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Yannick Jadot

Copenhague: un acuerdo de trileros

Revista Trasversales número 16 diciembre 2009

Yannick Jadot es eurodiputado por Europe Ecologie



Los dirigentes de los grandes países han fracasado lamentablemente. Y en vez de asumir su fracaso ante los países más vulnerables, excluídos de las discusiones finales, se han marchado por la puerta de atrás. Sin foto de familia. Peor aún: han intentado hacernos creer en un "éxito", mintiendo a la opinión pública.

Nicolas Sarkozy, durante su conferencia de prensa, también ha declarado que el Acuerdo de Copenhague ha sido un "éxito", alegando, por ejemplo, que será jurídicamente vinculante en 2010. Falso. El Acuerdo de Copenhague no dice nada de eso. Y lo mismo pasa con las pretendidas asignaciones de financiación para los bosques o para África. En cuanto a una Organización Europea del Medio Ambiente, ya existe y se llama Agencia Europea del Medio Ambiente. No han sido garantizados los nuevos fondos prometidos a los países más pobres, ya que la ayuda para los próximos tres años bien podría ser descomtada de la actual ayuda al desarrollo.

¿Cómo movilizar a los ciudadanos en junio, cuando los negociadores de la ONU se vuelvan a encontrar en Bonn? ¿Cómo podrían creer después de tantos engaños que los jefes de Estado serán capaces de tomar medidas valerosas?

Los países que han sido excluídos de las discusiones sobre el Acuerdo de Copenhague deben rechazarle y hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo ambicioso en el marco de la ONU, ya sea esta noche en Copenhague o a comienzos de 2010. La Unión Europea debe seguir apostando por la ONU y sus dirigentes deben de renunciar a seguir dando preferencia a su presencia mediática en vez de dársela a la cohesión, para por fin poder hablar con una voz fuerte y ambiciosa.

Hay el riesgo de que el Acuerdo de Copenhague sea firmado por algunos países pero rechazado por la mayoría, creando un proceso paralelo al de la ONU que, en la práctica, podría significar el fin de las negociaciones en el marco de las Naciones Unidas. Se teme que maten Kyoto y ahora quizá van a matar también a la Convención de la ONU sobre el Clima. Esa sería la victoria póstuma de Bush.

Copenhague, 19 diciembre 2009



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