Trasversales
Esteban Ibarra

MARTIN LUTHER KING. Memoria contra el Odio Racial

Revista Trasversales número 9, abril 2008

Textos del autor
en Trasversales

Esteban Ibarra es presidente del Movimiento contra la Intolerancia



Han transcurrido 40 años desde aquel trágico 4 de abril de su asesinato en Memphis y su personalidad y su mensaje siguen vigentes, recordando a nuestras conciencias el deber solidario de trabajar por la igual dignidad y derechos de los seres humanos, el deber de erradicar el odio racial y la intolerancia.
De su maestro Mahatma Gandhi aprendió los dos principios fundamentales de su filosofía de intervención social, la acción sin violencia para transformar la sociedad y la firmeza profunda en la defensa de la verdad. Sobre estas bases, Martín Luther King insistió en señalar que la historia le había enseñado que “la cólera de la gente no es suficiente, la tarea suprema consiste en organizar y unir a las personas para que esa cólera se convierta en una fuerza de transformación de la sociedad”, anticipando la importante labor que hoy día realizan las ONG que luchan contra el racismo y la intolerancia.

El movimiento social que impulsó en defensa de los Derechos Civiles luchaba contra la segregación racial en las escuelas, en los transportes, en el trabajo y en los diversos ámbitos sociales en que de hecho existían, pese a haber sido condenadas esas prácticas en 1954 y declaradas racistas por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Junto a  Martín Luther King hubo miles de personas anónimas, negros y también blancos, que libraron con coraje y valentía cívica una lucha contra el cáncer racista que tenía en los terroristas del Ku Klus Klan su brazo mas sangriento. En esta situación difícil para la lucha sin violencia, tendría que batallar con corrientes radicales, generadas en respuesta a la criminalidad racista, como la que representaba Malcom X, que boicoteaba la labor de Luther King  por su rechazo a la violencia.

Salvando las distancias y sin caer en comparaciones de tiempo y lugar, de esta experiencia podemos extraer muchos conocimientos con una simple observación, significando que, hoy como ayer, el cáncer racista también penetra en los Estados, que la intolerancia social frente al diferente es el alimento del odio, que la violencia de organizaciones criminales, de ayer y de hoy, no son debidamente perseguidas por las instituciones democráticas y que la intolerancia puede alcanzar magnicidios como el asesinato de Martín Luther King.
Reconocido con el Premio Nobel de la Paz en 1964, las movilizaciones que impulsó conquistarían el derecho del voto  para la comunidad negra un año mas tarde, extenderían la solidaridad en la lucha contra el régimen de apartheid sudafricano, que posteriormente tendría en Nelson Mandela a su principal referente,  y la denuncia de las precarias condiciones sociales y de explotación que tenían los trabajadores negros. Martín Luther King lideraría la movilización pacifista contra la Guerra del Vietnam, hasta su asesinato en 1968.
En una Iglesia Baptista, durante su última celebración navideña, Martin Luther King pronunció su sermón mas conocido que recogía un profético legado, hoy plenamente vigente, señalando que “... llegará el día en que los seres humanos se elevarán por encima de si mismos y comprenderán que están hechos para vivir juntos, en hermandad (…)  llegará el día en que todos los negros de este país, todas las personas de color del mundo, serán juzgadas por el contenido de su personalidad y no por el color de su piel; que cada hombre respetará la dignidad y el valor de la personalidad humana (…) todavía sueño que con esta fe seremos capaces de transformar los límites de la desesperación. Con está fe podremos anticipar el día de la Paz en la tierra y de buena voluntad para todos los hombres”.

Este recuerdo a su memoria y a la entrega de su vida por la humanidad, nos debe estimular en sociedades abiertas como la nuestra, con importantes procesos de migración, a erradicar la xenofobia, el racismo y la intolerancia de la faz de la tierra, extendiendo el respeto, aceptación y aprecio de la diversidad de las personas, siempre iguales en dignidad y derechos, a todos los rincones de planeta.


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