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Consejo editorial de Trasversales

Agenda 2008-2012: votemos para influir

Revista Trasversales número 9, invierno 2007-2008




El 9 de marzo, elecciones generales en España. La gente de "esta casa" votaremos a candidaturas de lo que convencionalmente podemos denominar "las izquierdas".
No lo haremos para celebrar la "fiesta de la democracia". ¿Sólo una fiesta cada cuatro años? ¡Qué horror! La democracia se festeja, se construye e inventa en el quehacer cotidiano. Pero nuestras convicciones, que nos orientan, no están reñidas con el sano pragmatismo que aconseja no despreciar ninguna oportunidad de dar pasito, paso o zancada hacia ese horizonte o de impedir alejarnos de él.
Las leyes y decisiones tomadas por gobiernos y parlamentos no son indiferentes para la transformación social igualitaria y libertaria. Pueden consolidarla, acelerarla, estancarla, hacerla retroceder o derrotarla. Influyen sobre las mentalidades y sobre  la vida cotidiana, haciéndola más fácil o más difícil, con más o menos derechos. Si durante 2004-2008 hubiese gobernado Rajoy, las cosas habrían sido distintas. Distintas… y peores.
Sí, votaremos "progre". A PSOE, IU, PSC, IC-V, BNG, CHA, Verdes... ¿Voto útil? Pillados en pecado reconocemos que no buscamos recibir el "sacramento de la democracia electoral", hacer "voto de pureza" o sellar "matrimonio indisoluble" con un partido. Votaremos porque es útil, votaremos para influir en lo que nos influirá. Votar "izquierdas" en 2004 fue útil y lo será en 2008.
¿Útil en qué sentido? Podríamos decir que sería desastroso que gobernase el PP y, a través suyo, los obispos. Podríamos decir que el balance 2004-2008 es bastante positivo y que, aunque ha habido fallos graves en los últimos meses, sería injusto decir que  el cambio "nos ha fallado" (¡compárese con 2000-2004!). Todo eso es cierto y debe tomarse en cuenta, pero lo que nos alienta no es el "miedo" a esta derecha ni la complacencia con lo hecho. Nuestro voto no aspira a seguir igual, sino a seguir cambiando.

Nos incita lo que falta por hacer, las injusticias presentes, las necesidades urgentes y los derechos pendientes. Queremos influir sobre la agenda 2008-2012. Vamos a votar a las izquierdas para facilitar reformas profundas, tanto si las quieren como si no las quieren quienes reciban este voto. Habrá que presionar y movilizarse, esforzarse en crear mayorías sociales en torno a esas aspiraciones, pero el espacio de lo posible es mucho más amplio con mayorías parlamentarias "progresistas" que con una mayoría derechista.
Frente a la ceguera de quienes insisten en que la izquierda política, el PSOE al menos, debe dirigirse a un pretendido "centro", descripción que coloca a cada persona en algún punto de un segmento lineal y que por tanto es incapaz de dar cuenta de la multidimensionalidad de las opiniones, deseos y pasiones de las personas, pensamos que una verdadera Política no busca caladeros de votos sino que hace frente a los problemas por resolver y a los derechos por ganar.
Invitamos, pues, a utilizar el periodo electoral para reflexionar sobre lo que falta por hacer, para expresar y compartir "cuadernos de quejas" o, más bien, "agendas de aspiraciones", para crear alianzas sociales en torno a ellas. Si logramos influir en los primeros pasos de una nueva legislatura, magnífico, como influyeron en la que ahora acaba las luchas contra la guerra de Irak, por los derechos LGTB, contra el Plan Hidrológico, por la igualdad. Pero aunque no fuera así, estaremos en mejores condiciones para seguir adelante. La Ley de Identidad de Género requirió, por ejemplo, una huelga de hambre de activistas transexuales, pero si hubiese gobernado el PP no se habría conseguido. Un mejor gobierno no anula la necesidad de la presión social, sólo hace más probable obtener logros y permite aspirar a más cambios.

Nuestras aspiraciones inmediatas, las que sugerimos para 2008-2012, son, en realidad,  moderadas, muy moderadas, aunque no "centristas".

  • ¿Qué tal que el Estado y la escuela sean laicos, que ninguna convicción goce de privilegios frente a otras, que la religión salga del currículum y del horario escolar, que se revise de una vez el Concordato con El Vaticano?
  • ¿Qué tal que una oferta pública garantice lo que el mercado nunca garantizará?: una vivienda de alquiler digna en la que vivir a un coste acorde con los ingresos de quienes la necesiten.
  • ¿Qué tal la despenalización del aborto voluntario, nuevos impulsos a la igualdad entre mujeres y hombres, más medios contra la violencia machista?
  • ¿Qué tal el reconocimiento del derecho de voto a los inmigrantes residentes y la elaboración de una Ley integral contra la xenofobia, la homofobia y todas las violencias de odio?
  • ¿Qué tal el uso decidido de las nuevas leyes del Suelo y de Montes, así como de nuevas regulaciones, para poner fin al destrozo especulativo del espacio urbano, rural y costero?
  • ¿Qué tal un giro en la política fiscal para que se acabe el "secreto a voces" de que los más ricos no pagan por lo que tienen y de que las rentas del capital están privilegiadas frente a las rentas del trabajo y de las pensiones?
  • ¿Qué tal el impulso prioritario de la capacidad inspectora para hacer frente a los accidentes de trabajo y al incumplimiento de la legislación laboral?
Seguiremos con atención la campaña de los partidos políticos y valoraremos sus propuestas. Pero la ciudadanía activa debe hacer su propia campaña, para que aquellos sepan que si llevamos a tal o cual hasta el gobierno es para que se haga esto o aquello. Ni voto en blanco ni cheque en blanco. Votaremos a las izquierdas y exigiremos que se comporten. El "No nos falles" de la noche del 14 de marzo de 2004 no debe ser una anécdota propia de un momento peculiar sino la guía permanente de las relaciones entre ciudadanía y gobernantes, al menos mientras tal distinción siga siendo pertinente.
 

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