Trasversales
Enrique del Olmo

El PP y la crisis

Revista Trasversales número 13 invierno 2008-2009

Textos
del autor en Trasversales



Resalta la pobreza de las iniciativas de aquellos que se presentan como grandes gestores económicos. Está claro en gobernantes como la presidenta madrileña, a quien le importa tanto la crisis como la sanidad pública madrileña. La eficacia económica del thacherismo castizo de Aguirre es tan alta como la gestión emblemática de Telemadrid. Y aquellos “populares” que quieren gobernar el Estado incurren en la misma penuria de propuestas.
Cuando la crisis está instalada en la realidad, tanto en la virtual como en la de todos los días, me parece interesante preguntarse por algo que deberíamos tener claro. ¿Qué propone el PP? Hasta el momento, más allá de las afirmaciones sobre que las cosas van mal, de que Zapatero es el culpable y de que el Gobierno está de vacaciones. ¿Qué? Por el momento, las únicas propuestas que hemos atisbado a intuir son las retahílas de siempre: restricción del gasto público, bajada de impuestos, más liberalización del suelo y desregulación de sectores. Esto desde la tribuna de los “marianistas” Montoro, Cospedal, Soraya y el mismo Mariano. Por otro lado, el bloque Esperanza/Aznar y ese mirlo blanco de las Nuevas Generaciones del PP madrileño, Pablo Casado, va más allá y señala la privatización de los bienes públicos, el desmantelamiento del salario mínimo, el olvido del cambio climático y el desmembramiento de los derechos sindicales.

Es llamativo que cuando más se necesita al Estado como agente no sólo regulador sino inversor prioritario, la propuesta popular reincida en el paradigma de menos recursos para el Estado y menor gasto público. ¿Proponen que no exista plan para la crisis financiera, o para la crisis del automóvil, o para la obra pública? No hay problema, no tendremos respuestas a esas preguntas como no la dieron a la pregunta del Gobierno sobre de dónde proponen recortar el gasto. Kruggman le señalaba a Obama recientemente que el riesgo es de quedarse cortos en la inversión pública y en la intervención de los gobiernos, de llegar tarde a la reanimación del enfermo, esa es la tesitura y no la mercancía “toxica” que nos quieren colocar Montoro y compañía.

Liberalización del suelo, todavía está en el aire el comentario del “mago de la economía” Manuel Pizarro, cuando desde un helicóptero en plena campaña electoral señaló “que de territorio vacío está sin construir”. Una de las características más marcadas de la crisis española es el hundimiento del ladrillo, y esta enorme burbuja que ha estallado tiene su origen en la Ley del Suelo de 1997 de Rodrigo Rato, factor decisivo para la desenfrenada carrera especulativa que llevó a la construcción a ser más del 14% del PIB (cuando Alemania o Francia se sitúan alrededor del 6%), además de efectos añadidos de corrupción urbanística y destrucción ambiental (entre 2000 y 2005 se tragó 140.000 m2 de primera línea de costa al día). Si algo se puede criticar al Gobierno socialista es que no actuase de inmediato (en el 2004) contra la burbuja y el descontrol de la construcción, y la primera medida que debía haber tomado era sin duda la revocación de la Ley Rato.

Y, si hablamos de impuestos, hablamos de cinismo, proclaman la bajada y castigan con tasas y cobros a los ciudadanos allá donde gobiernan. Despilfarran dineros públicos en inversiones para los privados amigos, en publicitar sus “logros”, en generar redes clientelares, y luego demandan los dineros a la administración central. Autonomías generadoras de gastos y no de ingresos, sus políticas ante la crisis son mascaradas publicitarias a la vez que se niegan a asumir sus responsabilidades en el impulso de las economías regionales o locales. ¿Por qué se niega Esperanza a un Plan por el empleo en Madrid concertado con los agentes sociales?
En definitiva la política del PP ante la crisis, tanto en su versión moderada, como en su versión ultramontana es la misma: la receta de los Reagan, Thatcher, Friedman, Becker y Hayek y que en su paroxismo en la epoca Bush ha conducido a la economía mundial a su crisis global actual.



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