Trasversales
Ángel Barón

Razones para votar

Revista Trasversales número 9, invierno 2007-2008




Hay un aire de salida de misa en el acto de ir a votar. El voto es un acto público en el que todos nos igualamos y revalidamos la calidad de nuestra articulación social. Tenemos la opción incontestable de influir, a pesar de todos los defectos que aparezcan en el transcurso, a pesar de que exista corrupción o mal uso del poder.
“Los políticos son todos iguales”, “la democracia es un mal necesario”, “hay que pasar por ello, aunque no me lo creo”, “siempre te decepcionan”, estas ideas flotantes son llamadas a la abstención y a la negación en la participación en el cuerpo social que corresponden a un pensamiento reaccionario de los que pretenden no debatir ideas, ni buscar el bien común, sino mantener sus privilegios, sean del tipo que sean: eclesiales, de propiedad, legales, corporativos.

La complejidad del mundo que vivimos se ha forjado con un aumento de la participación e integración de los seres humanos en su autorregulación, en su funcionamiento social, por formas crecientemente democráticas, cada vez más regladas. La calidad de la democracia es imprescindible, es condición necesaria para que nuestra coexistencia con la madre tierra tenga futuro, para que los que vienen detrás de nosotros se encuentren con un planeta donde bien vivir. Sólo con países bien articulados, con sociedades con bienestar, podremos subsistir razonablemente al cambio climático.
Somos herederos, porque nos reconocemos en ello, de un largo combate por los valores y comportamientos que nos han hecho humanos, iguales, libres, solidarios y pacíficos. A esta bandera por construir el mejor futuro para todos llamamos a todos los seres humanos. Es un combate público, social, contra la intolerancia, la mentira, la corrupción.

La derecha nacional española, el PP y sus voceros y aliados se inscriben en una corriente internacional que quiere seguir promoviendo guerras basadas en mentiras, como en Irak, que apuesta por la violencia, por la desigualdad, por la explotación, por desmontar las prestaciones sociales del Estado, por recortar derechos, por retroceder en el progreso humano, en suma.
Su forma de hacer política en estos cuatro años, desde su denuncia de la partición de España, pasando por su denuncia a Zapatero por “insultar a los muertos de ETA”, su petición de actas (notariales, supongo) de las reuniones con ETA, hasta su duda sobre la oscura autoría “intelectual” del atentado del 11-M, ha seguido una línea demencial para los que leen y piensan, pero superior a la del gobierno del PSOE en cuanto a su visibilidad e impacto mediático, moderna y bien realizada como ejemplo de marketing y publicidad.
Ha sabido contactar con la parte más fiel de su electorado, al que en gran medida le cuentan qué tiene que pensar, deseducando su sentir democrático, y ha sabido inducir a la apatía, el desánimo, el cansancio y al alejamiento de la política a la capa más volátil del voto de izquierdas: los que tienden al voto “puro” o testimonial y los que tienden a la abstención. La ex ministra Pilar del Castillo lo indicó tras las últimas elecciones: Han sobrado varios puntos de participación para que nosotros (los del PP) ganemos.
El actual PP, con su filibusterismo y su torpedeo de todas las instituciones donde no domina, como el Tribunal Constitucional, el uso partidista descarado y la degradación de las instituciones que dominan, como el Poder Judicial, con su configuración como “partido de negocios” y su inmersión en la corrupción urbanística es un partido peligroso para la democracia. Son mucho más Bush que Merkel y Sarkozy.

En cada votación hay razones específicas, de oportunidad, por las que votar, siempre hay temas del día. La decisión de voto siempre tiene un elemento de voto en contra, además de un elemento de voto a favor.
Entre las razones de esta votación hay que añadir la necesidad de reconducir a la derecha nacional del PP hacia posiciones menos montaraces, menos ultramontanas, menos protofascistas y más respetuosas, más calmadas y democráticas.

Queremos aumentar la calidad de nuestra democracia, queremos una derecha con la que debatir de ideas con educación, que no insulte a cada paso, precisamente porque queremos lo mejor para los ciudadanos de este país también queremos la mejor oposición, y la forma de demostrarlo es votar en contra del PP, pero en este caso es importante que entiendan que así no se hace, que éstos no son modos ni maneras. Y este clamor hay que contarlo en votos.
 

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