Trasversales
Consejo editorial de Trasversales

Contra el golpismo de la oligarquía boliviana

Revista Trasversales número 12, otoño 2008




Para los oligarcas capitalistas no fue suficiente el aplastante respaldo obtenido por Evo Morales en el referéndum confirmatorio, un 67%, resultado superior en catorce puntos al que le llevó a la presidencia. Con pretextos autonomistas y ánimo golpista, en un país con larga tradición de cuartelazos, han tratado de ganar por la fuerza el poder político perdido en las urnas, con el propósito de mantener el poder económico y social que aún conservan. Quieren que Bolivia siga siendo un país rico lleno de pobres porque la riqueza se la apropian en comandita potentados autóctonos o extranjeros, tanto da. Quieren seguir ignorando y despreciando a la mayoría indígena y, claro está, a la clase trabajadora.

Para ello, han recurrido a los más turbios métodos, incluyendo el uso de bandas armadas para asesinar a decenas de personas. El ex prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, está a fecha de hoy en el penal de San Pedro. Pero la mayor parte de los conspiradores están en libertad y el peligro continúa. Por ello, parece muy acertada la decisión de las fuerzas sociales obreras, campesinas e indígenas que, en defensa del gobierno de Evo Morales y, ante todo, de sus propias aspiraciones de justicia y libertad, han decidido movilizarse de forma autónoma, ya que, como bien probó lo ocurrido en 1936 en España o en 1973 en Chile, en momentos de esta índole la defensa de la democracia no puede dejarse en manos exclusivas de un gobierno o de un ejército. Una asamblea de movimientos sociales y sindicatos decidió iniciar una marcha desde el altiplano hacia La Paz. Sin entrar a juzgar tal o cual acción, consideramos la movilización social contra los golpistas e incluso el armamento de la población como un acto legítimo, ya que nada garantiza que las negociaciones abiertas por Evo Morales con los prefectos rebeldes lleve a toda la oposición a realizar una legítima labor crítica por vías democráticas renunciando a la violencia.

La eurodiputada rumana Gabriela Cretu, del Partido Socialdemócrata, ha declarado que “Nos preocupa cualquier cosa que se salga del camino democrático. Cuando uno pierde las elecciones y quiere alcanzar el poder con la violencia, no es bueno en cualquier parte del mundo”. Por ello, la gente común y los gobiernos de la Unión Europea debemos colocarnos sin ambigüedades con la mayoría de la población boliviana y con el gobierno del que se ha dotado libremente.

Nuestra solidaridad en ese sentido es incondicional, lo que no impide mantener visiones críticas sobre la actuación del gobierno del MAS ni obliga a compartir 100% la estrategia política de Evo Morales. En el nuevo proyecto constitucional, el más avanzado de toda Latinoamérica en muchos aspectos, nos inquieta el enfoque comunitarista dado al sistema de justicia, pues puede supeditar los derechos individuales a las “costumbres” grupales y generar inseguridad jurídica. También inquietan, desde una distancia que nos impide hacer pronunciamientos categóricos, las serias tensiones entre Evo Morales y el movimiento obrero, con el que no tiene vínculos similares a los que tiene con los campesinos o las comunidades indígenas, y no estamos hablando de una aristocracia obrera racista sino de la combativa Central Obrera Boliviana y de sectores como los mineros, dos de los cuales fueron asesinados por fuerzas armadas gubernamentales durante una de sus protestas. También ha tenido un fuerte choque con las organizaciones de personas discapacitadas.
La verdadera solidaridad no se ha basado nunca en el silencio y la renuncia a la crítica o la expresión de dudas acerca de algunas estrategias políticas.
En todo caso, ante lo que está ocurriendo en Bolivia, hay que tomar partido. Estamos contra la oligarquía boliviana, que busca como mínimo la secesión de las zonas ricas o hacer de éstas palanca para recuperar el poder político en toda Bolivia,  y contra sus aliados exteriores, del lado de las gentes trabajadoras de Bolivia. Pensamos que hay que defender al gobierno de Evo Morales mientras cuente con el aval de la población para gobernar. Poco más podemos decir, pues ignoramos mucho y nos jugamos demasiado poco como para tener la osadía de pretender dar consejos a las mujeres y a los hombres de Bolivia.

Madrid, octubre 2008

Trasversales