Trasversales
Beatriz Gimeno

Pensiones y política

Revista Trasversales, febrero 2010

Textos de la autora
en Trasversales

Artículo publicado originalmente en (c) El Plural bajo licencia Creative Commons



Para bajar los salarios, recortar los derechos sociales, hacer a los empresarios los dueños y señores de nuestras vidas, no hay nada como meter miedo. Nos quedaremos sin trabajo, nos quedaremos sin pensiones, y ese miedo nos lleva a aceptar lo que venga. Rajoy lo ha dicho claramente, mejor un trabajo con despido barato que ningún trabajo. Y así podía seguirse: mejor un trabajo con poca pensión que ninguna pensión, mejor un trabajo de 16 horas que ningún trabajo, mejor…Y nos come el miedo, aunque el miedo no tenga justificación. El lunes decía el periódico Público que todas las predicciones difundidas en los años noventa por empresarios y bancos fallaron. ¿Fallaron o no tenían ninguna base real y su único objetivo era meter miedo? Ahora también se expanden las previsiones catastrofistas de los mercados y eso aunque muchos teóricos y expertos de izquierdas nos dicen que los datos que manejan empresarios y bancos no son ciertos, pero, sobre todo, no son ineludibles. Pero esas voces apenas se escuchan. En los medios escritos o en las radios, en todas las tertulias, sólo oigo hablar de matemáticas. Y yo de matemáticas no entiendo. Pero entiendo que el miedo busca hacernos más vulnerables frente a la negociación y la defensa de nuestros derechos; y que pretende también expulsar a una buena cantidad de gente hacia sistemas privados de pensiones, de los que se oculta, en cambio, que son mucho más vulnerables que los públicos, y si no que se lo digan a los chilenos.  Cierto que mucha culpa la tiene la izquierda que cuando la derecha azuza el miedo, en lugar de dar un viraje y hacer una política claramente progresista, y explicarla, comienza a aplicar las recetas que le pide la derecha y, supuestamente, la sociedad. Supongo que buscan con eso aplacar los temores. Las consecuencias son más que conocidas, los votantes no admiten que la izquierda aplique políticas de derechas, cuando lo hace pierde las elecciones, pero pierde también su crédito. Véase lo que le costó a la socialdemocracia alemana hacerle el trabajo sucio a la derecha: las catacumbas. Con el debate sobre las pensiones está pasando eso. Ya nos han vendido que la única manera de que el sistema no quiebre es retrasar la edad de jubilación. Pero también se ve venir que más adelante se aumentarán los años necesarios de cotización, se cambiará el cálculo sobre la misma, de manera que terminaremos cobrando menos. Pero lo cierto es que en esto, como en todo se puede hacer una política de izquierdas o de derechas. Es una cuestión de optar, no es obligatorio hacer caso a los banqueros, ni a los empresarios, ni a los mercados. Es cuestión de ideología, y ahí Zapatero tenía mucha razón. ¿O es que el mercado no tiene ideología? Que la izquierda haya aceptado que el mercado es un regulador imparcial ha sido el mayor éxito del liberalismo económico. Lo cierto es que, aceptado eso, es muy difícil desmontar todo lo que viene después.

Ayer en el diario Público Gosta Esping-Andersen, un experto en el Estado del Bienestar nos decía lo que ya nos viene diciendo Vicenç Navarro en sus artículos, que es una cuestión de optar por uno u otro modelo y que las pensiones no tienen por qué correr peligro si se apuesta clara y decididamente por un modelo socialdemócrata. Ambos profesores han llamado la atención sobre la necesidad de que las mujeres alcancen las mismas tasas de empleo que en otros países europeos, especialmente en los más desarrollados, para lo cual hace falta invertir en guarderías y servicios domiciliarios. Sin embargo, se hace lo contrario, nadie habla de guarderías públicas ni de educación infantil y se intenta, sutilmente, que las mujeres abandonen sus puestos de trabajo, por ejemplo con medidas paternalistas que aumentan sus permisos de maternidad y no los de paternidad de manera que no compense contratarlas. Fracaso escolar (de los más altos de la UE), delincuencia juvenil, (pánico social)… Contra lo que opinan los voceros de la derecha, ambas tasas descienden drásticamente cuando la madre trabaja.

¿Aumentar la edad de jubilación para todos igual? ¿Por qué? ¿Es que es lo mismo un profesor o una abogada que una limpiadora o un obrero de la construcción? ¿Por qué eso apenas se discute? Y por supuesto que las pensiones, que son un programa social, pueden financiarse también con impuestos. Es lo justo y lo progresista y lo que hacen muchos países europeos. Además, si por fin una parte de los impuestos fuera para financiar las pensiones habría que ver quién era el listo que se atrevía después a tocarlo sin un gran coste político. En España todavía estamos esperando algún gobierno que meta mano a los impuestos y los haga verdaderamente progresistas y progresivos. ¿Por qué nos hacen temblar a todos mientras aseguran que seguirán sin tocar a las grandes fortunas?

En realidad, no hace falta entender de matemáticas como pretenden. Sólo entender de ideología, y aquí nos la están dando con queso. Pero lo cierto es que después de tantas renuncias, ya desarmados ideológicamente, no sé cómo vamos a poder oponernos a esto. Lo veo muy negro.

Beatriz Gimeno es escritora y ex presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales


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