Trasversales
Beatriz Gimeno

Lo que esconde la “refundación del capitalismo”

Revista Trasversales número , 2008

Textos de la autora
en Trasversales

Este artículo fue publicado inicialmente en ElPlural.com  bajo licencia Creative Common



He pasado unos días de viaje sin ver el telediario ni leer los periódicos así que no me he enterado si ya se ha refundado el capitalismo o todavía no. Por mi barrio no he notado nada; por ahora, todo anda igual. Y sin embargo, hay un cambio: la gente habla de ello. Como me dijo una amiga el otro día, la refundación del capitalismo quizá consista en que se vuelva a hablar de él. Pensé que tenía mucha razón. Hasta hace muy poco el capitalismo era como el oxígeno que respiramos, que está en toda partes, que no se ve ni se habla de él porque es inconcebible otra cosa. La palabra en sí “capitalismo” había desaparecido de cualquier conversación política no experta; sospecho que alguna gente no sabe siquiera lo que significa. Y los expertos, por su parte, lo habían hecho desaparecer de cualquier análisis. Se decía “mercado”, por ejemplo o “sistema económico”, como si fuera el único posible; el asunto era no nombrarlo. Por descontado que decir de una misma que se era anticapitalista era peligroso: en el mejor de los casos te miraban con una sonrisa entre irónica y suficiente, como si hubieras dicho que estabas en contra del aire, el agua o la comida; en el peor te miraban como si estuvieras a punto de poner una bomba en un centro comercial.
Pero ahora la palabra vuelve a pronunciarse, lo cual es ya un avance. Nombrar aquello que queremos cambiar es imprescindible; dar nombre a aquello que queremos que desaparezca es necesario. Y es que a pesar de todo, de la historia pasada y reciente, de la realidad y de los fracasos, de todos los teóricos, de todos los análisis… algunos seguimos considerando que este sistema económico que nos gobierna, el capitalismo, no es el único posible; que es básicamente injusto, que provoca miseria y dolor y que los seres humanos podemos y debemos organizarnos de otra manera.
Seguramente el capitalismo no admita refundación ninguna. Lo que ha ocurrido no es nada extraordinario, es el funcionamiento normal de este sistema. Lo único que ocurre es que ahora la crisis nos toca a nosotros, a una sociedad acostumbrada al bienestar y, por tanto, nos duele y, como no estamos acostumbrados, protestamos. Los gobiernos se asustan si sus ciudadanos protestan porque puede que no les voten; y se esfuerzan por poner parches. Y después de los parches es posible que siga funcionando por aquí; pero tiene los días contados. Millones de seres humanos empobrecidos por culpa de este mismo capitalismo que a nosotros nos ha traído bienestar, se apiñan en las fronteras, dispuestos para asaltar este mismo bienestar que les negamos.
Y lo conseguirán. Lo conseguirán a pesar de los alambres y de los ejércitos; no habrá muro que pueda contener esa avalancha humana hecha de desesperación y hambre. Y cuando se echen sobre nosotros exigiendo su parte, exigiendo en definitiva un reparto justo de la riqueza, de los recursos, entonces sí que tendremos que refundar esto de verdad. Refundarlo entonces no querrá decir parchearlo sino transformarlo radicalmente. La alternativa entonces será: o eso, o que nos coman.


Trasversales