Trasversales
Josu Montalbán

El sueño Obama recorre Europa

Revista Trasversales número 12, otoño 2008


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No es fácil comprender por qué razón los aspirantes a Presidente de EEUU se dan un garbeo por diferentes lugares del mundo antes de ser elegidos. No sé bien si buscan los votos de los americanos de corazón imperialista o los de quienes desean ser presididos por un hombre tolerante, capaz de entablar amistades y diseñar sus políticas en armonía con quienes, a lo largo y ancho del Mundo, tienen sus mismas responsabilidades. Obama acaba de culminar su viaje por Afganistán, Irak, Jordania, Israel, Palestina y por el corazón de la vieja Europa. Y bien, si a Obama no le van a votar ni los afganos, ni los iraquíes, ni los jordanos, ni los europeos, ¿para quién ha hablado en los diferentes foros?, ¿a quién ha dirigido sus mensajes? Sus jefes de propaganda le han diseñado un viaje con visitas estratégicas, además de haberle habilitado un guión de comparecencias propio de un candidato a presidente que ha roto muchos moldes, ayudado por las peculiaridades de su contrincante (Hillary Clinton) en las Primarias del Partido Demócrata norteamericano.

Ciertamente, la errática e iluminada política desarrollada por Bush ha abierto las posibilidades de este hombre no sólo joven sino con aspecto de tal, hijo de inmigrante, nacido en Honolulu, es decir muy lejos de los centros de decisión de EEUU; instruido en las escuelas primarias indonesias hasta los diez años; y por fin educado en Harvard y experimentado en consejerías jurídicas especializadas en derechos civiles. ¿Alguien hubiera depositado su confianza en un hombre de estas características hace solo cinco años? El prototipo de Presidente americano no responde a sus características. Si la sociedad americana no parecía preparada para aceptar a una mujer como presidente, an alusión a Hillary, tampoco lo parece estar para llegar a elegir a un presidente de raza negra, pero Obama ha dicho en Berlín, ante 200.000 personas que es “ciudadano del mundo”, un paso más largo e importante que el que dio Kennedy en el mismo escenario cuando quiso contentar a las masas con aquel “yo también soy berlinés”. Sabedor del alcance mediático universal de su viaje Obama no se ha quedado en la complacencia de los presentes en el mitin sino que ha buscado la satisfacción de todos los humanos. El imperialismo americano con alma universal, sin fronteras, algo así como si hubiera pregonado que su patria es la Humanidad, a la que estará siempre dispuesto a unir su destino.

El pueblo americano siempre se ha inclinado a favor de los más poderosos. O de quien lo pueda parecer. El viaje de Obama ha llamado al corazón de sus súbditos con la fuerza de quien ya se siente triunfador. En Afganistán ha dicho que hay que reforzar la presencia militar porque allí se están gestando todas las amenazas que van a poner en duda la seguridad del Planeta. En Irak ha prometido ir reduciendo la presencia militar pues no en vano la opinión pública de EEUU comienza a estar demasiado harta de la guerra que provocaron los caprichosos de las Azores. En Jordania inició su periplo palestino-israelí en el que o dudó en subrayar quien de los dos es su aliado (Israel) aunque tampoco escatimara cuidados y discreciones con los palestinos en su visita a Ramala, donde cambió impresiones con Mahmud Abbas, a quien Bush y los suyos consideran casi un terrorista. Y ya en Europa ha elegido los tres países más emblemáticos para sus pretensiones: en Berlín lanzó las grandes soflamas, en París mostró sus credenciales al presidente europeo actual y en Londres habló con sus representantes tradicionales en este viejo continente. 15.000 kilómetros de travesía que le han permitido visitar siete países en ocho días. Como cabe deducir se trata de visitas de doctor, aunque no todos los países visitados se encuentren en la UVI. En todo caso Obama ha seguido un guión que rompe con cualquier otro que pudiera ser asimilable al de su próximo contrincante Mc Cain, porque además le ha ganado en oportunidad, tiempo y liderazgo.

Ninguno de sus anfitriones le ha ninguneado. Quienes le escucharon en Berlín en todo momento se sintieron identificados con quien puso la plabra por delante de los tanques para resolver los conflictos del mundo. Para Obama EEUU no tiene que ser una potencia militar (y nada más). Frente a la Puerta de Brandeburgo, que Angela Merkel le impidió usar, dijo frases lapidarias cuyo alcance va mucho más allá del poder militar. Pidió a Europa que cumpla sus responsabilidades porque “es el momento en que debemos unirnos para salvar el planeta”. Nunca ha hablado en este tono o lenguaje ningún presidente norteamericano. Los jóvenes berlineses no dudaban en llamarle “presidente”, sabedores de que Bush ha provocado durante sus mandatos importantes dosis de inestabilidad a Europa. Obama ha utilizado frases grandiosas que, por su propio significado, suponen una denuncia de las políticas desarrolladas por sus predecesores. Admitió las equivocaciones cometidas por EEUU, justamente cuando apeló a “superar diferencias pasadas para ayudar a millones de iraquíes a reconstruir su país”. ¿No es tanto como decir que la guerra de Irak, que fue la decisión más sonada e importante de cuantas ha tomado Bush, fue una decisión tan perversa como inútil?

EEUU no es todopoderoso. También Obama lo admitió con humildad. (“Ninguna nación, no importa cuan grande y poderosa sea, puede vencer sola todas las amenazas”). Se refería a las amenazas terroristas pero la globalización económica lleva implícitas todas las amenazas porque el mundo sufre sus consecuencias negativas en mucha mayor medida que disfruta las positivas. Obama es consciente de que el imperialismo a la vieja usanza va a encontrar todas las dificultades ante los nuevos gigantes que son China, India, Indonesia, Corea, Vietnam, etc…que desean conquistar el progreso a pasos agigantados. Sabe que el nuevo orden mundial derivado de esa globalización no debe responder a parámetros puramente económicos porque los países emergentes citados (y algunos otros) no están dispuestos a sacrificarse ni un ápice para seguir las consignas que les plantean países mucho más desarrollados que ellos. “Rehagamos el mundo otra vez”, se atrevió a decir Obama pero, si así fuera, ¿sobre qué pilares debe rehacerse? ¿Acaso se trate de hacer un mundo tan nuevo que ya nada de lo anterior nos sirve en el futuro? Casi todo habrá de ser nuevo. La agenda de Obama no contiene nada de lo antiguo porque ha prometido “un nuevo amanecer para el mundo”. ¿Será que al Mundo se la ha hecho de noche?

Lo cierto es que el mundo, y la humanidad que en él habita, cada vez se siente más a oscuras. ¿Por qué no aceptar el nuevo amanecer que propone Obama? Durante la última década Europa se ha venido desarmando de opciones de gobierno esperanzadoras y progresistas. El socialismo europeo ha vivido crisis importantes en la mayoría de los Estados: a la profunda debacle del socialismo italiano sucedieron las constantes controversias que hicieron del socialismo francés una jaula de grillos y le propiciaron una derrota tras otra; el socialismo alemán se partió por la mitad y, en menor medida, también el socialismo español se debilitó en exceso víctima del cansancio de los militantes atribulados por algunos casos de corrupción y por episodios relacionados con la guerra sucia contra el terrorismo de ETA. Europa está ahora en manos de gobiernos muy poco progresistas, ni siquiera mínimamente liberales. Sarkozy, Merkel y Berlusconi forman un trío implacable que no destaca ni por su humanidad ni por su tolerancia. Brown vive momentos de tristeza y derrota. El resto de Europa apenas cuenta frente a ellos porque no es capaz de crear una alternativa a ellos. No es extraño que las palabras y actitudes de Obama sean esperanzadoras para quienes creemos que este Mundo no es el mejor, incluso que es uno de los peores, en el que nunca habíamos soñado.

¿Cumple Obama las condiciones básicas para ser Presidente de EEUU? Para responder a esta pregunta tal vez debamos preguntarnos previamente cuáles son esas condiciones. ¿Son acaso las que han caracterizado a los presidentes de los últimos treinta años? ¿Han tenido demasiado en común Bush padre y Bush hijo a pesar de pertenecer a la misma formación? ¿Lo han tenido Bush hijo y Reagan? Vayamos más lejos, ¿han tenido demasiado en común el mismísimo Kennedy con Clinton o con Obama? Debe ser en tiempo el que fija las condiciones, pero los tiempos han cambiado de tal modo en manos de los sucesivos presidentes que ha llegado la hora en que son muchas las alarmas desatadas. Si EEUU se rigió en constructor del orden mundial, y ese orden, de tan desordenado, ha devenido en un auténtico caos de fatales consecuencias para los humanos, buena será la recapitulación que propone Obama, que no es la lástima de un derrotado sino la responsable súplica de un juicioso. Cierto es que sus palabras no van a ser interpretadas del mismo modo por un europeo demócrata que por un imperialista de las grandes avenidas de Manhattan. Pero el orden mundial que sufre la Humanidad ha sido diseñado en gran medida en aquella área tan poderosa por los “neocons” americanos empeñados en que sus dineros produzcan beneficios en todos los rincones del Mundo. Y airearon a los vientos que si triunfaba aquella estrategia que llamaron Globalización todos los humanos seríamos más prósperos, a sabiendas de que eran demasiados millones los parias de la Tierra como para alimentarlos con sus migajas. La voracidad de los “neocons” es insaciable. ¿Será capaz Obama de cambiarles la dieta?

Obama recurrió en Berlín a algo muy significativo en aquel lugar, como son los muros. Reagan había utilizado el mismo recurso con objetivo bien diferente cuando en 1987 pidió en la misma puerta de Brandeburgo: “Sr. Gorbachov, derribe este muro”. Y Europa derribó aquel muro gracias a Gorbachov y a la solidaridad de tantos demócratas progresistas. Pero Obama ha hablado de otros muros que existen actualmente y son mucho más penosos: “Los muros entre los países que tienen más y los que tienen menos, los muros entre razas, entre tribus, entre credos, entre inmigrantes y nacionales”. Se lo dijo a varios cientos de miles de jóvenes. Su discurso fue dirigido preferentemente a las nuevas generaciones allí reunidas: “Nuestra generación tiene que dejar su marca en el Mundo, tenemos que responder a nuestro destino”. Tal vez por eso los jóvenes alemanes, haciéndose eco de tantos jóvenes del mundo que no pueden votarle le llamaban “presidente”.

Llamó a las nuevas generaciones a afrontar los nuevos compromisos, a poner solución a los nuevos problemas que nos acechan: “salvar el planeta” de la proliferación excesiva y desordenada de armas nucleares, de las brutales amenazas del cambio climático, y devolver la esperanza a los millones de personas que se han quedado atrás, en referencia al hambre y la pobreza del Mundo. Nunca como en esta ocasión ha acudido un líder de EEUU con la mano abierta y tendida, a reclamar y ofrecer colaboración a Europa. El viejo continente no puede dejar pasar esta oportunidad, debe colaborar no solo en la línea propuesta por el aún candidato demócrata, sino apoyar sin reservas su candidatura para que se convierta en el próximo Presidente de los EEUU.


Sería bueno que el sueño Obama no sea sólo eso: que sea la realidad Obama.

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