Trasversales
Luis M. Sáenz

4-D: mala señal

Revista Trasversales número 8, versión electrónica, diciembre 2007

Textos del autor en Trasversales




Estoy muy preocupado. Cuatro de diciembre de 2007, concentración en Madrid contra el asesinato de Raúl y Fernando por unos bandoleros de ETA. Convocada por todas las fuerzas parlamentarias. Unas siete mil personas. Si no la hubiesen comenzado antes de la hora y disuelto a toda velocidad, quizá hubiesemos sido el doble, pero eso también es poco. ¿Qué ha pasado?

Por parte de la derecha social, la cosa está clara. Si no es contra el Gobierno, no se manifiesta. El PP llamaba a ir, pero su verdadero faro, la COPE, ya se encargó de desconvocar. La AVT se negó públicamente a ir. Algo muy curioso: AVT ha convocado un montón de movilizaciones en Madrid, con el pretexto de que había que derrotar a ETA. En ese periodo ha habido dos manifestaciones que siguieron a dos atentados mortales de ETA, siendo pues actos expresos contra ETA y sus crímenes. La AVT se ha opuesto a ambas. Sí, curioso. Ilustrativo. Como lo fue que en la concentración ante el Ayuntamiento de Madrid un número significativo de fascistas no tuvieran otra cosa que hacer que lanzar gritos homófonos y amenazar a Pedro Zerolo. Esa chusma, que afortunadamente no es toda la derecha pero que ha sido alentada por las posturas homófobas del PP y de la Iglesia católica, está mucho más interesada en imponer la heterosexualidad obligatoria que en derrotar a ETA.

¿Y la izquierda? ¿Qué ha pasado? Me interesa pararme en esto, en los mios. He escuchado y leído diversas razones para no ir. Que con los del PP no iban, y menos aún tras lo ocurrido en la concentración antes citada. Que se habían prohibido algunas manifestaciones de protesta contra el asesinato de Carlos Palomino y que se había desconvocado la prevista para el domingo 2 de diciembre. E incluso he escuchado, afortunadamente a una ínfima minoría, un argumento asqueroso: que por la muerte de guardias civiles no se manifestaban.
Vamos por partes.

¿Guardia civiles? Sí. Empleados públicos que hacen un servicio público. Trabajadores discriminados en varios sentidos, cuyas reivindicaciones deberíamos apoyar. Personas en las que habrá de todo, buenas y malas, honradas y corruptas, como en cualquier cuerpo social. Algunos serán racistas, como pasa en todo grupo humano, pero también hay muchos que se han esforzado en atender a los inmigrantes clandestinos a su llegada a España. Algunos habrá que tratan mal a los detenidos, al igual que hay hombres de todas las profesiones que maltratan a sus mujeres o violan a sus hijas e hijos. No, los "civiles" no somos mejores que los policías o los guardias civiles. Y si alguien cree que es posible prescindir ahora mismo de cuerpos policiales, que lo diga y explique su propuesta, podremos discutir de ello, aunque que levante la mano aquel que, si es asaltado en su casa por unos tipos que además de robar pretenden torturar, violar y matar a quienes allí viven, no desearía que apareciese en ese momento la Guardia Civil.

La muerte de Carlos. Claro que sí. Las grandes fuerzas políticas de este país no dieron la respuesta adecuada a ello. Más aún, en Madrid se prohibieron al menos dos manifestaciones de protesta, lo que carecía de justificación y es indignante. Y encima la manifestación del domingo día 2, en la que se habían implicado ya las grandes fuerzas políticas de izquierda y los sindicatos, fue desconvocada de mala manera, como si no fuese posible repudiar simultáneamente el asesinato de Carlos y el asesinato de Raúl y Fernando. Protestemos por ello Hagamos una manifestación con una sola reivindicación: cese de la delegada del Gobierno en Madrid por prohibir dos manifestaciones. Lo que queramos. ¿Pero qué culpa de todo eso tienen las familias y amistades de Raúl y Fernando? ¿No somos capaces de ponernos en su situación y entender el insulto que para ellas es saber que en una ciudad como Madrid sólo siete mil personas fueron capaces de juntarse dos minutos para rendirles homenaje?

Con el PP, no, dicen otros. Yo estoy tan harto del PP y tan indignado con él como cualquiera. Políticamente, estoy a años-luz del PP. Soy ateo, quiero la regulación de la eutanasia, el fin de la prohibición de determinadas sustancias sicoactivas, el laicismo, una fiscalidad más redistributiva, la democracia laboral en el seno de las empresas y la autogestión, la despenalización del aborto, la República (y más adelante la extinción de la forma Estado), la mayoría de edad a los 16 años, los derechos políticos para los inmigrantes, la regulación del derecho de secesión para las comunidades autónomas, un montón de cosas más. Voy a defenbder todas esas ideas, pero vivo en una sociedad en la que dos de cada cinco personas votan al PP y no pienso vivir en clima de guerra civil con ellas, incluso aunque algunas de ellas lo quieran. Si muchos incitan a la derecha a comportarse así, no pienso caer en esa trampa. Si la causa es justa, no voy a negarme a participar en ella sólo porque el PP también esté.

Más aún, a mi entender en este caso la participación del PP en la convocatoria era una victoria de la izquierda y de las otras fuerzas políticas que, sin serlo, han optado por la convivencia. Ante todo fue una victoria social, ante la evidencia del coste que para el PP tendría no haber participado. Se imponía el hecho de que el Gobierno ZP no había claudicado ante ETA y que se la seguía combatiendo. Pero fuese o no así, creo que allí había que estar, por Raúl y por Fernando.

Siete mil personas en una ciudad con Madrid. Y una parte, encima, con artilugios que sobraban, banderas españolas anti-ZP, banderas españolas pro-ZP, banderas del PSOE, pancartas identificando a ZP con ETA, gritos en uno u otro sentido, demenciales y aghresivos los de la derecha y justos y defensivos, pero inoportunos, los de la izquierda… Todo eso sobraba, estaba de más. Daba la impresión de que si muchos no fueron para no mezclarse con el adversario político, algunos de los pocos que fuimos iban movidos por sentimientos de confrontación.

Por Raúl y Fernando, contra ETA. Sobradas razones para ir allí sin etiquetas y estarse calladitos.

El 4 de marzo perdimos. En lo principal, perdimos casi todos porque ETA no tuvo la respuesta que se merecía. Y en lo secundario, las consecuencias políticas,  yo diría que quienes perdimos fuimos la izquierda, pese a que éramos allí clara mayoría, ya que ocurrió lo que querían los Alcaraz, Losantos y otros: que la concentración fracasase. Si la gente progresista se deja arrastrar por los demonios de la desmovilización y del sectarismo, estamos perdidos.

No quito culpas a "los políticos". De hecho, yo sigo furioso con el PSOE por su comportamiento ante el asesinato de Carlos, y del PP, que en la Asamblea de Madrid se negó a apoyar una resolución de condena del crimen ultraderechista, no hablemos. Pero sus disparates no son excusa para los mios. Somos personas autónomas e inteligentes, responsables de nuestras decisiones. Sin pretender decir a nadie lo que debe hacer, lamento que allí estuviésemos tan pocos.


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