Trasversales
Universidad Nómada

La crisis: áreas de reflexión

Revista Trasversales número 15 verano 2009

Este texto es un fragmento de la presentación al seminario “La crisis sistémica actual del capitalismo y las políticas económicas para salir de la crisis” (22 de abril) organizado por la Universidad Nómada y el Centro Reina Sofía de Madrid (MNCARS). Publicado con autorización de la Universidad Nómada.



Las políticas de salida de la crisis, además de reanimar la actividad económica, deberían ser también políticas transformadoras de la estructura socioeconómica que hizo posible su desencadenamiento. En este sentido sugerimos, a modo de propuestas sumarias para centrar el debate de esta jornada de trabajo, las siguientes áreas de reflexión que pueden propiciar nuevas modalidades de comprensión de la crisis y contribuir a diseñar políticas originales para su resolución con el fin explícito de construir nuevos bloques sociales que hagan posible su aplicación.

1. Resulta crucial la reforma del sistema financiero desde el punto de vista de un nuevo Estado del bienestar posneoliberal, postsocialista y posnacional, que vincule institucionalmente los procesos de asignación de recursos en los mercados financieros con las exigencias sociales y ecológicas decididas democráticamente a escala local, regional y global implícitas en las nuevas políticas macroeconómicas regionales (nacionales y europeas) y globales. Y ello con el fin de conseguir una efectiva distribución equitativa de la renta y de la riqueza en tanto que nuevo derecho adecuado a la extrema socialización de la producción. El sistema financiero debe ser diseñado para hacer posible que la socialización objetiva de las relaciones de producción acaecida durante las últimas décadas se articule como estrategia de reproducción social e intergeneracional igualitaria y sostenible en el marco de procesos de acumulación de capital no capitalista. Para ello nos preguntamos como interrogación colectiva cómo podríamos definir el nuevo Tableau Économique que debe inspirar los nuevos derechos y la reformulación emancipatoria de los viejos y cuál sería su impacto en el diseño del nuevo sistema financiero apto para gestionar en clave de justicia social los nuevos procesos de crecimiento económico no capitalistas.

2. La redefinición de las nuevas modalidades de trabajo que encuentran una inserción dificultosa en el actual marco de relaciones laborales y su redefinición en nuevo modelo de derechos que redunde en una mayor eficiencia económica y en una mayor justicia social, partiendo de las nuevas modalidades de trabajo y de la nueva calidad de los sujetos productivos. En este sentido las políticas de resolución de la crisis actual deberían pensar nuevas iniciativas en torno a las nuevas tipologías del trabajo autónomo, las nuevas formas de precarización y exclusión, las nuevas modalidades de trabajo de cuidado, las formas de trabajo migrantes así como los nuevos derechos y nuevos modelos de ciudadanía que corresponden a la complejidad de la fuerza de trabajo actual. Especialmente habría que pensar la situación y el estatuto de la fuerza de trabajo migrante, que en nuestro país y en Europa ha conocido tasas y situaciones de explotación intolerables que violan lisa y llanamente de modo flagrante y continuado la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

3. Otro aspecto crucial es la revolución fiscal pendiente tras la regresivo ciclo neoliberal que debe partir simultáneamente de una nueva definición del concepto de riqueza, de la teorización del ciclo productivo actual, y de las características e implicación de los sujetos sociales a lo largo del proceso integral de la producción y reproducción social. El nuevo modelo tributario debe ser tan radicalmente innovador fiscalmente como lo han sido durante las últimas décadas las transformaciones que han revolucionado la economía global y las políticas macroeconómicas internacionales, los sistemas financieros globales, las pautas de comportamiento comercial, los modelos de producción y la calidad de los sujetos productivos. La revolución fiscal pendiente debe ser un elemento esencial del nuevo orden económico, de las nuevas políticas económicas públicas y del nuevo catálogo de derechos sociales y políticos y ha de concebirse en nuestra opinión de modo que articule estrechamente las dimensiones local, regional y global de su incidencia económica, presupuestaria y productiva.

4. Otro aspecto crucial para pensar las políticas de salida de la crisis lo constituye la unión monetaria europea y la gestión del euro por el BCE, que supone un experimento inédito de transferencia de soberanía de los Estados-nación a entidades de carácter supranacional, lo cual evidencia también formas novedosas de socialización de la producción y del trabajo durante las últimas décadas. En realidad, la unión monetaria es resultado de las luchas de las clases trabajadoras europeas que han obligado a los Estados a proteger a sus poblaciones de los aspectos más destructivos de los mercados financieros y de capitales mundiales sin haber logrado, no obstante, embridar la política monetaria en el marco de un proyecto emancipador de políticas macroeconómicas igualitarias, sostenibles y socialmente justas. En este sentido, la gestión de la política monetaria debería organizarse para salir de la crisis actual en términos de una política expansiva que garantice niveles de renta adecuados a corto plazo con independencia de los niveles de empleo que el actual modelo económico y las elites que lo gestionan son incapaces de generar de modo estable y equilibrado.

5. Creemos que también resulta fundamental redefinir los espacios políticos de referencia en los cuales debemos pensar las políticas económicas para salir de la crisis. Su delimitación debe ser pensada de modo que la imposición e implementación de políticas progresistas, justas y sostenibles sea la más eficaz, simple y efectiva para las fuerzas sociales que pretenden transformar el actual sistema económico y productivo. En este sentido, pensamos que sin olvidar la crucial declinación nacional o local de las decisiones políticas y económicas, Europa constituye nuestro campo de acción elemental para dotar a los trabajadores que viven y trabajan en la UE de un catálogo de derechos socio-económicos, fiscales, de políticas de bienestar y de modelos sindicales y empresariales dignos de las necesidades sociales medias actuales. Dado que las elites y grupos dominantes calculan sus estrategias a esa escala y dado que la homogeneidad y la convergencia de intereses de las diversas fuerzas de trabajo explotadas en Europa presenta idéntica convergencia, creemos que las propuestas de las políticas económicas y sociales para salir de la crisis deben pensar estratégicamente la dimensión europea de la implementación de las políticas propuestas y de las luchas para hacerlas posibles, al tiempo que se colocan críticamente en la perspectiva de la governance mundial. De modo inmediato, la organización de una hacienda, un presupuesto y unas políticas de gasto europeas en el marco de un modelo político federal que hagan posible la defensa y la extensión en clave posnacional de las políticas de bienestar conquistadas en Europa y la aplicación de políticas redistributivas a escala continental constituirían un marco constitucional adecuado para organizar políticamente al bloque social que puede imponer una salida progresista a la crisis actual.

6. Por último, las políticas económicas de salida de la crisis deben enmarcarse en un nuevo marco constitucional nacional y europeo, que permita establecer una relación inédita con la cosa pública, con las Administraciones públicas y con las modalidades de gestión de los recursos públicos en clave democrática, transparente y alejadas de las prácticas de corrupción tan frecuentes en las sociedades europeas. La crisis sistémica actual afecta también a los modelos constitucionales, a las formas en las que los ciudadanos participan en el funcionamiento de la comunidad política y a las modalidades de representación y de definición de la soberanía. Si los cambios en la constitución material han presentado la intensidad a la que hemos hecho brevemente alusión en los párrafos anteriores y la gubernamentalidad del ciclo económico y financiero ha conocido una crisis tan profunda como la que estamos viviendo durante los últimos meses, entonces las constituciones formales deben reconocer estratégicamente el doble impacto de las deficiencias del actual modelo democrático y de concepción de lo público –y del sistema de partidos realmente existente–, por un lado, y de las deficiencias de la interrelación entre el modelo neoliberal de mercado y de empresa y las instituciones públicas y administrativas que hacen posible literalmente su existencia, como ha quedado demostrado por las políticas de rescate e intervención aplicadas a escala global durante los últimos meses. Las constituciones formales deberían también modificarse al hilo de la implementación de las políticas de salida de la crisis para asegurar que la socialización de la producción y de la governance de los procesos económicos se traduzca en nuevos derechos sociales dotados de contenido político constitucional que no reproduzcan de nuevo la explotación de los recursos públicos por los intereses privados y la destrucción de los derechos por la falta de aplicación de su contenido tan sólo formalmente reconocido. También en este ámbito los nuevos modelos de constitución posnacional a escala europea deberán articularse creativamente con las nuevas políticas macroeconómicas internacionales tendentes a producir un nuevo orden económico global.



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