Trasversales
Lois Valsa

Contexto de la(s) crisis: Economía e ideología neoliberal y mercados imperfectos. El museo Reina Sofía como ejemplo de resistencia cultural

Revista Trasversales número 17, invierno 2009-2010

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Ah, oscuro, oscuro, oscuro, todos entran en lo oscuro (Cuatro Cuartetos, T. S. Eliot)
No queremos ser ricos ni famosos (músicos Xoel López-ex Deluxe y Felix Arias)

Contexto de la(s) crisis

Hace poco en un documental de la BBC (1929, el gran Crash), emitido por la 2 de televisión española en La noche temática, se intentaba establecer analogías y diferencias entre La Gran Recesión de ahora y la Gran Depresión de 1929 (ésta debió su nombre al título de un libro escrito por Lionel Robbins en 1934). En este estupendo documental se ponía precisamente de manifiesto la ceguera de un conocido accionista, Thomas Lamont, de J.P.Morgan, quien en una carta al presidente de EEUU Herbert Hoover para informarle del recalentamiento de los mercados le decía que “el futuro parece brillante”. No hay que olvidar que los errores del presidente Hoover fueron sonados: primero con una ley que disparó el proteccionismo y frenó el comercio mundial hundiendo aún más la economía; y luego por creer que lo peor de la crisis había pasado y que la recuperación sería inminente, por lo que se negó a dar ayudas públicas (“mientras la gente no sufra de frío o hambre, cuidar de ellos es una responsabilidad personal”, decía cuando la crisis había entrado en una fase más aguda tras haberse contagiado a Europa). Este presidente había sido elegido escasos meses antes de la crisis y sólo tres años después del “martes negro” tomó la decisión de abordar el primer gran paquete de medidas de impulso público. Por ello sus medidas llegaron muy tarde y le costaron la presidencia. ¡Y al mundo diez años de depresión! Hasta que llegó Roosevelt con su New Deal y sentó las bases de una verdadera recuperación económica mundial. Hace poco Stiglitz le ha llamado a los nuevos profetas del déficit “hooveritas” (de ahí “neohooveritas” o “retrohooveritas”) alimentando una postura de desprecio a la falta de pensamiento de Hoover que condujo a EEUU de una Recesión a la Gran Depresión cuyo crash tuvo lugar un 29 de octubre. Algún diario, por ejemplo Público, ha recordado sus efectos en una entrevista el 29 de octubre pasado a Michael A. Bernstein, uno de los mayores expertos en la Gran Depresión, quien opina que la crisis actual no es tan severa como la que siguió al “crash” de 1929.

En relación a la crisis de ahora, William White, presidente de Desarrollo Económico de la OCDE, ha (le han) recordado la conclusión de un informe: Virtualmente, nadie predijo la Gran Depresión de los años 30 o la crisis de Japón y el sudeste asiático a principios y finales de los noventa. De hecho, cada recesión ha estado precedida por un periodo de crecimiento exuberante no inflacionista suficiente como para que los comentaristas sugieran que una nueva era ha llegado (Conclusión del Informe del Banco de Pagos de Basilea del 25/06/07). White, a la pregunta, “Pero la versión publicada es que nadie ha previsto esta crisis y no la de que nadie ha escuchado”, responde: Así es. Es que no todos lo habían previsto... Es decir: tenemos gente como Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal entre 2002 y 2005 y presidente desde 2006; Alan Blinder, vicepresidente de la Reserva Federal en 1994 y 1996…y académicos norteamericanos respetados en todo el mundo que dominaban el pensamiento y para quienes la situación era básicamente sana. Su explicación era que todo estaba bajo control porque la inflación había sido dominada... Tenían una idea, un credo, el mercado lo está haciendo tiene que estar bien (Entrevista, Público, 23/11/09). White, por su parte, cree que no es cuestión de reemplazar a unas personalidades por otras sino que es cuestión de cambiar el paradigma, es decir, el pensamiento dominante. Concretamente, él defiende un cóctel de medidas procedentes de diferentes escuelas. Sin embargo, me pregunto si esto que propone se puede llamar realmente “cambio de paradigma”. Sin duda lo que es un hecho es que las autopsias a las entidades crediticias que han quebrado en EEUU revelan fallos de supervisión estatales y federales, y que se intervino frente a prácticas peligrosas demasiado tarde.

Hoy, lo cierto es que nos hemos olvidado de la Gran Depresión y de sus lecciones (y de las de Keynes, cuyo espíritu y obra ha recordado George Akerlof, premio Nobel de Economía de 2001, a su paso por Madrid para presentar su libro); y que hemos vuelto a los abusos que provocaron la crisis económica y financiera de 2007, y que pueden provocar otra peor. Avisos ya habíamos tenido incluso antes: las recesiones en EEUU de 1990-1991 y la de 2001. Naredo nos señalaba que esta última fue tapada por el 11S y por un ilusorio y engañoso salto hacia delante. Hoy ya han quebrado cien bancos con la crisis de 2008 y cada semana se anuncian intervenciones de la Reserva Federal de EEUU (en la Gran Depresión desaparecieron alrededor de 11.000 de los 25.000 que existían y casi 4.000 sólo en 1933). Pero entonces no existía el Fondo de Garantía Federal que fue creado precisamente en 1933 para regenerar la confianza en el sistema bancario de EEUU. Olvidando el pasado y la crisis de la que aún no hemos salido los bancos de Wall Street vuelven ahora a los “bonus record” y a las altas remuneraciones de sus ejecutivos. En relación con esta situación P. Krugman nos advierte de que “los bancos no van bien” en EEUU. Desde luego para J. Stiglitz, quien además recuerda al premio Nobel Norman Borlaug, recientemente fallecido, y su “revolución verde” (El País Negocios, 11/10/09), es más importante la calidad de vida por lo que hay que abandonar el PIB como forma de medir el crecimiento. Además, Stiglitz cree que tienen razón quienes proponen controlar estrictamente a los grandes bancos, y también limitar su tamaño, para prevenir una posible crisis o que al menos no sea así tan costosa. Por el momento el Congreso de EEUU ha aprobado la reforma que endurece el control del sector financiero pero aún falta la aprobación del Senado que no llegará hasta 2010 (El País, 12/12/09). Parece que el coloso financiero Goldman Sachs se ha arrepentido de verdad y dejará de pagar primas en efectivo a sus principales ejecutivos. Por fin Reino Unido aplica la guillotina a los bonus (Gordon Brown les ha puesto a los bancos un impuesto extraordinario del 50%) (Público, 10/12/2009), y otros políticos europeos, Sarkozy y Merkel, parecen seguirle diciendo que debe ser una “acción global”; e incluso Trichet advierte a los bancos que deben reforzar capital y no pagar altos sueldos. Por fin la UE pide al FMI que estudie una tasa para las transacciones financieras, una tasa, la antigua Tobin, que la organización ATTAC lleva defendiendo, y debatiendo sus posibles modalidades desde hace más de una década, y que había sido lanzada por Gordon Brown en la reunión del G-20 en Escocia. ¡Curiosamente, el sistema acaba asumiendo para sobrevivir lo que antes defendían los “chalados altermundistas”!

Sin embargo, en esta crisis la coordinación internacional y el estímulo de las ayudas públicas parecen haber hecho de cortafuegos, además de los restos del colchón del estado del bienestar que en Occidente han sostenido a miles de familias. Ciertamente el desempleo no ha llegado a aquellas cotas del 15%, aunque “la tasa de paro de EEUU supera el 10% por primera vez en 26 años” y que “el número de desempleados se ha duplicado en dos años” (El País, 07/11/09). Por ello, Paul Krugman ve el problema del paro como prioritario y, una y otra vez en sus artículos en los que empuja a Obama a romper lazos con Wall Street, defiende una política cuyo objetivo explícito y directo, sea crear empleo (El País Negocios, 15/11/09) y le pide a la Reserva Federal que empiece a echar una mano para crear empleo (“La misión no cumplida de Bernanke”, El País Negocios, 13/12/09). E incluso toma como modelo a Alemania que no lleva a cabo una política del PIB (“si creces, el trabajo llegará”) sino medidas para una reducción del empleo. Por otra parte, Krugman señala también que el gran motor que es China “va a su aire” y que “la pura verdad es que ahora mismo está robando los puestos de trabajo de otra gente”. Según él, Obama debe advertir a los chinos (sus máximos acreedores de deuda) de que están jugando a un juego peligroso (mantener débil su moneda) contribuyendo a crear un mundo desequilibrado (El País Negocios, 22/11/09). India, por el contrario, lleva más de un lustro creciendo a un 8% anual como un oasis en medio de la crisis y donde aún beben de las fuentes de los periódicos millones de lectores. Por otro lado, parece que la economía europea sale de la recesión: Alemania y Francia suman dos trimestres de crecimiento (El País, 13/11/09). Bruselas cree que España (Reino Unido también sigue en recesión) será el último país del euro en crecer. De todas formas parece que las cinco grandes entidades financieras españolas (Santander, BBV, La Caixa, Popular y Caja Madrid) aguantan bien la crisis y ya han ganado 13.602 millones en 2009 (un nueve con nueve por ciento menos que en 2008) en los nueve primeros meses del año (Público, 29/10/09). Sin embargo, se calcula un continuo aumento del paro hasta llegar al 20,5% de la población activa en el año 2011. Según George Akerlof: un 20 % de paro son cifras de depresión. España tiene lío para rato... subir impuestos me parece buena idea; en caso contrario habría que reducir el gasto, y ahora mismo hay que mantener los estímulos. Es una manera de redistribuir la carga de la crisis. El problema puede ser si el Gobierno sube los impuestos ya la vez recorta el gasto por la presión del déficit público. California atraviesa una enorme crisis fiscal y está recortando masivamente el gasto público. Esa es la dirección errónea (Entrevista a G. A., El País, 23/11/09). Akerlof tiene claro que la política debe fijar las normas de juego en los mercados.

Por ello no está mal, como nos recomienda Joaquín Estefanía, darle un vistazo al libro (La crisis económica 1929-1939) de Charles Kindleberger (historiador económico estadounidense, por cierto muy alabado por John Galbraith, autor también de un clásico, El Crash de 1929), quien ya en aquel momento que no se denominaba aún de globalización advertía de que “los mercados planetarios no se pueden controlar por sí mismos porque son inestables, con información asimétrica y competencia imperfecta” (J. Estefanía, El País, 26/10/09). Estefanía nos recomienda, además de éste, otros muchos libros para entender la crisis (La Gran Recesión: segunda oleada, El País, 07/11/09). También el libro de George Akerlof, Animal Spirits (Gestión, 2002), escrito con Robert Shiller, había dado un varapalo a la fábula de los mercados perfectos. De hecho, Akerlof se había hecho ya muy conocido en 1970 con un artículo muy original, The Market for lemons, en el que denunciaba la imperfección de los mercados. De ahí la paradoja de esta crisis: los economistas no la esperaban porque creían que conocían bien lo que circulaba en los mercados. Y en realidad nadie sabía nada (entrevista citada). Todo aquello parece cuadrar con nuestro padecimiento actual aunque, claro está, con algunas diferencias, como ya he dicho, sobre todo con respecto a las medidas gubernamentales y públicas de reactivación económica y rescate del sistema financiero, o sea, lo que Paul Krugman llama el “estímulo” (“Bueno, pero insuficiente”, El País Negocios, 08/11/09), que en gran parte, y no hay que olvidarlo, ha sido llevado a cabo por bastante gente cualificada que estuvo en el origen de la crisis. Al menos lo que sí está claro es que han cortado el paso a una crisis política, o al menos hasta ahora porque, como señala Krugman, el estímulo es insuficiente y debe seguir. O como decía Michael Bernstein: una deuda pública elevada no tiene porque ser la catástrofe (entrevista citada). En Europa sólo Alemania y Francia siguen con los estímulos. En general los gobiernos suben impuestos y reducen gasto público ante el alza del coste del endeudamiento. La situación de Grecia ha colmado el vaso. Antes la bolsa de Dubai.

Todo ello para tratar de entender al menos cómo la “Nueva Economía” neoliberal, y su ideología de “pensamiento único”, se impuso a la sociedad con proclamas que ahora se muestran absurdas como que “el Estado es el problema y el mercado es la solución”, o como la desregulación que se lleva a cabo con “mercados inestables, con información asimétrica y competencia imperfecta”. Cuando ya Mandelbrot había demostrado que la hipótesis de los mercados eficientes era incorrecta. Y esta teoría y práctica nos llevó a una triple crisis, o triple fracaso que es como lo llama Robert Skidelski, el biógrafo de Keynes: institucional, intelectual y moral. Si antes (1989) cayó el muro de la “utopía comunista” cuya celebración con grandes festejos (incluso con afirmaciones bastante estúpidas del presidente Zapatero sobre la caída de “todos los muros” cuando él no ve los suyos de Ceuta y Melilla, por ejemplo) se está llevando a cabo estos días, al tiempo ha ido entrando también en crisis la otra gran utopía, la capitalista. Stiglitz, al inicio de la crisis, ya decía que la caída de Wall Street sería para el capitalismo lo que la caída del Muro había sido para el comunismo y que en estos momentos la que salía más herida era la misma democracia. Y al filo de todos estos problemas surge la pregunta: ¿Volverá la codicia a presidir los mercados y el mundo, y la sociedad se dejará arrastrar de nuevo al abismo? Ah, Oscuro, oscuro, oscuro, todos entran en lo oscuro.

Yo, como el documental de la BBC citado al comienzo del texto, y como Kindleberger, no es que sea optimista sino más bien muy escéptico. Porque no debemos olvidar que esta(s) crisis se enfrenta(n), además, a un nuevo y tremendo problema que es el cambio climático, la otra cara de la globalización capitalista, y a un enorme crecimiento de la población, y que entonces estamos hablando de una posible crisis de civilización. En la prensa y la televisión vemos imágenes del deshielo del Ártico que nos dejan congelados: el Ártico amenaza con fundirse por primera vez en 15 millones de años por el calentamiento acelerado actual que ya corresponde al que llegaría en 2020. ¡Hay que leer y releer Colapse, How societies choose to fail or succeed de 2005, ya traducido al castellano y del que hablé en otro texto de esta revista, de Jared Diamond! Porque la decepción del acuerdo de Copenhague como simple “declaración de intenciones” nos muestra que falta voluntad política para desactivar la inseguridad alimentaria y la del clima que van juntas: China, el mayor emisor en volumen, y EEUU el mayor emisor per capita, se lo han guisado sin contar con Europa. ¡Ni siquiera se han fijado objetivos de reducción de emisiones! Mientras tanto los países pobres pagan el precio más brutal por el cambio climático. El acuerdo vinculante se ha pospuesto para 2010. Sin olvidar que sobre todo se necesita un decrecimiento frente al codicioso afán de acumulación y de riqueza que conlleva el crecimiento. El nueve de diciembre nos dio una conferencia, en la Casa Encendida de Madrid, el economista y filósofo francés Serge Latouche (1940) (Decrecimiento: ¿Cómo? y ¿Por qué?) en la que nos aclaró, con su Resistente Programa Ecológico (con ocho acciones de Resistencia) lo que significa realmente decrecer que no es lo mismo que crecimiento negativo. Pero ¿hay voluntad política global y estamos dispuestos los ciudadanos a decrecer? Mientras seguimos atentos al anuncio de “crash” en 2010 que había predicho el economista Niño Becerra (su libro va ya por la 13ª edición). ¿Quién se atreve hoy a predecir con tanta exactitud? Akerlof ya señalaba que “nadie tiene nunca toda la información para tomar la decisión correcta”. Lo que sí parece claro es que en 2010 van a pasar muchas cosas: Reforma del sistema financiero en EEUU, Crash y Acuerdo Vinculante. ¿Quién da más?

El modelo del Museo Reina Sofía como ejemplo de resistencia cultural

Entre las medidas anticrisis de los grandes museos “se impone el recurso a las propias colecciones” (El museo tira de fondo de armario, El País, 28/10/09). En este artículo se muestran las fórmulas para lograr audiencia y taquilla de varios museos (el Museo Reina Sofía, el Museo del Prado, la Tate Modern y la Nacional Gallery). Entre sus propuestas la que a mí más me interesa como ejemplo de “resistencia cultural” es desde luego la del Reina Sofía, contraria a negociar con la “marca”. La postura de su director Manuel Borja-Villel, quien le ha dado una nueva dinámica al museo y lo ha sacado de la inercia en la que estaba anclado, es clara:
El nuevo paradigma no debe consistir meramente en reducir gastos en espera de que la tormenta amaine. Tampoco podemos insistir en aquello que no ha funcionado, esto es, la sustitución de la cultura por el espectáculo, la “disneyzación” de los museos basada en un sistema de franquicias por el que cada museo repite aquello que ya se ha hecho en otro sitio, en el que el espectador se dedica al reconocimiento de marcas o eslóganes y no al descubrimiento de territorios desconocidos.

Por el contrario, la Tate Modern rechaza las franquicias pero no el espectáculo (Todolí: “tenemos que conseguir que vengan visitantes y que además consuman”) como se puede comprobar, por ejemplo, en la exposición POP LIFE que J. A. Álvarez Reyes llama “la obscenidad de la opulencia” entre otras razones porque trata al público como consumidor; y a la que contrapone PURE BEAUTY (enfrente en la otra Tate Modern), retrospectiva de John Baldessari que “reconcilia al público con el trabajo curatorial y museístico bien hecho” porque nos propone una actitud crítica frente a la seducción (ABC Cultural, 07/11/09). El director del Reina Sofía aboga, pues, por la investigación y la educación, por el público como agente activo que haga suyos los relatos del museo y los transforme frente a la pasividad, el espectáculo y el puro mercado. Por ejemplo, a propósito de la exposición dedicada ahora al artista George Vantongerloo, dice Borja Villel:
Abordar el estudio y la presentación pública de una figura esencial del arte del siglo XX como G. V. bajo el prisma de sus últimas producciones significa desplazar el acento que la historiografía del arte moderno había puesto sobre momentos sucesivos como condensación de los logros artísticos en una línea progresiva. Y abrir el espectro a una visión del arte contemporánea más heterogénea y acorde a nuestro presente forma parte de la voluntad del museo en tanto institución pública y democrática (Catálogo).

Apuesta, en suma, por el riesgo y lo desconocido antes que por el espectáculo y lo conocido, y nunca Damián Hirst, pero, curiosamente, su programación “minoritaria” y “elitista” ha logrado que los visitantes del museo superen la barrera de los dos millones.
Su propuesta político cultural la está llevando a cabo través de un “trabajo en red” que es el que lleva practicando también en sus exposiciones anteriores y en la polémica, por la ruptura conceptual que ha supuesto, reorganización de su Colección (Colección Reescrita) de antes del verano para cuya visión el museo dispone de visitas guiadas, claro está, gratuitas y sin registro previo el primer sábado de cada mes, incluso un itinerario invita al visitante a redescubrir la colección desde el punto de vista de la arquitectura. Las magníficas exposiciones de este otoño, también con visitas guiadas, nos confirman esa ruptura conceptual que defiende el museo siguiendo las líneas matrices de su director. La bella exposición de Francesco Lo Savio (1935-1963) muestra los cinco intensos años de actividad de este precursor del minimalismo y del arte conceptual; la de Rodchenko y Popota. Definiendo el constructivismo que es sin duda una de las mejores exposiciones a nivel internacional de esta temporada; acompañada de un ciclo de cine y seminarios; la densa e intensa Los Encuentros de Pamplona 72. Fin de fiesta del arte experimental que intenta mostrar un momento olvidado pero muy importante en el mundo del arte, y que también le dedica una sala a Nacho Criado (Jaén, 1943), quien ha recibido merecidamente ahora a pesar de su trayectoria alternativa de poca obra muy conceptual (como lenguaje singular entre la escultura, la instalación y el archivo) el Premio Nacional de Artes Plásticas; George Vantongerloo, Un anhelo de infinito (1886-1965), artista y teórico que con Mondrian fundó de De Stijl; David Maljkovic, Out of Projection, uno de los más importantes artistas de Croacia, quien, a pesar de su juventud, tiene ya obra en los mejores museos pero que aquí en el Espacio Uno, a mi manera de ver, se queda muy corto; Joëlle Tuerlinckx, Cristal Times, en el Palacio de Cristal del Retiro; El alfabeto enfurecido León Ferrari y Mira Shendel que recupera a dos figuras claves latinoamericanas; y se ha mantenido durante un año La torre de Erlich ). Durante este otoño 2009 también ha habido una exposición “sin obra” (recorridos) dedicada a Isidoro Valcárcel Medina, quien ya había recibido el Premio Nacional de Artes Plásticas (2005) a pesar de su trayectoria nada comercial y una de las que más se ha escapado a la museificación. Como se puede apreciar se trata de recuperar a artistas con mucho peso específico de corrientes no dominantes del arte, unos olvidados, otros muertos muy pronto o marginados por la Historiografía Oficial del Arte, y a otros muy conocidos pero presentados ahora bajo otra perspectiva. Y no voy a entrar ahora en el importante debate de cómo el Museo puede Oficializar y convertir en Dominante lo que antes no era dominante. Esto lo debe saber bien Isidoro Valcárcel Medina. ¡El Museo en esencia es conservador y no revolucionario!

Por ello, por el momento, sólo trato de reconocer este posicionamiento resistente y críticamente comprometido del director Borja-Villel, quien además ha abierto el museo a la sociedad con ciclos de conferencias y debates en sus auditorios (con la activa participación de la universidad nómada) como Comunidad real y al tiempo una Comunidad On-Line que invita a unirse a las redes sociales del museo. Con Programas para público infantil y familiar y también con Programas educativos para jóvenes 2009/2010 con visitas taller, por ejemplo el taller para jóvenes en relación a la gran exposición retrospectiva de los artistas León Ferrari y Mira Shendel. Con Programas Públicos. Pensamiento y debate como Un acontecimiento menor. Arte conceptual y experiencia histórica, un ciclo de conferencias que proponen “una crítica política basada en volver a representar la experiencia social a través de formas y nociones de lo menor”; o como Arte/Tiempo. Teoría y práctica de las prácticas preformativas. O el seminario sobre Usos de la Cultura. Sin olvidar también los Conciertos: el ciclo anual de Difusión de Música Contemporánea CDMC que ya se celebraba y que ya se ha hecho muy conocido por su programación de alta calidad cuyos primeros conciertos (además del de Polonio y del de Luis de Pablos, otro que contó con la presencia del gran músico Steve Reich), estuvieron ligados a la exposición Encuentros; y otro ciclo nuevo, a mediados de noviembre, de música electrónica (Hypersounds) con un amplio programa que ocupó cinco espacios de los dos edificios del museo (instalaciones, conferencias, proyecciones y conciertos) con artistas que trabajan en la investigación sonora, con la dirección artística de Advanced Music que organiza el Sónar de Barcelona. Por otro lado, si los ciclos audiovisuales ya eran antes muy interesantes, ahora Berta Sichel, con más campo libre, ha programado este otoño (14/10 al 12/12) el potente programa, que tiene que ver con lo que estoy defendiendo, Multitud singular. El arte de resistir. Por otra parte, se presentó en la librería La Central, editora, el libro (Contra el Guernica) de Antonio Saura (1930-1998) prologado por Félix de Azúa, contra la manipulación política del Guernica. Hay que señalar la apertura de Borja-Villel a la hora de presentar este libro tan crítico y demoledor de corruptelas en el mismo museo que guarda el cuadro y aguantar el palo de su vela en el acto. Hay que recordar que Saura criticaba en sus libelos el oportunismo político en relación a los traslados de la obra de Picasso. Por último se le ha hecho un encuentro-homenaje al crítico de arte, recientemente fallecido, Juan Antonio Ramírez.


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