Trasversales
Lois Valsa

FESTIVAL PHOTOESPAÑA 2009 (Y ALGUNOS LIBROS DE FOTOGRAFÍA)

Revista Trasversales número 15, verano 2009

Otros textos del autor en Trasversales

La fuerza de una fotografía reside en que preserva abiertos al escrutinio momentos que el flujo normal del tiempo reemplaza inmediatamente

Susan Sontag


Hasta el 26/07 se ha celebrado en Madrid la duodécima edición del Festival PHE09 en el que han participado 248 artistas de cuarenta nacionalidades quienes han mostrado sus obras en setenta y dos exposiciones... De ellas treinta y una han conformado la sección oficial comisariada, por segundo año consecutivo, por el portugués Sergio Mah y dedicada este año al tema de “lo cotidiano”. Al mismo tiempo, dentro de dicho festival, Madrid acoge el “Festival off” en el que treinta y cuatro galerías completan la oferta artística de este evento fotográfico ya reconocido internacionalmente. Por último en el apartado “Otras salas” (Casa Arabe, Instituto Francés, EFTI, FNAC, Instituto Alemán, e Instituto de Diseño) se han mostrado también otras exposiciones que completan la muestra.

Este año el festival se ha expandido además a Cuenca con el Openphoto Cuenca con artistas de ocho países (entre los que destaca Franco Fontana, Italia, 1933) cuyas obras se han distribuido en diferentes instituciones de la ciudad, y a Portugal (Museo Colección Berardo con Mabel Palacín y Cristobal Hara). El festival se ha complementado con programas pedagógicos y profesionales (Campus PHE Comunidad de Madrid, Descubrimientos, PHE Madrid, Lima y México DF, Encuentros PHE y Programa educativo años setenta como iniciativa de PHE y Fundación Banco de Santander en la que han participado seis institutos madrileños). Finalmente ha habido también “Programa para públicos” (“El agua de Madrid” en la Fundación Canal) y recorridos Camper, visitas guiadas y talleres familiares, “PhotoEspaña en la calle” (la noche de la fotografía y Photomaratón Canon) y ocho premios oficiales PhotoEspaña (este año lo ha ganado el fotógrafo maliense Malick Sidibé) y PhotoEspaña Internacioinal (España, Portugal, Perú y México). Sobre todo ello se puede consultar la Web del Festival: www. phe.es.

Por otra parte, en el apartado Descubrimientos PHE09 con el que se pretende potenciar la fotografía emergente, se han seleccionado en una exposición setenta fotógrafos de entre más de ochocientos presentados a concurso, que se han expuesto en “El Complejo El Aguila” de la Comunidad de Madrid que es el centro de actividades del visionado de portafolios. Y en el mismo lugar se ha incluido otra exposición (“Horizonville”) del joven artista suizo Yann Gros (1981), premio de la edición anterior, sobre el tema de la identidad (suizos que aceptan el modo de vida americano). Y en la exposición “Resilience” (regeneración de un cuerpo después de un impacto), en el Instituto Cervantes, se ha mostrado el trabajo de diez jóvenes autores que han participado en la edición de este año de Descubrimientos PHE en América Latina (México y Perú) como artistas que desde lo local inciden en lo global. A su vez, dentro del programa educativo, destacan de nuevo los Encuentros PHE con los VII Debates en torno a la fotografía: Las palabras y las fotos: Literatura y fotografía. La exposición de Los mejores libros de fotografía del año, alrededor de cien volúmenes, exhibida, por primera vez, en las salas del Ayuntamiento de Matadero Madrid se ha complementado con el Premio PHE al mejor libro de fotografía en tres categorías.

En Matadero Madrid también se han podido ver, además de una Videoinstalación, encargo del MoMA de N.York en 2003, de Iñigo Manglano Ovalle (Madrid, 1961) que intenta reflexionar sobre las herramientas de vigilancia en los entornos íntimos, tres piezas del cineasta portugués Pedro Costa (Lisboa, 1959) creadas a partir del material audiovisual que se produjo en el rodaje de las películas y que intentan reflexionar sobre su aportación a las artes visuales. Estos videos se han complementado con un ciclo de sus películas en la Filmoteca, entre las que destacan Juventud en marcha y En el cuarto de Vanda, aclamadas por la crítica pero con un público minoritario. Algunos las consideran, él lo rechaza, más propias de un museo que de un cine. Cine de autor y de calidad que refleja una y otra, con gran carga estética, un mundo marginal de inmigrantes caboverdianos. Pedro Costa se ha “comprometido” a fondo sin duda en la representación de este mundo marginal. Esta ha sido desde luego una gran oportunidad para ver sus películas premiadas en los más importantes festivales pero de difícil comercialización.

PHOE09 se ha dedicado, pues, al tema de “LO COTIDIANO”. ¡Imaginen qué puede caber en tan genérico título sin un más preciso subtítulo que delimite tan amplio campo! Concretamente el objetivo era mostrar la relación entre la fotografía documental (estilos documentales) y la realidad: desde luego no ha tratado de reflexionar sobre las tendencias actuales de la práctica fotográfica sino que, como señalaba el comisario, sería más bien un intento de definir “una cultura particular para la fotografía en sus formas de representar y analizar lo real”, llegando incluso, a través de la fusión con la pintura, a “lo periférico” (Gerhard Richter, 1932, en Fundación Telefónica o Patrick Faigenbaum, 1954, en Círculo de Bellas Artes). No hay que olvidar que el fértil encuentro entre la práctica documental fotográfica y el medio pictórico ayuda a reformular las prácticas representacionales y en ello el francés (retrospectiva de veinte años en la que destacan sus retratos de la aristocracia italiana) ocupa un lugar muy importante. Sin embargo, según algún crítico, “el trabajo que mejor se ajusta y responde en esta edición al objetivo de revisar las posibilidades que ofrece la vida cotidiana como territorio crítico y de investigación” (Alberto Martín en Babelia) es el de la joven artista Sara Ramo (1975), una de los cuatro artistas españoles en Venecia, que se ha mostrado en el Jardín Botánico. Por su parte aclara: “Más que pertenecer a lo cotidiano, mis obras lo transforman...Me interesa ver potencia en cosas que aparentemente no tienen importancia, dónde lo banal y lo mágico están unidos” (El Cultural).

Por otra parte, en esta edición, también está muy presente el ARCHIVO, tanto en la otra exposición del Jardín Botánico, pionera en esta materia, la de Larry Sultan y Mike mandel (Evidence, 1977) como en el proyecto crítico de The Atlas Group (1998-2004) llevada a cabo por Walid Raad (Líbano, 1967) en el que “la ficción tiene el poder de transformarse en un hecho histórico, estético, económico-social o político”. Una confusa línea de separación entre lo real y lo imaginario” que se ha expuesto en el Museo Reina Sofía en el que ya se había mostrado en febrero pasado dentro del Festival Escena Contemporánea.

Este año el festival ha tenido sin duda un buen nivel y ha contado con importantes y destacadas exposiciones entre las que señalaré algunas. En el apartado institucional: Años 70. Fotografía y vida cotidiana (Sala de Exposiciones del Centro Cultural Fernando Fernán Gómez en la que ha participado la Fundación del Banco de Santander), Gerhard Richter (Fundación Telefónica), Dorothea Lange. Los años decisivos (Museo Colecciones ICO), Ugo Mulas, Italia 1928-1973 (Fundación BBVA), Bartolomé Ross, 1906-1974, (en el Museo de Arte Contemporáneo en el Centro Cultural Conde Duque y comisariada por Alejandro Castellote), Annie Leibowitz, EE.UU., 1949 (Sala de la Comunidad de Alcalá 31), Sergey Btatkov, Ucrania, 1960 (Sala de la Comunidad de Canal), Patrick Faigembaum (Círculo de Bellas Artes) y Mauro Restiffe, Brasil, 1970 (Casa de América). Entre ellas voy a destacar la gran exposición de Lange (EEUU, 1895-1965), una fotógrafa que nos ha dejado verdaderos iconos fotográficos (el de la madre con sus hijos o el del hombre en la cola...) de la Gran Depresión (1929), y cuyas fotos sobre esa época ocupan una parte de una muestra, muy cuidada en su montaje de copias de época, en la que también se ha podido ver su trabajo, un trabajo mucho menos conocido y censurado durante años, sobre los campos de internamiento de japoneses en EEUU en el momento de la invasión japonesa de Pearl Harbour en la segunda guerra mundial. Su trabajo fotográfico, que se puede apreciar muy bien en esta exposición sobre la que han editado un cuidado catálogo, puede servirnos además de complemento del magnífico trabajo de Walker Evans visto hace poco en la Fundación Mapfre, ya que ambos tienen la importancia añadida de hacer memoria de la enorme crisis de aquella época rememorada ahora una y otra vez por la crisis económica y financiera que sufre el mundo global. Y, en otro sentido claro está, hay que señalar la exposición de Annie Leibowitz. Vida de una fotógrafa 1990-2005, en la que, además de la amplia y variada muestra retrospectiva de sus fotos exhibidas en un buen montaje, se muestra su sentido homenaje íntimo a su compañera sentimental la escritora Susan Sontag, por otra parte una de las más importantes teóricas de la fotografía (Sobre la fotografía). Y otras a destacar en el apartado Off de galerías: Malick Sidibé (Oliva Arauna, complementada por las estupendas copias de época de la exposición Años 70 del Fernando Fernán Gómez en la que se pueden apreciar también las fotos de peinados de Okhai Oieikere), Virxilio Vieitez (Juana de Aizpuru) y la curiosísima de Gilbert Garcin (Astarté), sin olvidar otros fotógrafos muy conocidos y reconocidos en otras galerías. Por último, en el apartado Otras salas: una destacada exposición, Enrique Meneses, una retrospectiva, en EFTI, de un viejo maestro del fotoperiodismo.

Indudablemente, Años setenta. Fotografía y vida cotidiana es la exposición central e indispensable como colectiva nuclear del festival (treinta y tres artistas) y propuesta de los comisarios Sergio Mah y Paul Wombell. En esos años surgieron no sólo las propuestas más radicales en la práctica fotográfica sino también los textos fundamentales, algunos trozos de dichos textos se pueden apreciar en el magnífico catálogo de la exposición, de la teoría fotográfica (Susan Sontag, Roland Barthes, John Berger..). Como señalaban sus comisarios la elección de ese periodo no ha sido gratuita: Los setenta representan el inicio de lo que hoy somos. Ha sido una década ignorada y sin embargo en ella se gestan ideas tan actuales como la de mercado libre, la globalización o la de tomar decisiones individuales. En los años setenta se dio, pues, un salto cuantitativo y cualitativo en la relación entre fotografía y sociedad, y entre fotografía y arte en general, que aún sigue repercutiendo sobre la fotografía actual. En esta exposición aparecen grandes nombres internacionales de la fotografía (A. Sekula, K. Knorr. V. Burgin, Hans-Peter Feldman, Boltansky, David Golblatt, W. Eggleston, Laurie Anderson, Siphie Calle, Cindy Sherman, Ana Mendieta....), y de España (Alberto García Alix, Carlos Pazos, Fina Miralles..), y obras pioneras muchas antes nunca vistas en directo, algunas magníficas imágenes de época. ¡No es de extrañar, viendo todas estas fotos, que se produjera entonces un cambio radical en el mundo de la fotografía! Y en esta exposición se pretende visualizar precisamente este cambio tan radical. Pero en este punto es dónde surgen las dudas ya que, según algún crítico, el tema de lo cotidiano pierde especifidad en el marco de los estilos documentales. Se presentan mezclados dos polos fotográficos. por un lado autores que se mantienen en los viejos modelos de la tradición documental con reportajes más convencionales, y, por otro, autores más innovadores e interesantes desde el punto de vista artístico, no sólo de los setenta sino de las últimas décadas, sobre los que bascula, aunque aparentemente se equipare todo, la mayor parte del espacio expositivo. Sus estrategias y herramientas (secuencias, mosaico, texto asociado a la fotografía), muy transformadoras en aquel momento ya que articulaban una crítica al esteticismo, a la autonomía y a la trasparencia de la imagen fotográfica, han sido hoy en gran parte incorporadas e integradas. La exposición alcanza así un buen nivel descriptivo, sin embargo, según Elena Vozmediano en El Cultural, la propuesta, a pesar de la coherencia temporal, no resulta convincente a nivel estético y conceptual tanto en el desarrollo del argumento como en el intento de mostrar cuan importante fue esa década en las aportaciones de la fotografía al arte contemporáneo precisamente por esa mezcla y equiparación de esos polos. Por mi parte estoy de acuerdo con tal crítica y por ello la resalto ya que el concepto expositivo queda así difuminado. En este sentido, Alberto Martin en Babelia, aunque destaca el buen contrate entre formatos expositivos, que incluso a veces llega a contraponer muy bien imágenes que ilustran posiciones muy opuestas como las de V. Burgin (Zoo78) y Kohei Yoshiyuki (Park) en relación al “voyeurismo”, el dinero y el fetichismo, no deja de señalar un vacío en medio de los dos polos contrastados (el de la renovación y el tradicional). Según él queda un territorio intermedio sin explorar (muy explorado por cierto en aquellos años pero que aquí queda sin explorar) aquí ocupado sólo dos autores aunque muy importantes: David Golblatt (del que recientemente se mostró obra en la galería Elba Benítez) y William Eggleston. ¡Hubiera sido una gran ocasión de hacerlo! De todas formas, con los, a mi manera de ver también, pertinentes “peros”, ha sido una importante exposición, además de por la cuidada calidad de sus fotos, el cuidado montaje y el magnífico catálogo, porque nos ha hecho pensar y ha dado lugar a la polémica.

Por último, aprovecharé la ocasión para hablar de alguna exposición y de algún libro de fotografía cuya presentación en Madrid ha coincidido con las fechas del PHE09. Por ejemplo, la importante exposición de la fotógrafa mejicana Graciela Iturbide (1940), una de las más destacadas fotógrafas latinoamericanas de las últimas décadas, cuyo trabajo ha sido reconocido en 2008 con el prestigiado premio Hasselblad, que se ha podido ver en la sala dedicada a foto de la Fundación Mapfre de General Perón. De esta fotógrafa, discípula del gran Manuel Älvarez Bravo, tiene relevantes imágenes la fundación en su colección de fotografía. Una vez más un magnífico catálogo deja constancia de tal exposición. Al tiempo se ha presentado en La Fábrica su propia edición del libro de Robert Capa (Ligeramente desenfocado), traducido por Miguel Marqués, con ciento treinta fotos, tomadas entre 1941 y 1945, que acompañan al texto. Un texto por cierto que había sido publicado en inglés en 1947: es de agradecer, pues, la magnífica labor editorial por la edición de una obra que no se había publicado en castellano hasta ahora. Estas memorias del fotógrafo de origen húngaro Robert Capa (1913-1954) de la segunda guerra mundial, con un prólogo de su hermano Cornell y un texto de Richard Whelan, gran conocedor de la obra de Capa ya que es autor de varios libros sobre él, merecen ser leídas, además de por ser inéditas en castellano, por la magnífica escritura del fotógrafo llena de autoironía y sentido del humor. En la presentación algunos se planteaban si Capa no era mejor escritor que fotógrafo lo cual es un elevado listón de comparación. A mí su lectura me ha deparado no sólo una gran sorpresa por su gran calidad literaria en cuanto a la narración y a los diálogos sino también un enorme placer por su manera de escribir precisa y concisa.


 

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