Trasversales
Luis M. Sáenz

Israel, Cuba y los pretextos de Aguirre

Revista Trasversales número 13,  enero 2009

Textos del autor en Trasversales



Escudarse tras víctimas para proteger verdugos es práctica política habitual, pero detestable. A las miles de personas que el 11 de enero de 2009 nos manifestamos en Madrid apoyando al pueblo palestino, Esperanza Aguirre nos  reta a que vayamos a una movilización por la libertad en Cuba prevista para el 31 de enero. No tiene autoridad para ello. ¿Acudió usted, señora Aguirre, a alguna movilización contra el franquismo? ¿Estaba en las concentraciones que hicimos durante meses ante el ministerio de Asuntos exteriores para pedir una acción decidida en defensa de Bosnia contra la agresión de Milosevic y sus cómplices? ¿Estaba en las acciones que defendían los derechos de las mujeres afganas contra el gobierno talibán, por ejemplo el 10 de junio de 2001? ¿Estaba  en la inmensa manifestación contra la guerra de Irak del 15 de febrero de 2003? ¿Está participando en las protestas contra la masacre ordenada por el gobierno israelí, en las que, por cierto, se exige una actitud mucho más firme al gobierno de Zapatero?

Yo sí, en todos esos casos, y también estuve pidiendo democracia para Cuba el 26 de abril de 2003 en la Puerta del Sol,  donde las personas progresistas, que por aquel entonces solíamos llevar una chapa "no a la guerra", fuimos insultadas y algunas agredidas. Había estado años antes apoyando a Solidarnosc frente al estalinismo y antes aún, en la clandestinidad del franquismo, denunciando la guerra de Vietnam o el golpe de Pinochet. Usted no lo entenderá, pero la solidaridad no opone víctimas, sino que se opone a los verdugos.

La causa democrática en Cuba es una causa justa, aunque no todos los que la proclaman sean demócratas, como tampoco lo son todos los que dicen apoyar la causa palestina. No renunciaré a una causa justa porque digan defenderla personas con las que difiero en casi todo. Usted tampoco debería renunciar a condenar al gobierno israelí, pues está matando niños y destruyendo hospitales y escuelas. Pero usted ha cerrado filas con el gobierno israelí como las cerró con Bush y su obra de destrucción masiva en Irak.

Me sumo a que "Cuba tiene que ser libre ya. Eso significa libertad de expresión, de asociación, elecciones libres y democracia, libertad de todos los presos políticos y vuelta y regreso de todos los exiliados". Lo que pedí bajo la tiranía de los franquistas lo pido para Cuba y, con mayor urgencia porque su situación es mucho peor, para el pueblo palestino, ya que el Estado de Israel mantiene miles de presos políticos palestinos, acaba de prohíbir la participación de los partidos árabes en las elecciones, ha legalizado la tortura, no admite el regreso ni los derechos de miles y miles de familias exiliadas tras ser expulsadas de la tierra en que vivían. Es, además, un Estado invasor y ocupante, dirigido por un gobierno racista. No ignoró ni minusvaloro la magnitud histórica y la infamia del Holocausto nazi y de las persecuciones antisemitas; de lo que ocurre en Gaza no son culpables "los judíos", y me repugnan las insinuaciones en tal sentido que corren, sino personas y movimientos políticos que con su comportamiento mancillan la memoria de las víctimas del Holocausto y de los combatientes del gueto de Varsovia.

En Gaza han matado en pocos días a más de mil personas.En Gaza han metido a civiles en un edificio para bombardearlo a continuación. Esa es la realidad. Dejen de hacer amalgamas que no vienen a cuento. No soy antisemita, de ninguna manera, y aunque pienso que la creación del Estado de Israel fue una violenta operación colonial que descargó sobre el pueblo palestino los crímenes de la vieja Europa y que lo mejor sería la formación de un común estado democrático, laico y no racista, me temo que a estas alturas no hay más opción que la convivencia de dos estados viables y soberanos. No tengo ninguna simpatía por Hamas, movimiento reaccionario y fundamentalista, aunque las causas de mi rechazo total no es su actuación ante Israel sino su proyecto para Palestina; ciertamente, condeno todo ataque indiscriminado contra población civil, pero en eso Hamas está muy por detrás del Estado de Israel. Tampoco soy procastrista. Simplemente, estoy con el pueblo palestino y su derecho a defenderse tras décadas de ocupación y segregación, lo que no significa aprobar lo que hace cualquiera de sus agrupamientos políticos.

¿Y Cuba? ¿Qué haré con la movilización del día 31 de enero? Pese a usted, me gustaría ir, como hice en abril de 2003. Seguiré atentamente la convocatoria. Si expresa las aspiraciones comunes de la oposición democrática cubana, iré; si sólo pretende reafirmar las estrategias más derechistas no iré. Si es por la democracia iré, si es para apoyar el embargo no iré, como no voy a las manifestaciones contra el embargo porque siempre van acompañadas de apoyo al castrismo. Si es contra la dictadura en Cuba, iré, si eso es sólo un pretexto reaccionario para montar una "réplica" antipalestina en apoyo al gobierno israelí, no iré, como tampoco iría a una manifestación antisemita o de apoyo a Hamas o a cualquier liberticida fundamentalismo cristiano, musulmán o judío. Del mensaje de los convocantes depende que vaya, pese a los riesgos que implica; de momento, debo decir que si se confirma el lema de la convocatoria "Cuba: medio siglo sin libertad", en ningún caso podré apoyarlo, pues lleva implícita la consideración de que la dictadura de Batista era un régimen de libertades, lo que descalificaría a sus promotores como posible alternativa democrática, y supone un rechazo a la propia Revolución de 1959, confundiendo esta magnífica y liberadora sublevación social con su usurpación y destrucción por el estalinismo castrista.

En todo caso, seguiré reclamando democracia para Cuba antes de que se convierta en una nueva China estalinista-capitalista. Aunque hoy lo más urgente es Gaza, donde la vida es muchísimo peor que en Cuba o que en la España de los últimos años del franquismo. En el horror también hay grados. Ni usted, señora Aguirre, ni yo hemos vivido nunca una situación como la que padece el pueblo palestino. Para pensar en algo comparable habría que retroceder hasta los años más siniestros y sanguinarios del franquismo, régimen que, por cierto, sí era antisemita.

Ni castrista, ni proislamista ni antisemita, diga usted lo que diga. Sólo soy un ciudadano ateo, socialista y libertario, que no admite que usted, presidenta de mi comunidad, me lance desafíos altaneros para los que su historia personal y la de su partido no le da ninguna autoridad. Si quiere bronca, pregunte al señor Fraga por su amistad con Castro y por los tiempos de la ·"conjura judeomasónica". A los demás, déjenos en paz.



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