Trasversales
Benjamín Lajo Cosido

Una verdad a medias

Revista Trasversales número 12, octubre 2008

Textos del autor en Trasversales



Esto es increíble. Que alguien a estas alturas se moleste porque otros traten de recuperar a los suyos, víctimas de la barbarie y el odio franquista, bien merece unas palabras encendidas. Yo,  en este caso anacrónico, prefiero escribirlas incandescentes.

Me había propuesto, después de una década dedicada a hurgar en el pasado, no escribir nada al respecto en estos momentos que son decisivos, sin duda, para quienes tuvieron que sufrir y soportar hasta la saciedad los ideales de unos enajenados que decidieron seccionar la yugular a la sociedad en 1936. Me lo había propuesto porque, entre otros motivos, sé que ahora están en primera línea personas competentes para completar la lucha de millones de personas.

No tengo más que expresar mi alegría porque, como he leído decir en prensa al historiador inglés Paul Preston, “Mas vale tarde que nunca”. Lo que seguramente no sabe nuestro admirado historiador es que las palabras “Tarde” o “Nunca” tienen fecha de caducidad en este país de países al que me siento muy “agustito” de pertenecer. Somos cómo somos, pero somos.

Iba siendo hora de cicatrizar las heridas que la España vencedora menciona con excesiva facilidad. Oigan ustedes, nuestras cicatrices se van a cicatrizar, por supuesto. No creo que ninguna mente honesta quiera perpetuar el rencor por las injusticias que se cometieron. Nos basta con que comprendan nuestra forma de cicatrizar esas heridas; muchas heridas, en paz, y que ustedes sean lo que se espera: respetuosos.

No son sus abuelos, que ya recibieron su sepultura la inmensa mayoría. Son los nuestros, los que llevan décadas enterrados en las fosas, perdidos o deteriorados en los archivos y vivos en el recuerdo; enterrados en el olvido, lo que nos piden es justicia. Y estoy convencido qde ue si esto fuera  a la inversa, ustedes exigirían una reparación igual, ¿o no?

Cuando aprobaron la Ley de la Memoria Historica un periodista de un periódico regional de Valencia me preguntó por teléfono qué opinaba respecto a eso. Recuerdo que dije que era un paso, el primero, pero que se tenía que profundizar todavía más porque a muchos se nos había quedado cara de vaca mirando al tren. Pues bueno, ahora es el momento de ver cuánta voluntad por reparar esta injusticia son capaces de demostrar. Sería un grave error mantenerse ajeno y minimizar el enquistado problema. Que de una vez por todas se nos permita poder comprender la Historia, nuestra Historia reciente, con la firmeza de la Verdad


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