De manera que sí, que a las personas
de izquierdas nos van robando el vocabulario y la posibilidad de expresar
ideas claramente de izquierdas, y la población en general termina por
creer que existe la derecha, incluso la extrema derecha, -que no se cortan
un pelo-, y que por el otro lado, está el centro. La idea que se extiende
es que que mantener posiciones de netamente izquierdistas es algo extremo,
raro, marginal...ya que dichas ideas ni aparecen con nitidez en los medios,
ni las expresan los políticos (desde luego no los que gobiernan,
nunca) Se va educando en la sensación de que ser de izquierdas es
algo vergonzoso o clandestino, algo propio quizá de jóvenes
alocados, pero no de personas maduras y normales.
La consigna es la siguiente: uno puede ser claramente de derechas y estar
a favor de los crucifijos, en contra del aborto, del matrimonio gay, en contra
de lo público o en contra de una política impositiva progresiva
y no pasa nada; una postura semejante puede ser perfectamente defendida en
público. Pero si uno/a es de izquierdas y está por quitar
los crucifijos del espacio público, a favor del aborto como derecho
(derecho, Señor Bono, derecho), a favor de que los impuestos cobren
más a los ricos, mucho más, a favor de lo público frente
a lo privado... parece que no puede decirlo con claridad si quiere tener
acceso a los medios.
He aquí un ejemplo que me hizo pensar mucho. Cuando hace un par de
semanas se celebraron elecciones en Uruguay y estas fueron ganadas ampliamente
por el exguerrillero Jose Mugica, en el telediario de las nueve de la noche,
en Televisión Española, el locutor dio paso a la enviada en
Montevideo con la siguiente afirmación (literal): “Existe el temor
que de que Jose Mugica sea más de izquierdas que su antecesor ¿no?”
a lo que la enviada respondió: “Existía ese temor, pero no parece
fundado ya que Mugica ha moderado su lenguaje en esta segunda vuelta”. Yo,
que lo estaba escuchando tuve que preguntarme: ¿quien teme que Mugica
sea de izquierdas? No serán los electores, que le han votado masivamente
aun cuando, efectivamente, parece más de izquierdas que su antecesor.
¿No será entonces que los electores son mayoritariamente de
izquierdas y es justamente eso lo que quieren de su gobierno? Finalmente por
mucho que los medios o los comentaristas en general no quieran entenderlo,
no quieran asumirlo, puede que lo que ocurre sea algo tan simple como que
los votantes, a veces, quieren que gobierne la izquierda, una izquierda que
parezca de izquierdas, en su lenguaje y en sus actuaciones: en Uruguay, en
Bolivia o en Venezuela. Y que el problema es cuando la izquierda parece que
desaparece y sus votantes quedan huérfanos, como en Italia.
Aquí, sin ir más lejos, pasa lo mismo. Votamos al PSOE para
que gobernara la izquierda. Cuando el PSOE llevó adelante cambios sociales
importantes y de izquierdas, ganó las siguientes elecciones. En la
segunda legislatura, en cambio, echaron el freno, llegó la moderación,
el miedo, el “no vaya a parecer que somos muy de izquierdas”. Así que
reforma fiscal más o menos de derechas, el aborto ya no es un derecho
de las mujeres (la palabra “derecho” desaparece de cualquier argumentación),
quitar los crucifijos de los espacios públicos ya no está en
la agenda, y apatía o directamente temor en la defensa de lo público,
que no asume nadie frente a las privatizaciones de la derecha. ¿A quién
teme asustar Zapatero? ¿Por qué dan por hecho que no somos
mayoría los votantes que le pedimos que sea y que parezca de izquierdas?
Los votantes de izquierdas le llevamos a la Moncloa, pero una vez allí
parece que se trata de no asustar a la derecha. Lo cierto es que el PSOE
hace tiempo que empezó a perder las elecciones y que las perderá
posiblemente. Las comenzó a perder el mismo día en que tuvo
miedo de asustar a la derecha e incluso a la extrema derecha en lo que hace
a sus relaciones con la iglesia. Pero los que le votamos en su día
y los que ahora estamos asustados somos las personas de izquierdas que, a
pesar de la invisibilidad a la que se nos somete, existimos.
Beatriz Gimeno es escritora y ex presidenta de la Federación
Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales