes, son reflexiones sobre el escenario mundial contemporáneo, visto no tanto desde el punto de vista de la inmediatez de la noticia sino a largo plazo.


 
En francés existe la expresión “fuite en avant” [en castellano, “huida hacia delante”]. Una “huida hacia delante” es algo que se hace cuando uno se encuentra en situación perdedora y espera salir del atolladero a base de hacer más de lo mismo o incluso cosas peores, creando una situación tan mala en la que pueda esperarse que la gente se sienta en la obligación de apoyarte. ¿Es eso lo que Bush se propone hacer en Irán?
Sabemos dos cosas sobre el régimen de Bush. Su posición en Irak es insostenible y ahora hace frente a un cuestionamiento muy extendido, incluso en Estados Unidos. Día a día, se incrementan las peticiones que, con las más diversas procedencias, reclaman la retirada de las tropas. Y sabemos que, desde 2001, los neocon y Cheney han estado presionado para que tenga lugar un ataque militar contra Irán con el objetivo del cambiar el régimen. Así pues, éste podría ser el momento.

Los Estados Unidos han enviado su flota a la región y han puesto al frente de ella a un almirante conocido por su capacitación en lo que se refiere a ataques desde mar y aire. Casi diariamente, Estados Unidos emite declaraciones sobre supuestas fechorías iraníes. En resumen, Estados Unidos está haciendo una ostentosa demostración de poder militar. Además, son muchas las personas que parecen tomarse todo esto muy en serio. Tres militares retirados de muy alta graduación han advertido públicamente de que atacar a Irán sería una locura. Lo mismo han hecho Zbigniew Brzezinski, al que difícilmente podría calificarse como paloma, y tantos otros políticos y diplomáticos de todo el mundo. Pero Cheney ha dejado claro que el Gobierno de Estados Unidos hará lo que le plazca, sin importarles cuántos o quiénes sean sus opositores.
¿Quién podría apoyar a Estados Unidos en tal aventura? Muy pocas personas, de hecho. No, desde luego, el Congreso de Estados Unidos, aunque Bush y Cheney parecen contar con que a los Demócratas les resulte más difícil oponérseles respecto a Irán que a Irak. Tendrán la ayuda del Gobierno israelí. Y parece que ellos cuentan con la ayuda saudí, pero si es así entonces han entendido mal la postura saudí. Los saudíes, por supuesto, quieren limitar las pretensiones iraníes a una posición hegemónica en la región,  y quieren poner freno a las posibilidades de militancia chií en los estados de hegemonía sunita, ante todo en la propia Arabia Saudí. Pero los saudíes también han dejado claro que un ataque militar contra Irán perjudicaría, más que favorecería, los objetivos políticos saudíes. La activa mediación saudí en el conflicto entre Hamás y Fatah en Palestina indica que están intentando distanciarse claramente de la estrategia de Estados Unidos en Oriente Medio. Y en Europa hasta los británicos están expresando su repugnancia ante la idea de un ataque contra Irán.

Así pues, permítaseme suponer que, pese a todo esto, Bush y Cheney deciden hacer su “huida hacia delante” para intentar solventar su desastrosa situación. ¿Qué sucedería y por qué harían tal cosa?
Parece estar claro qué es lo que sucedería. Un ataque aéreo contra Irán no alcanzará el objetivo de desmantelar el programa nuclear iraní, aunque puede dañarlo. Enviar tropas, si encontrasen alguien a quien enviar, haría pagar un peaje muy alto a Estados Unidos. El Gobierno iraní se consolidaría políticamente en su país y en todo el mundo islámico. Rusos y chinos apoyarían de hecho a Irán.
Y lo peor de todo para Estados Unidos sería que aquellos que considera como sus más estrechos aliados en Irak comenzarían a reclamar a gritos la retirada inmediata de Estados Unidos del propio Irak. El ex primer ministro Ibrahim al-Jaafari ya ha comenzado a seguir ese camino. En Irak, nadie, absolutamente nadie, quisiera que Estados Unidos atacara Irán, y nadie se siente emocionalmente del lado de Estados Unidos en este asunto.

Ahora bien, Cheney es un político inteligente y creo que puede darse cuenta de todo esto. Entonces, ¿por qué, pese a todo, seguiría presionado a favor de la guerra? ¿Podríamos tomar en consideración la idea de que crear un desastre aún mayor para los Estados Unidos le parezca la mejor opción disponible para alcanzar sus verdaderos objetivos políticos?
Cheney (y Bush) saben que controlarán el Gobierno de Estados Unidos solamente por dos años más. Después, no saben quién estará en el poder, pero hay razones para que duden de que sean clones suyos. La última cosa que ellos quieren que ocurra es que tenga lugar una transferencia pacífica del poder a cualquier persona que pueda desmontar lo que ellos han construido y que pueda intentar, aunque sólo sea intentar, recuperar para Estados Unidos el lugar en el que, tanto en política interior como exterior, se encontraba en el periodo comprendido entre Nixon y Clinton.

Ellos no aspiran a apaciguar los conflictos internos en Estados Unidos, sino a alentarlos. Aspiran a seguir desmantelando el sistema de libertades civiles, que nunca fue perfecto pero impuso algunas restricciones al poder gubernamental. Aspiran a profundizar la regresión de los derechos sociales. Aspiran a unos Estados Unidos más tenebrosos en un mundo más tenebroso.

¿Puede alguien pararlos? Posiblemente. Hay una resistencia muy extensa y bastante ruidosa en el seno de las fuerzas armadas. Por primera vez en toda mi vida he visto en la prensa especulaciones sobre un golpe militar. Dudo de que tal cosa ocurra, pero la mera existencia de tales especulaciones demuestra la amplitud de los recelos. Además, existe una resistencia procedente de los políticos, que en su mayor parte son centristas moderados cuya principal preocupación es mantener sus posiciones electorales y que navegan según sopla el viento. ¿Bastará con eso? Es difícil saberlo, pero lo veremos con más claridad durante los próximos dos o tres meses.

15 febrero 2007




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