Trasversales
Luis M. Sáenz

Cuando los hermanos Castro dejaron de ser delincuentes

Revista Trasversales número 17,  marzo 2010

Textos del autor en Trasversales

"Desde Pablo hasta Stalin, los Papas que han elegido al César han preparado el camino para los césares que sólo se eligen a sí mismos"
Albert Camus



Hubo un tiempo en que los hermanos Castro, Fidel y Raúl, tuvieron el honor de ser considerados delincuentes por una dictadura sanguinaria, la de Batista; entonces, ellos llevaban una lucha justa. Tiempos muy lejanos para quienes desde hace muchas décadas deciden quienes son y quienes no son delincuentes en Cuba, parapetados tras las excusas, que no razones,  que les ha dado la agresiva política estadounidense en América Latina y la política de embargo que daña al pueblo cubano, no al régimen político castrista.

Para el régimen castrista, Orlando Zapata era, que duda cabe, un delincuente. Como delincuentes fueron las personas que pasaron por las cárceles del franquismo por oponerse a ese régimen criminal conducido por criminales.
"Delincuente común", ha proclamado el castrismo y quienes simpatizan con él y no se deciden a decir claramente que consideran justo que en Cuba la disidencia se castigue con cárcel.
 Podría recordarles que "delincuentes comunes"·pueden protagonizar en las cárceles luchas políticas democráticas, como fue el caso de la COPEL en España, pues el trato que recibe la población carcelaria es un asunto político. Pero en este caso no hace falta recurrir a ese argumento, ya que Orlando Zapara era un preso de opinión, reconocido como tal por Amnistía Internacional.
Ignoro -y poco me importa- lo que haya de cierto o de falso en los antecedentes "comunes" de Orlando Zapata aireados por el régimen castrista. Lo que sí sabemos son los motivos por los que estaba ahora en prisión. Sabemos que el 6 de diciembre del 2002 fue detenido bajo la acusación de desacato, siendo liberado un mes después pero vuelto a detener dos semanas más tarde en La Habana mientras participaba en un ayuno reclamando la libertad de algunos presos políticos, en particular la de Elías Biscet. Unos 14 meses después fue condenado a tres años, que, sin salir de la cárcel, terminaron convirtiéndose en 36 años de condena por desacato, desordenes públicos y desobediencia. Hubiera o no hubiera otros delitos anteriores, los motivos por los que Orlando Zapata llevaba en prisión siete años eran claramente políticos.

La segunda excusa dada ha sido que nadie puede impedir un suicidio y que un Estado no puede ceder a las reclamaciones de cualquier preso que se ponga en huelga de hambre. Esas, por ejemplo, han venido a ser las palabras de Lula. Podríamos entonces sacar a relucir las palabras de Fidel Castro en 1981: "!Tiemblen los tiranos ante hombres que son capaces de morir por sus ideas tras 60 días de huelga de hambre!". Podríamos añadir que, en el caso de Orlando Zapata, fueron 86 días. Pero tampoco hace falta. Orlando Zapata no debía estar en prisión y eso es lo que hace que el régimen sea responsable de lo ocurrido, incluso aunque el tratamiento médico hubiese sido el mejor posible y las demandas de Zapata inasumibles (que no lo eran). Orlando Zapata entró en prisión y salió muerto de ella por realizar un acto tan "terrorista" como un ayuno.
¿Cómo no disentir de un régimen que es de "partido único"? ¿Cómo no disentir de un régimen en el que disentir es delito? ¿Cómo no disentir de un régimen en el que existe la siniestra figura de la "peligrosidad predelictiva" (artículos 72 a 84 del código penal cubano), que puede dar lugar a internamientos de hasta cuatro años sin acusación de delito alguno? ¿Cómo creer que los Castro tiene derecho a hacer aquello por lo que nos rebelamos contra Franco?
En definitiva, Orlando Zapata no debía estar en la cárcel. Que en el mundo hay miles de personas en esas circunstancias, cierto, pero no estoy dispuesto a recitar una Enciclopedia universal de los horrores cada vez que denuncio alguno de ellos. He aprendido que cuando, al denunciar A, alguien te responde alterado "¿Y de B qué dices?", lo que ocurre es que no quiere que denuncies A. De hecho, basta con que le propongas denunciar en común A y B para que termine la conversación y escape refunfuñando "pues vete a Cuba a vivir si te parece mal esto" o "agente del imperialismo", pues los energúmenos de diversas ideologías son muy similares: "hay algo en ellos que aspira a la esclavitud" (Albert Camus).

Pero he dejado para el final el tercer argumento que se está utilizando para no defender a los disidentes anticastristas: Estados Unidos. Los más honestos e inteligentes partidarios del régimen castrista reconocen que en él hay muchos defectos y que serían necesarias reformas democráticas. Pero suelen añadir que eso es imposible mientras Estados Unidos siga entrometiéndose y manteniendo el bloqueo a Cuba, y que la disidencia cubana está vinculada a Estados Unidos y que por eso no puede recibir apoyo frente a la represión castrista.
Sin embargo, tampoco ese argumento se mantiene en pie. Porque para apoyar a las víctimas de la injusticia no hay que compartir sus puntos de vista. Porque no es verdad que la disidencia cubana sea una banda de agentes de Estados Unidos, aunque algunos de sus líderes puedan tener estrechos vínculos con los sectores más reaccionarios del partido republicano, de la misma forma que era infame atribuir las actividades de oposición del PCE al franquismo a Moscú, pese a los estrechos lazos de algunos de sus dirigentes con los regímenes estalinistas de la URSS o Rumania, y criminal habría sido haberse negarse a reclamar la libertad de los presos comunistas. Porque sería milagroso que la oposición cubana estuviese sesgada hacia la izquierda cuando la simpatía o al menos la benevolencia de la izquierda mundial hacia el castrismo es patente; pese a ello, hay corrientes de izquierda en la disidencia cubana, y tantas más habría y tanto más fuertes serían si encontrasen la solidaridad de quienes nos situamos en la izquierda en otros lugares del mundo. Porque ese análisis convierte los procesos de emancipación social en meras derivaciones de los comportamientos de los poderosos, ignora que una sociedad cubana dotada de libertades democráticas sería mucho más poderosa para reanimar lo poco que queda de los logros de la revolución de 1959, para lograr el fin de un embargo injusto y para hacer frente a las presiones externas. Porque el régimen totalitario prepara el terreno para que ocurra en Cuba lo mismo que en Rusia o China, donde, a través de variantes diferentes, las castas del partido único han aprovechado la desactivación social provocada por décadas de represión y despotismo para seguir manteniendo el mando y sus privilegios a través de nuevas formas abiertamente capitalistas, que es la vía por la que caminan las "reformas" desde arriba en Cuba. Curioso "socialismo" el que aduce que, dadas las presiones del capitalismo mundial, puede abrirle las puertas para montar empresas en Cuba pero no puede permitir que un albañil opine libremente o monte un sindicato que no dependa del Estado. Y, en definitiva, porque  no debería ser necesario explicar que quienes dicen defender la emancipación humana tendrían que defender sin vacilación la libertad de expresión y el derecho a disentir en cualquier lugar del mundo.

Por estas razones, acabo de firmar una petición "por la excarcelación inmediata e incondicional de todos los presos políticos en las cárceles cubanas" e invito a  hacerlo.

Bien sé, y no me importa, que muchas de las personas que firman esa petición no comparten mis ideas de izquierda libertaria y que en muchos ámbitos estaremos "al otro lado de la barricada". Bien sé, y me molesta pero no modifica mi decisión, que igual algún día aparecen entre los firmantes Aznar o Esperanza Aguirre. Pero también sé que si no somos muchas las personas de "izquierda" firmantes (aunque he visto la firma de varias) no es porque firme mucha derecha sino porque firma poca izquierda, y me importa más elegir causa que compañía, al igual que he hecho al manifestarme montones de veces por causas justas al lado de simpatizantes castristas. Si sólo pudiese converger en una acción política con personas con las que coincido en todo, me temo que, dado que no pertenezco a ninguna secta y mis opiniones son bastante "extravagantes", debería manifestarme yo sólo una y otra vez, acertando o errando. Pero yo no quiero hacer oír una voz "inmaculada", sino contribuir a cambiar las cosas, aquí y allá.
Libertad y Amnistía en Cuba. Ahora.


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