Trasversales
Lois Valsa

El otoño expositivo en Madrid

Revista Trasversales número 13, invierno 2008-2009


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La memoria no puede reemplazar la objetividad
Chen Chieh-Jen en la galería La Fábrica

Voy a referirme al otoño artístico expositivo madrileño porque hacía tiempo que no se presenciaba en la capital un abanico de exposiciones tan variado y tan sugerente, tan brillante y tan potente. En ciertos suplementos culturales de prensa incluso he llegado a ver hasta itinerarios que ligaban exposiciones afines de instituciones y galerías que merecían ser visitadas. Yo no salgo de mi asombro ante tal florecimiento artístico-expositivo y me viene a la memoria lo escrito sobre la crisis del 29. ¿Será la crisis, el estar al borde del abismo apocalíptico, lo que ha hecho que todas las instituciones den un auténtico “do de pecho” para mostrar verdaderos tesoros? ¿El mundo del arte se rebela contra la crisis como reflejo reactivo o es que no ha “descontado” aún la recesión como se dice en el lenguaje financiero?
Sin duda, este fenómeno expositivo, cuya programación no hay que olvidar que ha sido realizada en gran parte mucho antes de la crisis, no se ha producido porque las instituciones, tanto públicas como privadas, se hayan puesto de acuerdo para ofrecernos un recorrido expositivo de tal calibre. Los que conocemos bastante la “atmósfera cultural” de Madrid sabemos que esto es, ya desde hace tiempo, imposible. ¡Lo que se podría llamar “programación cultural interinstitucional” como tal no existe en el foro! ¡La oferta cultural se ha multiplicado tanto que las exposiciones se atropellan unas a otras!

Por mi parte, trataré de hacer una amplia recapitulación de tal opulencia artística, y no sólo fotográfica, para que al menos permanezca en la memoria y no se olvide el alto listón alcanzado en cantidad y, sobre todo y más importante, en la calidad, ya que, además, en muchos casos las exposiciones fueron acompañadas de diversas e importantes actividades complementarias. Intentaré, pues, hacer “memoria” de algunos eventos (arte y fotografía), relacionándolos e integrándolos, en lo posible, en itinerarios.

 En la fortaleza casi inexpugnable del Banco de Santander en Boadilla del Monte se exhibió, a través de su Fundación que organizó también una serie de conferencias para contextualizar al artista, a Honoré Daumier (1808-1879), quién, además de dibujante, pintor y escultor, fue el gran caricaturista de ricos y poderosos empezando por el “rey-pera” y terminando en la Asamblea Nacional. Hay que reconocer que, lo mismo que en medio de la crisis financiera el señor Botín no se ha amilanado y se ha lanzado hacia delante lanza en ristre, también lo ha hecho, con gran sentido del humor (¡todo rey debe tener un bufón que le diga cuatro verdades!), con esta exposición con la que ha sido capaz de recordar a uno de los artistas a los que ni la cárcel domó en su osadía crítica. ¿O será una forma de congelarlo en un panteón? ¡Hoy no se encuentran fácilmente artistas de la talla de Daumier frente a la mediocridad crítica espectacular reinante!

Al tiempo, ya en el corazón de la ciudad, otro “caballero andante”, pero de los de antes, Amadís de Gaula (1508): quinientos años de libros de caballerias, fue homenajeado, con una exposición de muy cuidado y transparente montaje y un catálogo lleno de preciosas ilustraciones, que se abre con un “Pórtico” de Martín de Riquer, producto de la colaboración de la SECC y la Biblioteca Nacional; casi al lado, aunque con otra temática, en el Centro de exposiciones Fernando Fernán Gómez, se llevó a cabo un gran montaje expositivo muy meritorio para dicho Centro ya que ni siquiera tuvo colaboraciones: Josef Svoboda (1920-2002), Escenógrafo de la luz, uno de los grandes escenógrafos, especialmente conocido por ser el director artístico de la Linterna Mágica de Praga desde 1973; y, muy cerca paseo abajo, otra entidad financiera, que parece que resiste aún con buenos resultados a la crisis, el BBVA, muestra en una importante exposición, en su sede del palacio del Marqués de Salamanca del Paseo de Recoletos, una parte de los hermosos tesoros de la Abadía de Monserrat: Obras maestras del Museo de Monserrat. De Caravaggio a Picasso. Casi enfrente, la Fundación Mapfre ha inagurado su nuevo palacio, en el número 23, nada menos que con tres variadas e interesantes exposiciones (Degas. El proceso de la creación, Entre dos siglos. España 1900 y Nicholas Nixon. Las hermanas Brown) que requerirían comentarios más extensos llenos de alabanzas por su alto nivel. ¡Alguien comentaba que si ponían el listón tan alto al comienzo que tendrían que traer después para superarlo! La antigua sede de General Perón se dedicará ahora sólo a su colección de fotografía (Coleccionar el mundo: seis fotógrafos norteamericanos). Mapfre acaba de sacar además una nueva revista mensual (La Fundación).

Este itinerario se pudo complementar con la visita a una serie de galerías de esa zona, por espacio no puedo referirme a todas y pido disculpas, como Marlborough que hace frente a la crisis con una obra muy decorativa y comercial (la anterior de vidrio y, ahora, Tapices de arena de Juan Correa y obra gráfica de Alejandro Corujeira) y un buen cóctel; y Soledad Lorenzo se resiste con la fidelidad a sus artistas ya muy reconocidos (Soledad Sevilla, Pello Irazu y Tápies). Parece que en la inauguración de Tápies hubo cóctel. ¿Se estará asistiendo a los últimos cócteles? ¡Alguien comentaba que en una cosa del Hotel Palace les habían dado panchitos con el cava! No entro en cotilleos y sigo mi camino.

Cerca visité la galería de Elvira González que vuelve una y otra vez a sus artistas preferidos como valores seguros (Esteban Vicente y antes Eduardo Chillida), una galería por la que yo siento especial atracción ya que me suele gustar todo lo que exhibe y la delicadeza con la que lo hace. Además en una charla detenida con Elvira uno aprende siempre muchas cosas sobre el arte y la vida. Al lado, Marta Cervera ha abierto otra sala (en el espacio que antes ocupaba Vacío 9 que cerró hace unos meses) con una de las exposiciones más sorprendentes y que incluso fue prorrogada (Adam Fuss, Londres. 1961, Water drops, una de sus mejores series de “fotogramas” con la técnica más tradicional) ¿Marta Cervera se defiende frente a la crisis con dos galerías? No lejos de aquí visité también la clásica y siempre arriesgada, está siempre en la brecha, Juana de Aizpuru (Albert Oehlen y W. Tillmans, quien ve “la foto y la pintura como contrarios que se complementan en un sofisticado y sutil ejercicio de lenguaje”). Y Pelayo 47, pequeña galería dedicada sólo al dibujo  con muy buen ojo por cierto (El Roto y Fernando Bellver, premio nacional de artes plásticas 2008). Y Utopía Parkway, un reducto de la pintura-pintura en Madrid en el que la misteriosa pintura de Miguel Galanes me volvió a conmover y las logradas fotografías de zoológicos de Ignacio Evangelista me devolvieron la mirada “familiar” de los animales en cautividad.

 El final de este itinerario de galerías podía enlazarse ya con la zona de Gran Vía y en este punto del camino cabe destacar con fuerza que hoy algunas instituciones están haciendo colaboraciones muy fértiles. Si empezamos por el Centro Cultural Conde Duque y su simpática-coqueta exposición sobre Torres-García (Joaquín Torres-García, una vida en papel) su buena colaboración fue con la Fundación Carlos de Amberes (Explorando el Sur: el universalismo constructivo en América Latina); y, sin colaboración supongo sino por azar, con la galería Leandro Navarro (una pequeña joya antológica De París a Montevideo). El Conde Duque también colaboró con la SECC para mostrar La casa del pueblo de Madrid como memoria de una época, se celebra el centenario en que esta institución obrera llegó a tener cien mil socios (10% de la población de Madrid) y un teatro con un aforo de cuatro mil localidades como muestra del poder de las huestes del digno Pablo Iglesias que “querían cambiar la sociedad y emancipar a los trabajadores”.

También la Sala de las Alhajas (¡otro de los sitios maravillosos de Madrid!) de Caja Madrid, ha colaborado una vez más con la Thyssen montando la segunda parte de la exposición ¡1914. La vanguardia y la gran guerra! La fundación Telefónica sigue con sus buenas exposiciones y estupendos montajes (Axel Hütte y Helena Almeida). El Instituto Cervantes también ha colaborado con la editorial Lunwerg que como siempre ha elaborado un magnífico catálogo (Cine español. Una crónica visual). Otra buena colaboración, de nuevo, ha sido la del Círculo de Bellas Artes (primera parte) con la sala Alcalá 31 (segunda parte) de la Comunidad de Madrid (Lenguajes de papel. Colección circa XX. Pilar Citoler, una de las colecciones internacionales privadas más importantes formada en los últimos treinta años). En el CBA se ha podido ver aún, para regocijo del arte más joven, también la Muestra de Arte INJUVE 2008 que en general va de capa caída. El Círculo sigue, además, mostrando aliento poético en la expresión de otros lenguajes dignos de apreciar porque que se ven menos: Jean Dubuffet, 1901-1985, o el lenguaje de los muros, quince litografías como ilustración de Les Murs o serie de doce poemas de Eugene Guillevic y los graffiti de BRASSAI, 1899-1984, para él, “el ojo de París” según Henry Miller, “emanación del mundo de los sueños”.

Hubo acuerdo entre el CBA y la galería Moriarty para mostrar “el modo de ver”, a través del paseo y de la introspección en el gabinete, de Mireia Sentís (Barcelona, 1947): en el CBA se mostró una antológica de sus proyectos fotográficos (Fotografías 1983-2008) y la galería Moriarty amplió su tramo final (Corners, 2005). Y la sala de Alcalá remató con otra exposición (las tres últimas décadas del trabajo de Juan Ugalde. Viaje a lo desconocido). En la Casa de América se montó una gran exposición sobre Alberto Korda (Conocido, desconocido) compuesta de doscientas fotografías que recogían su trabajo fotográfico entre 1936 y 1968. La base de la muestra era un libro de igual título exquisitamente editado por La Fábrica cuya mayoría de imágenes no habían sido nunca publicadas e incluso se desconocía su existencia puesto que en 1968 las autoridades cubanas intervinieron su estudio y a partir de ahí se había perdido la pista a muchos de sus archivos. Pero su imagen del Che de 1960, “figura heroica”, ya se había convertido en una imagen más popular y en uno de los iconos del siglo XX. Esta exposición hay que relacionarla con otra, de sesenta y cinco fotos, de la galería EFTI (Miradas reveladoras) que intenta evocar, cincuenta años después, cómo fotógrafos de todo el mundo, incluido Alberto Díaz Gutiérrez (Korda) y otros fotógrafos cubanos de la famosa escuela cubana de foto de los años sesenta, reflejaron el triunfo de la revolución cubana. Como decía uno de ellos, Raúl Corrales, “la historia de la Revolución cubana podría escribirse sin ellos, pero sólo podría ilustrarse con las fotografías que todos fueron capaces de captar”. Memoria y fotografía se dan la mano brillantemente en estas exposiciones. Y de nuevo en el Paseo del Prado.

En el Museo Thyssen, en continua y seria colaboración, como ya he señalado, con la Fundación Caja Madrid, se expuso la primera parte de ¡1914. La vanguardia y la gran guerra!, complementada con un buen ciclo de cine, una exposición cuya tesis trataba de mostrar la actitud beligerante de gran parte de la vanguardia artística que, a través de la guerra, quería derribar y purificar el “mundo burgués”. En la Thyssen, en otra sala, una pequeña joyita: Saenredam. La fachada occidental de la iglesia de Santa María de Utrech. No lejos de la Thyssen, en Museo Colecciones ICO, se montó una exposición (Guillermo Pérez Villalta. Artífice) de la que, a pesar de que el comisario era Óscar Alonso Molina, G.P.V. fue inteligente artífice y amante de lo raro de esta primera monográfica que se le dedica a través de varias disciplinas.

En la nueva sede de La Caixa, en el Caixafórum, de cuyo programa artístico y social de actividades podían tomar nota las instituciones públicas, se pudo ver, después de la interesante exposición de Chaplin y sus seleccionadas actividades complementarias de conferencias y cine, una magnífica exposición sobre Los príncipes etruscos y otra curiosa muestra La escuela Yi. Treinta años de arte abstracto chino (el término “abstracto”, occidental, no es precisamente el correcto) también con actividades complementarias ambas. En poco tiempo este centro se ha convertido en un foco de referencia imprescindible en la vida cultural madrileña. ¡Quizá sólo le falta acabar de integrarse en el barrio! Enfrente, y a lo largo del Paseo del Prado, precisamente a continuación del Museo del Prado y sus anuncios expositivos que muestran con orgullo sus siempre potentes exposiciones, se pudo disfrutar, con la colaboración de Caja Duero, de las exuberantes esculturas de Baltasar Lobo. Y este itinerario se pudo complementar con algunas galerías cercanas como La Fábrica (las fotos del “glamouroso” y exquisito Helmut Newton y los Portraits (Retratos) del taiwanés Chen Chieh-Jen, 1960, quién, en esta segunda individual en la galería, proyectó su obra más reciente, presentada en la Bienal de New Orleans, Portrait of Homeless People. Renters of Mortgagers y otra obra, Tribunal militar y prisión (2007-2008), presentada en el ciclo Producciones del Museo Reina Sofía este mismo año. O la galería Raquel Ponce (Mabi Revuelta. Un día en las carreras), quien, frente a la crisis, ¡y como se ve con el humor de los hermanos Marx!, ha abierto, además de remodelar la primera, otra sala, y quien incluso confiesa en la prensa que no le va mal en medio de la crisis. ¡Un verdadero antídoto anticrisis! Esta postura está muy bien sobre todo cuando alguna importante subasta occidental de arte ha aflojado a la mitad comparada con diciembre de 2007 y el arte chino “occidental” está en regresión porque los coleccionistas chinos y asiáticos han vuelto a sus valores tradicionales.

 En el “reanimado” Reina Sofía (MNCARS) que, después de un interregno preñado de inercia, ha desplegado de nuevo sus airosas velas bajo la enérgica batuta del inteligente y experimentado nuevo director Borja-Villel (“El museo Reina Sofía está hoy en una situación privilegiada para desempeñar un papel importante porque, a diferencia de los otros grandes centros de arte europeos y americanos, está todavía por hacer”, Babelia, 20/12/08)), y de su subdirectora Lynne Cooke, se pudieron ver un buen ramillete de magníficas exposiciones (alguna resultado de una programación anterior) y de gran calado: la muy crítica con las guerras, desde Vietnam hasta la reciente de Irak, de la feminista y literariamente artista Nancy Spero. Disidanzas; la importante exposición regeneradora de memoria histórica suficiente como para darnos cuenta de que el espíritu creativo y participativo de aquella época se ha esfumado como es Actividad contemporánea. La Revista del G.A.T.E.P.A.C (1931-1937); la crítica de arte “comprometida y heterodoxa” de Carl Einstein (Carl Einstein. La invención del siglo XX), defensor de dadaísmos, cubismos y surrealismos y de la escultura africana, y nada “objetivo”, sin embargo, con el Expresionismo alemán y con el Constructivismo ruso; la muestra fotográfica de Alberto García Alix. De dónde no se vuelve que nos enseña, sobre todo a través de un fantástico video del artista como metáfora del montaje expositivo, a un segundo Alix más artístico y poético que el tan conocido y repetido ya documentalista sociológico de la “Movida”; otra exposición de fotografía, la primera comisariada por Lynne Cooke en el Museo, la de Zoé Leonard (Nueva York, 1961), PHOTOGRAPHS, que nos desvela la forma especial de trabajar y también de exponer de una fotógrafa poco conocida en España e internacionalmente reconocida (el director del museo llegó a decir “que con ella el museo se abría al futuro”), de la que la mayoría de sus reflexiones fruto de diez años de viajes, se concentra, como núcleo al que el resto de la exposición podría servir de contexto, en su serie de cuatrocientas fotografías, que ya se vio en la Documenta XII de Kassel de 2007, Analogue, que “ocupa” toda la última sala de su exposición, y que forma parte, desde hace poco, de la colección del MNCARS; y, por último, la creadora de utopía Torre de L. Erlich (Buenos Aires, 1973).
El Reina Sofía, aunque ya ha empezado con algunas actividades paralelas, va a tener una programación fija de Actividades para el primer semestre de 2009.
La Casa Encendida, la antigua casa de empeños y ahorro, diseñada por Fernando Arbós en 1913, sigue con su febril actividad expositiva: por una parte, adelantándose a Arco, montó espacios complementarios de la India (Mahatma Gandhi: Mi vida es mi mensaje y Reflejos de la India Contemporánea con un interesante video para entender el contexto de los artistas: Sheela Gowda, Anna Kanwar, N.S. Harsha y Anup Mathew); por otra parte, también en lo contemporáneo, que ha sido su terreno durante estos seis años como proyecto tranversal en el que la contribución al medio ambiente es digno de reseñarse, el arte último de Estados Unidos (Beatiful Losers), un arte callejero en principio, y, ahora, como diría Adorno, “mausoleízado”. Este itinerario se pudo complementar con la visita a varias galerías de la zona como Espacio Mínimo: Jean Fabre, 1958, The Escape of the artist, un video de 45 minutos y unas fotos de su “performance” del Louvre en la que hacía un homenaje al escapista y asesino Mesrine, enemigo público número uno de Francia, además de dibujos nuevos y una escultura autorretrato suyo. O Helga de Alvear: José Pedro Croft y Monserrat Soto, ésta con una muestra de memoria sonora como memoria no del recuerdo sino de la creación O Salvador Díaz: estupenda exposición con cuatro series, como prolongación de su línea “cyborg”, de Marina Núñez; y pequeño “inicio” de un proyecto de la mejicana afincada en Madrid Teresa Margolles, de quién aún recuerdo su exposición sobre “las joyas de los narcos” la cual a mi manera de ver, conceptualmente, es de lo más potente que haya hecho la galería y que, para mí satisfacción, ahora ha sido una de las más aclamadas en el espacio externo, aunque claro está no es el sitio más indicado, de ArtBasel. ¡De todas formas, tan “políticamente incorrecta” es conceptualmente que sigue teniendo problemas con el mercado! ¡Cómo las “joyas” es un regalo envenenado bajo su dorada apariencia!
Si nos salimos del cogollo del Foro, en la galería Pepe Cobo, además de la anterior de Lara Almárcegui, otra de Zoe Leonard (early photographs), una docena de fotografías aéreas de París (1989-90) que se entienden mejor en el contexto de su más completa exposición del Reina Sofía. En el Canal de Isabel II se exhibió la atmósfera cotidiana de Madrid y Barcelona en la segunda mitad del siglo XX (GYENES, Madrid. FOTO RAMBLAS, Barcelona. Fotografías de estudio 1950-1990), una magnífica exposición y un magnífico montaje ya desde la planta baja del mágico edificio en el que se mostraba el estudio del gran fotógrafo ya todo un clásico. En la Fundación Canal (Mujeres en Plural) una exposición que forma parte de la gran colección de fotografía de Lola Garrido. En la Fundación Juan March, otra vez en la línea conceptual y de tesis, una magnífica exposición (La Ilustración total. Arte Conceptual de Moscú:1960-1990) con el mérito añadido, además de sus actividades complementarias, de ser una arriesgada propuesta quizá árida para un público que sólo quiere ver a Gauguin y a Van Goh. En el Museo Lázaro Galdiano se hizo un gran funeral a la muerta haya roja ya centenaria con dos intervenciones y dos libros-caja en el contexto de una poética exposición de Miguel Ángel Blanco, 1958 (Arbol caído). En la Casa Arabe: Arte contemporáneo marroquí. En la galería Alvaro Alcázar un mapa de memorias de la Obra última de Frederic Amat. En Guillermo de Osma: Geometrías (de Rodchenko a Sol Lewitt) y Tapies. Millares y Saura. En el Museo Casa de la moneda se expuso, después de darle el premio Tomás Francisco Prieto 2007, a José Hernández (Claroscuro. Antología gráfica). Y en Matadero Madrid: Iª Bienal Latinoamericana de diseño (BID) y Tesoros sumergidos de Egipto, una magnífica y espectacular exposición sobre tesoros encontrados en el mar prorrogada varias veces por su éxito de público). Finalmente, en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid en Alcalá de Henares se produjo uno de los grandes hitos expositivos ya que se exhibió, por primera vez en España, después de cien años, El tesoro arqueológico de la Hispanic Society of America reunido por el magnate Archer M. Huntington desde 1904 (el Museo de N. York se abrió en 2008). Se pudieron ver cuatrocientas piezas arqueológicas formadas por vidrios, marfiles, cerámicas, bronces, hierros, piezas de mármol e imágenes que abarcan, cronológicamente, desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna, destacando los marfiles orientalizantes del siglo VI y VII a. C, los vasos campaniformes en perfecto estado de conservación del segundo milenio antes de Cristo (Carmona, Sevilla) y el tesoro celtibérico de Palencia.
 

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