Trasversales
Toñi Ortega

Los sindicatos y el plan de ajuste

Revista Trasversales número 19 verano 2010

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Textos colectivos

Toñi Ortega es presidenta del comité de empresa de Acerinox-Madrid. La autora indica que estas notas son una reconstrucción hecha de memoria de su intervención en el comité regional ampliado de MCA-UGT Madrid, con la que, por tanto, puede haber algunas diferencias, aunque no importantes.



Quiero que sepáis que en este momento me siento desmoralizada y creo que es un sentimiento que acompaña a muchas compañeras y compañeros, aunque tenemos que salir de ese estado de ánimo. En todos los años en la UGT no recuerdo una situación tan difícil, no sólo por las medidas que tratan de imponernos, sino también por el sentimiento de aislamiento y vacío político en que nos encontramos.
Se ha dicho que las medidas que ha aprobado el Gobierno son inevitables, que han venido impuestas por el déficit de los Estados y por el ataque de los mercados a las economías de la zona euro, y yo digo que sí, que hay una situación de déficit publico, entre otras cosas provocada por las ayudas que han tenido que dar los gobiernos a la banca para rescatarla de una crisis financiera que no hemos provocado las trabajadoras ni los trabajadores, pero que además de este déficit hay un proyecto de los poderosos a nivel mundial para que los trabajadores salgamos de esta crisis con menos salarios y menos derechos, se trataría de transferir las perdidas a las rentas del trabajo y de paso preparar el futuro para que el capital pueda explotarnos con los mínimos impedimentos legales y creando la desmoralización y la división en nuestras filas.
Y en este proyecto ha entrado el Gobierno de Zapatero, y no de cualquier manera, pues ha elegido el ajuste más duro de los países de nuestro entorno, ha decidido disminuir el gasto haciendo, entre otras cosas, un recorte en las pensiones y en el sueldo de los empleados públicos así como en la ley de dependencia, y dejando para otro momento el aumento de ingresos por vía de impuestos, lo que sí ha hecho Portugal por ejemplo, y esto no es casual, es una obediencia al “mercado” que quiere que se recorten, de una manera estructural y con ánimo de perdurar, las rentas del trabajo.
No nos equivoquemos, esto es señal de que se ha abierto la veda para que el sector privado disminuya también los salarios. Esta disminución de las rentas del trabajo es muy grave, más aún combinada con las formas de imponerla, por decreto y saltándose la negociación colectiva con los empleados públicos y el pacto de Toledo. Eso es inadmisible pues socava los pilares de los derechos que tantos años, luchas e incluso vidas han costado a las clases trabajadoras consolidar: la negociación colectiva y el respeto a los acuerdos que los trabajadores consiguen con sus luchas; si esto se convierte en papel mojado, cuidado, que la razón de ser de nuestro sindicato también peligra.
Además estas medidas no van a ser suficientes para los mercados, pues son insaciables, después viene la reforma del mercado de laboral, con la intención entre otras cosas de abaratar el despido improcedente, porque el procedente ya es barato, así como de revisar las causas de éste, haciéndolo aún más fácil; y nadie se puede creer el argumento de que es para acabar con el paro, es de sentido común que los empresarios si quieren más facilidad en el despido es para despedir, no para contratar. Y también la reforma de las pensiones que se nos viene encima, con la modificación de la edad de jubilación y el cómputo para poder cobrarlas.
Todo esto seguramente lo lleve a cabo el Gobierno con el BOE, pues la patronal sabe que los vientos soplan a su favor y en ese sentido se va a legislar a su gusto y no tiene ningún interés de llegar a un acuerdo.
Compañeras, compañeros, yo también estoy dando vueltas a la posibilidad de una huelga general, mis dudas van en el sentido de si hay las condiciones para convocarla, pero no tengo dudas en el sentido de si estas medidas la merecen, que desde luego que sí, que merecen una respuesta contundente, incluso para parar otras medidas que están por venir. Más aún, mis dudas no van en el sentido de que una huelga en estos momentos serviría para que ganase la derecha, como dicen algunos, sino que, es más, pienso que la derecha en cierta medida ya ha ganado, pues el PSOE está llevando a la práctica parte del programa de la derecha, su programa, y la única forma de detener a la derecha en su avance e impedir que llegue al gobierno en 2012 sería una movilización social, desde la izquierda, contra las medidas que está tomando ahora el Gobierno. Este dilema ya se planteó en 1988 con la huelga del 14-D, y sinceramente pienso que la huelga posibilitó que el PP no ganase hasta 1996, ya con Roldán y el GAL por medio, gracias a los logros sociales que obtuvimos y por la salida hacia la izquierda (*) que la movilización y los sindicatos dimos al malestar social.

(*) En 1986 PSOE + IU tuvieron 191 escaños y 9.837.222 votos; en 1989, consiguieron 192 escaños y 9.974.156 votos


Tras la reunión me he dado cuenta de que la extensión de la indemnización de 33 días/año por despido improcedente desactivaría su actual papel incentivador de la contratación de personas con más difícil acceso al empleo. Si añadimos la disminución de salarios en el sector público, en el que hay más mujeres que en el privado, vemos que estamos ante una desvalorización y precarización general del trabajo pero acentuada para las mujeres, también las más afectadas por la anulación del régimen transitorio hasta el 1/1/2013 para el periodo de carencia.



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