Trasversales
Mona El Farra

La ocupación israelí debe acabar

Revista Trasversales número 6,  junio 2007.

Mona el Farra es directora de proyectos de Middle East Children's Alliance para la franja de Gaza. Este texto recoge su intervención en la ONU durante la sesión  especial organizada por el Comité por el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo palestino, 7 de junio de 2007.

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Me honra estar hoy entre ustedes, pese a la gravedad de la ocasión conmemorada en este 40 aniversario de la ocupación israelí de la franja de Gaza, de Cisjordania y de Jerusalén Este.
Déjenme decir, en primer lugar, que en 2007 se cumple el 40 aniversario… de 59 años de la brutal ocupación sufrida por la gente palestina. Al igual que pedimos que se pusiese fin al apartheid en Sudáfrica y reclamamos el derecho de todas las personas a vivir juntas y con iguales derechos, debemos ahora, antes de que sea demasiado tarde, exigir verdadera justicia para los palestinos.
Hoy, oímos hablar sobre las dificultades económicas del pueblo palestino. Oímos hablar de cerca de 8.000 palestinos, hombres y mujeres, en las prisiones israelíes, incluyendo a unos 350 niños menores de 14 años, la mayoría de los cuales han sido torturados.
¿Cuántas resoluciones debe aprobar ONU? ¿Cuántos años habrá que pasar pidiendo la formación de dos estados hasta que se entienda que Israel continúa su agresión sobre el territorio contra mujeres, niños y hombres, que sigue demoliendo y construyendo el muro del apartheid?

No hablemos sólo de los palestinos en Cisjordania y Gaza. No debemos olvidarnos de aquellos que viven como ciudadanos de segunda clase en Israel, ni de los que fueron obligados a abandonar sus casas y sus tierras en 1948.
Ahora es el momento de reclamar una paz verdadera, con justicia para todos los niños en la región. Esto sólo puede conseguirse apoyando el derecho al retorno de todos los palestinos. Ahora es el momento de reconocer que la "solución de los dos Estados" no es la respuesta. Vengo de Gaza, donde los niños de mi país no tienen hogares seguros ni calles seguras, ni instalaciones sanitarias decentes y adecuadas, que alimentos apropiados, ni agua potable, ni corriente eléctrica regular, ni actividades recreativas ni una buena enseñanza. La lista de privaciones respecto a que sus necesidades básicas es demasiado larga para poder contarla.

Viví esta ocupación como niña y aún la vivo como adulta Puedo verla en los ojos de mi hija cuando está asustada, cansada, nerviosa y agotada debido a la insegura e imprevisible calidad de vida en Gaza bajo ocupación. Lo vi tan pronto como cruzamos las fronteras en nuestra ruta Egipto, donde ella detectó algo nuevo y diferente: libertad, seguridad y espacio. Gaza es como una prisión grande e insegura. Y es un lugar muy pequeño para 1,4 millones de personas, la mitad niños.
Hago frente a la ocupación cada día durante mi trabajo cuando niegan a centenares de pacientes palestinos los permisos y la accesibilidad que les permitirían disponer de un tratamiento médico apropiado fuera de Gaza. Hay algunos pacientes afortunados que consiguen el documento que les permite visitar a un especialista fuera de Gaza, pero, sin embargo, la mayoría tiene que esperar y esperar. Muchos mueren mientras esperan.
¿Hay algo más desgarrador que ver a niños que carecen de comida adecuada y de una atmósfera sana en la que crecer hasta que sean adultos hechos y derechos? Según la organización Health Work Committees, en Gaza un 42% de los niños menores de 5 años sufren anemia por deficiencia de hierro y un 45% sufren algún tipo de estrés postraumático. de una cierta forma de desorden traumático de la tensión del poste, debido a las experiencias a las que están sujetos como resultado de las incesantes acciones militares de las fuerzas israelíes de ocupación, que, de una forma u otra, afectan casi siempre a civiles.

Nunca me olvidaré de la historia de una mujer a punto de parir, que tuvo que esperar varias horas en un puesto de control el pasado noviembre, durante una de muchas operaciones militares israelíes en el norte de Gaza. Finalmente, llegó al hospital Al Awda, en el campo de refugiados de Jabalia, donde dio a luz a su bebé. ella salió del hospital con el bebé para ir a su hogar en la aldea de Beit Hanoun, ya no había hogar, pues había sido demolido por el ejército israelí de ocupación. Hay muchos casos y muchas historias, pero creo que los números no son lo realmente importante, incluso un solo incidente como el antedicho es una violación bastante grave de los derechos humanos.

Recuerdo a niño de cuatro años en la misma aldea, forzado a permanecer en una habitación con todos los miembros de su familia durante 48 horas mientras que el ejército israelí requisaba su casa. El niño tenía sed y el soldado estaba allí, con su botella de agua, ocupado y ocupante en el mismo espacio. El soldado ofreció agua al niño sediento. El niño dijo "no, no, no". La reacción natural del niño era una combinación del miedo a lo que representa el soldado y de la firmeza para hacer cara a la ocupación. Esto es lo que caracteriza a la gente palestina: firmeza y resistencia ante toda adversidad; incluso los niños pequeños pueden expresarla con sus reacciones naturales mejor que cualesquiera palabras o discursos. El soldado, por otra parte, es un ser humano que ha sido forzado por la máquina israelí de ocupación a perder su humanidad.

Siempre que pienso en los niños palestinos y en sus vidas bajo la ocupación, pienso también en los niños israelíes. Como adultos, tenemos el deber de proporcionar a esos niños, los unos y los otros, un ambiente seguro para vivir pacíficamente. Ni la ocupación, ni el muro ni la actual agresión contra mi pueblo traerán seguridad a los niños israelíes, eso sólo lo hará una paz basada en la justicia.
Justicia significa que los derechos inalienables del pueblo palestino deben ser considerados. Israel debe reconocer su responsabilidad moral hacia los refugiados palestinos. Aunque Israel está físicamente fuera de Gaza, aún controla totalmente nuestras vidas, todos los aspectos de nuestras vidas: salud, educación, economía y libertad de movimiento.

La vida bajo la ocupación está degradando la dignidad humana. Nos han privado de nuestra libertad y solamente la gente libre puede hacer las paces.
Resulta particularmente extraño que se nos fuerce a adaptarnos a los modelo de vida bajo la ocupación como si fuesen hechos normales y muy arraigados, mientras que el mundo nos vuelve la espalda y la gente pierde su esperanza y su fe en el mundo o en futuras oportunidades de cambio.

En el 40 aniversario de la ocupación israelí de la franja de Gaza, de Cisjordania y de Jerusalén Este, es adecuado urgir de nuevo a la comunidad internacional para que presione a Israel y le exija que cumpla con sus obligaciones respetando las resoluciones de la ONU relacionadas con el conflicto Palestino-Israelí.
La ocupación israelí debe terminar ahora, sin que el derecho al retorno sea olvidado.




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