Trasversales
Benjamín Lajo Cosido

Mártires y golpistas

Revista Trasversales número 7,  agosto 2007

Textos del autor en Trasversales

Benjamín Lajo Cosido es investigador



Ofensiva  e irreconciliable ha sido la provocación que han promovido, con muy malas intenciones, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá y el arzobispo de las polémicas, Agustín García-Gascó.

Es increíble en el siglo XXI que aun se defiendan los errores del pasado. Que se cree crispación en la memoria de TODAS las víctimas (un millón) de una guerra incivil, cruel, entre hermanos (un millón).   Cuando cuarenta años de imposición nos ha negado la verdad: un golpe de Estado, una sublevación contra un Gobierno Republicano legitimo, el de la II Republica de España. ¡Qué todavía haya quien hoy en día ignore la Historia, como la reconoció el pueblo al restituir un país de rencores con una Carta Magna a la que este tipo de personas juran y perjuran fidelidad!. Ya.

Hoy, estamos desenterrando a nuestros “mártires”, como dicen ustedes, a los que sufrieron el odio; están sumergidos en la tierra, en los archivos, en nuestros corazones, porque cuarenta años de dictadura lo impidió.

¿Cómo se atreven ustedes? ¿Qué justifican? O mejor desarrollado para que lo entiendan sus mentes, por lo que se aprecia poco sanas, de uva amarga: ¿Qué es lo que pretenden con este desafío? ¿Que nos volvamos a matar? ¿Que impere la injusticia aun más? Han tomado una decisión, que, con tan solo proponerla, ofende y rebela.

Miren, algo sé dé todo esto. He quitado las grapas a muchos Sumarísimos incoados a  personas qcuyoúnico delito fue pensar de modo diferente. He visto como un padre denunciaba a su hijo, aun sabiendo que su denuncia lo condenaba a muerte y viceversa. Hablar de mártires ignorando los hechos es una apología al golpismo que destronó la LIBERTAD.

Se les debería caer la cara de vergüenza al provocar a la sociedad como lo han hecho. Sin evaluar la indignación social. Esto no es la Copa América, señora alcaldesa, ni la Formula 1. Esto es HISTORIA que se está enseñando en las universidades. Por cierto, ¿qué dicen los docentes? Me gustaría escuchar su opinión, como siempre. Como la de los intelectuales comprometidos. Ahora, ahora es el momento de hablar. Menos retórica tibia y más respuestas a la ignorancia reinante. No, si al final, la liarán de nuevo por tanto insistir.

A mí, personalmente, que creo en el equilibrio, en la buena voluntad, me están radicalizando. Y como yo, a millones. No jueguen con la memoria de un pueblo al que ya quitaron parte de su porvenir. Y usted, arzobispo de Valencia, a sus misas. Sea por lo menos hijo de su dios. De ejemplo de lo que predica y no irrumpa en otro escenario que el del altar. Que hasta quienes no profesamos su fe, le respetamos.


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