Trasversales
Beatriz Gimeno

Ha nacido Equo

Revista Trasversales número 19, septiembre 2010

Textos de la autora
en Trasversales

Artículo publicado originalmente en El plural



Muy pocos medios se han hecho eco de que ha nacido Equo Fundación comandada por López de Uralde y con la que, “si hay ambiente” quiere llegar a las elecciones del 2012. Se define como Fundación para la ecología y la equidad social. El primero de sus fines es “promover la sostenibilidad económica, social y ambiental, reduciendo la huella ecológica para conciliar el desarrollo humano con los límites físicos del planeta y poniendo el bienestar humano y la justicia social como objetivos de la economía". Otros de sus puntos son “contribuir a un cambio de modelo económico superador del capitalismo y el productivismo". También apuestan por "un modelo energético basado en la gestión y reducción de la demanda, el ahorro y la eficiencia, las energías renovables y la generación de electricidad distribuida y las redes inteligentes". Además, la formación propone otros campos no estrictamente ecológicos, como "contribuir a la laicidad del Estado", la defensa de la enseñanza pública de calidad o la "democracia participativa" y además apuestan por Estado federal y republicano. Ahí es nada.

¿Parece poca cosa? Pues es una ventana abierta en un panorama que nos está ahogando. Me acuerdo de una película de Nanni Moreti. No sé si la recuerdan. Se me quedó grabada una escena en la que el protagonista está viendo en la televisión un debate electoral. Por una parte Berlusconi y los neofascistas, por la otra ese magma ideológico indefinible e inane en que se ha convertido la oposición al líder italiano y en el que conviven, sin que parezca que haya mayores problemas, la ex democracia cristiana y los ex comunistas. El hombre que está viendo la televisión se supone que es de izquierdas y se le ve sufrir, angustiarse, echarse las manos a la cabeza ante el debate electoral y lo que dicen los que se supone que son “los suyos”. En un momento dado se dirige a ellos desde el salón de su casa con indignación y grita rabioso: “Estoy dispuesto a votaros, pero por favor, ¡decid algo de izquierdas!” Y los candidatos de la ¿izquierda? van desgranando un programa económico que se dirige al “centro progresista” (¿qué es eso?) y ponen un gran énfasis en bajar impuestos porque “también es de izquierdas”, y después mencionan como uno de los ejes de su campaña la seguridad, “porque no es patrimonio de la derecha” y aseguran que serán duros con la inmigración ilegal, y aseguran también que las empresas privadas pueden ser buenas para gestionar lo público, y que para asegurar la viabilidad del Estado del Bienestar primero, al parecer, hay que acabar con él.

Pero sobre todo, en la película y en la realidad, hay una palabra que siempre acaba por pronunciarse al final: sacrificio. Sacrificio se dice en voz melodramática y con gesto de pena cuando van a exprimirnos un poco más. Yo es que oigo sacrificio y, la verdad, me dan ganas de tomar el palacio de invierno. Calma: no para matar a nadie, sólo para socializar un poco el sacrificio. Nos bajan sueldos de 1000 euros, vivimos con nuestros padres por no poder acceder a una vivienda, nos suben los transportes muy por encima de los sueldos, no podemos pagar una casa y quieren que paguemos también nuestras pensiones, nos ponen a merced de los empresarios para que hagan con nosotros lo que quieran, como en el siglo XIX, nos dicen que hay que trabajar más (Zapatero dixit) en el país en que más se trabaja de Europa, nuestras vidas nos impiden tener hijos, nuestros sueldos nos impiden divorciarnos, nuestro futuro nos quita el sueño, nos convierten en criminales por hacer huelga. Por cierto que todas esas y más son razones para hacer huelga.

¿Sacrificio? ¿De quién, para qué? Todos sabemos ya la respuesta. ¡Que tengan la decencia al menos de no volver a mentar la palabra sacrificio! La mayoría de la humanidad vivimos inmersa en un sacrificio permanente cuya única finalidad es que algunos se hagan más ricos. No deberíamos admitir un solo sacrificio más, que se sacrifiquen aquellos para quienes Sacrificio no significa nada.

Abandonada cualquier preocupación ecológica en pro de la productividad y el beneficio del mercado, con la iglesia cada vez más rica gracias a nuestro dinero y con los crucifijos colgando de todas partes, con los mercados igual de ricos que antes gracias también a nuestro dinero, con nuestro futuro hecho trizas gracias a que cobraremos pensiones de miseria, con el estado reduciéndose como El increíble hombre menguante, con unos pisos que nadie puede comprar…(perdón, los ricos sí que pueden) con una sanidad privatizada que cada vez funciona peor, con los sueldos en caída libre, con unos derechos laborales que nos recortan porque no puede ser que los sindicatos tengan tanto poder… En fin, que alguien venga a hablarnos no de sacrificio, sino de laicidad, servicios públicos y superación del capitalismo, de poner el bienestar humano y la justicia social como objetivos de la economía…A mí me suena a música celestial, casi como de izquierdas. Equo o como finalmente se llame, tiene que hacerse realidad porque muchos lo necesitamos, necesitamos que alguien nos diga algo que suene simplemente humano.

Beatriz Gimeno es escritora y ex presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB)


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