Trasversales
José Luis Mateos

Apuntes del 27-M

Revista Trasversales número 7,  versión electrónica, verano 2007 (escrito en primavera, finales de mayo-comienzos de junio)


1º. En todo proceso electoral, cualquiera que sea su ámbito territorial, siempre se decide quién o quiénes van a gobernar, quién ha de dirigir desde las instituciones respectivas, el rumbo de un colectivo o de una comunidad. También, la representatividad institucional de cada fuerza política, la capacidad de relación para establecer acuerdos de gobierno, la posibilidad de articular una oposición… Todo esto está en juego.

2º. A diferencia de las elecciones generales las municipales y autonómicas engloban diferentes universos de difícil encaje. Pero esto, no impide descubrir tendencias, dinámicas, previsiones, etc., pero difícilmente un ganador. Debemos reconocer que las tendencias, dinámicas o previsiones no son, naturalmente, optimistas para la izquierda. Nada está perdido y nada más estúpido que regalar a la derecha aquello que no tiene. Pero es la derecha la que celebra los resultados, psicológicamente se sienten ganadores…, a fin de cuentas constructores, agentes inmobiliarios, comisionistas y afines reivindican entusiasmados su absolución y creen legitimado su allanamiento del territorio.

3º. Estas elecciones no han supuesto un freno al urbanismo gangsteril o mafioso, ni un límite para la destrucción asegurada del medio ambiente. El discurso conservador de más liberalización del suelo o de un medio ambiente que no obstaculice el desarrollo, salen reforzados.

4º. La misma naturaleza de los servicios públicos parece seriamente afectada. La posición que conjuga derecho social e instrumento de negocio no parece cuestionada. La misma izquierda no ha sabido explicar las implicaciones y el valor de la Ley de Dependencia, sus efectos sobre el empleo, la ampliación de derechos, la creación de un servicio social público… Tal inacción es trasladable a asuntos como la educación, la sanidad o la vivienda.

5º. La iniciativa está en la derecha. Es indudable que establece la “agenda” política: qué se discute, cuándo se discute y hasta quién debe discutirlo. Tras la “teoría de la conspiración”, el terrorismo, la ruptura de España –incluso sobre el Cid podrían imponer el debate-, ahora toca el tema de la “lista más votada” (un desprecio a la democracia y a las mayorías sociales y políticas). La respuesta del PSOE es, cuando menos, patética. Véase a López Garrido –qué pena de Rubalcaba- exigir responsabilidades a Rajoy por sus pésimos resultados electorales, a Moraleda -¿comunicación?- responder a todo lo que Acebes determine, a Blanco celebrar las alcaldías recuperadas… Las gentes de izquierda carecen de motivos para la fiesta.

6º. Uno de los peores datos es que la irracionalidad furiosa del PP adquiere racionalidad. La tensión aporta réditos, aunque sean psicológicos y estos, en política son importantes y algunas veces, decisivos. Los sectores más ultras confirman la validez de su estrategia y probablemente, incuban, nuevos y truculentos episodios para el fututo inmediato. La reaparición de ETA en escena, apunta en ese sentido.

7º. En cambio, uno de los datos más positivos tiene que ver con el persistente aislamiento político de la derecha. Es la contrapartida de la exitosa estrategia de la tensión. De alguna manera –dicha estrategia- sirve para lo que sirve: obstaculizar el gobierno de la izquierda aunque así, estrangule sus propias posibilidades. Han configurado un “bloque social” terriblemente reaccionario, versión visible de la antigua “mayoría natural”, con gran capacidad para la movilización y con una notable presencia pública. Pero, afortunadamente, están presos de la necesidad de “mayoría absoluta”.

8º. Para el electorado conservador los asuntos de corrupción siempre son anecdóticos y casi nunca determinantes. Es una consecuencia a veces, no deseada pero inevitable si se vincula al crecimiento económico, otorga dinamismo y movilidad a la estructura social. Las redes de intereses, la confusión entre lo público y lo privado, entre lo legal y lo legítimo, entre el derecho social y el negocio, renuevan y actualizan el viejo poder del “cacique”, hoy bajo nuevas formas y hábitos. Un ejemplo, el discurso del PP llamando a la participación tiene un doble efecto: Recuerda a los suyos la necesidad ineludible de ir a las urnas y simultáneamente, desincentiva y desactiva la voluntad de participación de una parte de la izquierda (Asamblea contra la precariedad y por una vivienda digna).

9º. El éxito del PP se asienta en el triángulo Madrid-Valencia-Murcia. La fuerza simbólica de Madrid influye determinantemente sobre cualquier intento de globalización de los resultados, siendo inaceptables paliativos del carácter que se quiera. En la Comunidad de Madrid más de 510.000 votos de diferencia a favor del PP, 230.000 votos más que hace cuatro años, el 53% de los válidos, 90.000 votos menos el PSOE y sólo 30.000 más para IU, cerca de 1.500.000 ciudadanos que se abstienen… Total  67 parlamentarios de la derecha por 53 de la izquierda. Los nuevos votantes, en general, han sido invitados a no participar.

10º. La crisis de la izquierda madrileña se manifiesta con todas sus miserias. Su principal referencia, el PSOE, no tiene remedio. Todos los medios hablan de familias –acertadamente- y no de corrientes de opinión. Acosta dice disponer -¿a su antojo?- del 40% de la organización, por lo que cabe suponer que le corresponde más del 50% de la responsabilidad del desastre. Los afines al secretario general de Madrid simulan que no pasa nada y redistribuyen los cargos provocando la dimisión de su propio valedor. Los críticos o barones del sur, legitimados por los votos se sitúan en ventaja. En este panorama sólo la renuncia de Sebastián merece el calificativo de digna. Pero, ¿es posible que un aparato tan ajeno a la realidad, tan políticamente degenerado, tan desvinculado de su electorado, pueda producir una renovación socialmente estimada? Más que renovarse por arriba o por abajo el PSOE madrileño debe “deconstruirse”. Esto es, disolverse, con una comisión gestora aceptada no sólo por el afiliado socialista, sino también por su electorado y por la izquierda no partidaria. La necesidad de renovación debe extenderse, incluso, al Gobierno del Estado donde sólo Fernández de la Vega, Rubalcaba y algún otro impiden la cada vez más insinuada amortización de Zapatero.

11º. Los males del PSOE-Madrid son “virus” que, con virulencia menos explosiva, se proyectan sobre el conjunto de la izquierda. Será el cretinismo social de la capitalidad, la hegemonía del nacionalismo más histérico y rancio, la influencia de las élites políticas que desde aquí se reproducen, pero el caso es que, sindicatos, movimientos sociales, organizaciones cívicas… y hasta la izquierda no partidaria parecen contagiadas del mismo fenómeno. La reflexión también es buena para la izquierda social.

12º. Después de las elecciones proliferan las interpretaciones interesadas de los resultados. Desde medios del grupo PRISA, desde la derecha nacionalista moderada (“Entre las dos Españas”), intelectuales de la derecha como Herrero… Coinciden en señalar que la alta abstención experimentada en los considerados “feudos” de la izquierda se debe a la radicalidad de las propuestas socialistas, especialmente de Zapatero, a sus acuerdos con IU o el nacionalismo radical de BNG y ERC. Sin embargo, la realidad dice otras cosas: La izquierda gana cuando socialmente está movilizada, cuando defiende proyectos coherentemente transformadores, cuando amplia las cuotas de democracia e igualdad, siempre que muestre su unidad y fortaleza. Cualquier tentación de “girar” a la derecha no asegura los votos del centro y en cambio enajena la adhesión de la izquierda. Una trampa en la que no se debe caer.

13º. Las expectativas, obviamente, estarán en función de las políticas que se desarrollen desde este momento. La izquierda puede replegarse, seguir retrocediendo, abdicar de explicar sus posiciones, hacerse perdonar el ser progresista, no excitar a una derecha excitable y excitada o bien, recuperar el impulso transformador del primer año del gobierno Zapatero, movilizando a la izquierda para conquistar nuevos derechos cívicos y sociales, sin renunciar a explorar caminos para la paz, gobernando con la izquierda y los nacionalistas en Navarra, aceptando que en Canarias la derecha tiene mayoría, y siempre que sea posible, cerrando el paso a los representantes políticos de los que han devastado el territorio de este país. La izquierda tiene capacidad de diálogo, entre sus diferentes organizaciones, con la izquierda social, con los sindicatos, con la cultura, con los nacionalistas…, una riqueza que se debe conservar. En cambio, la derecha sólo dialoga consigo misma y con sus fantasmas. ¡Así sea!
Madrid, 4 de junio de 2007
 


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