Trasversales
Vicent Àlvarez

Ante el éxito de la derecha valenciana

Revista Trasversales, nº 20, noviembre 2010

Vicent Álvarez Rubio es miembro del Consell Valenciá de Cultura


¿Porque viene ganando la derecha en el País Valencià? Ante tal interrogante, que nos hacemos mucha gente, el profesor de Alicante Manuel Alcaraz, publicó el año pasado un librito que trataba de buscar respuestas, y la verdad es que el texto, pese a su inicial modestia, aporta muchas claves para explicar la situación, es más, también apunta hacia algunas líneas positivas de cómo la izquierda, en su pluralidad, y más la mayoritaria, debería de plantearse como alternativa real a la hegemonía conservadora.

Lo cierto es que en este territorio, tradicionalmente de izquierdas, bastión hasta el último momento del republicanismo, durante ya varias legislaturas el Partido Popular viene triunfando en las elecciones de todo tipo, locales, autonómicas y generales. Este partido gobierna en la Generalitat, en las diputaciones o capitales, y en gran mayoría de municipios. Todo ello pone de manifiesto el éxito de un proyecto marcadamente conservador, depredador y a su vez corrupto, sin que la ciudadanía haya reaccionado en contra con su voto o apoyo.
  El título del libro es "De l'èxit a la crisi: Pamflet sobre política valenciana", editado por la Universitat de València, y la verdad es que es mucho más que un planfleto. Hay muchas reflexiones y aportaciones de interés, tanto para la ciudadanía como para las opciones políticas en presencia. Para entrar en el análisis el autor lo divide  sobre una base bastante lógica, todo éxito apela a un fracaso, y aquí es donde la virtud del “panfleto” aparece más clara al valorar la caída de la izquierda.

  La versión valenciana de la socialdemocracia, el PSPV, tras unos años de gobierno perdió contacto con la sociedad, se encerró en sí mismo, no supo afrontar la situación en 1996, y eso, por razones de fondo, da una de las claves del éxito de la derecha, pues ,hay que situarla en la ausencia de respuestas validas de la izquierda, en parte resultado de no afrontar la globalización.
  Por su parte, la derecha intuyó que había que ofrecer seguridad y un modelo económico, con todo un aparato propagandístico importante. La euforia, el fomento del orgullo, un modelo de  crecimiento urbano -el que ahora ha quebrado y que el mismo PSPV compartió- forjado en la especulación, la expansión inmobiliaria, con  resultados a corto plazo, presentado como inevitable y único posible, son elementos de un éxito que, más que eso, fue el fracaso de la izquierda.

  Sin embargo,  no ha habido un modelo alternativo y sólo la crisis es la que ha cuestionado a la derecha, Nunca se ha planteado el PSPV que hacía falta un modelo totalmente distinto, y en eso estriba su debilidad. La corrupción, cuyo final judicial es incierto, ha aflorado pero la idea de que todos son iguale, se ha extendido en la sociedad. Alcaraz aboga por una regeneración ética, por centrar el discurso de la izquierda en un modelo urbanístico alternativo, y en la diversificación económica, apuntes que bien merecen un poco de estudio y debate a mi juicio.

  Por otro lado, según el autor, será muy difícil que el PSPV-PSOE  plantee una alternativa viable o comprensible, a no ser que introduzca en su acción como elemento clave lo que no tiene el proyecto conservador: el reparto solidario de la riqueza.
  Ahora, tras el caso Gürtel y otros más, podría pensarse en una caída en picado de la opción conservadora. No obstante, es improbable que surja una rebelión en las urnas contra la indecencia existente, quizás eso genere desanimo y precisamente aquello de que todos son iguales o harían lo mismo. Es pues más necesario que nunca la diferenciación con la derecha, ofrecer propuestas alternativas y de izquierdas.  Hay que ser políticamente diferentes.

  Hasta aquí pues estas notas, a partir de un libro que quizás ha pasado un poco como si nada. Precisamente eso es más que sintomático de nuestras dolencias como izquierda, pues falta la tensión, la insatisfacción positiva. Un dato revelador seria conocer cuántos políticos con cargo han leído estas poco más de doscientas páginas. Poco haremos mientras esperemos la caída de la derecha por sentencias judiciales, que no vendrían mal, por cierto, al menos para regenerar la vida pública.



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