Trasversales
Beatriz Gimeno

Dudas sobre Libia

Revista Trasversales número 21, marzo 2011

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Ante la intervención militar en Libia tengo, como mucha gente, muchas dudas, pero también tengo algunas cosas claras. La primera es que esta intervención no es como la de Irak y creo que una parte de la izquierda hace mal en compararlas. Si asumimos que ambas situaciones son la misma entonces estamos deslegitimando nuestros propios argumentos en contra de aquella intervención. Estuvimos en contra (al menos la mayoría) de la guerra de Irak porque era ilegal y estaba basada en mentiras, y no porque el asesino de Sadam Hussein no se mereciera que lo depusieran y juzgaran. Si aquella intervención fue ilegal, ésta es legal. Si las dos guerras son iguales estamos dando razones a quienes apoyaron aquella guerra al dejar sin efecto la ilegalidad de entonces y el hecho cierto de que los que la apoyaron podrían (en teoría) ser juzgados. Si no reconocemos ninguna legalidad internacional entonces tampoco podemos exigir que se juzgue a los criminales de delitos contra los derechos humanos, ni a los genocidas, liberticidas etc. Creo que hay que perfeccionar y ampliar los instrumentos jurídicos internacionales y no acabar con ellos.

Al declarar las dos guerras iguales da la impresión de que al menos una parte de quien hoy está en contra de esta intervención militar simplemente se está posicionando en contra de todo lo que haga o diga EE.UU. y las potencias afines. En ese sentido es la posición de ese país la que parece marcar la posición de esta parte de la izquierda, algo así como que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. Me separa un abismo ético de esta postura. La impresión que da esa izquierda es que no tiene un discurso propio ante las revueltas populares que se han producido contra las dictaduras árabes. Posicionada “a contrario” no parecen dar la suficiente importancia ni el suficiente apoyo a unas revoluciones que están siendo un ejemplo de coraje y dignidad. Da la impresión de que con tal de estar enfrente de EE.UU. no importa que Gadafi siga en el poder y que la revuelta sea aplastada. A mi me resulta inexplicable el poco énfasis que una parte de la izquierda pone en apoyar las revueltas o en criticar a dictadores que se hermanan con Franco.

Pero es evidente también que hay un contexto de fondo que compartimos todas las personas de izquierdas y que tiene importancia. Es cierto que occidente arma y apoya, cuando no instiga y organiza, cualquier dictadura o régimen que convenga a sus propios intereses económicos; es completamente cierto que nos movemos en un marco político completamente inmoral que cubre de descrédito cualquier acción de EE.UU y aliados. La hipocresía o la inmoralidad de los gobiernos occidentales está fuera de duda en éste y muchos más casos pero… ¿eso justifica que no apoyemos un proceso revolucionario que es justo? Lo lógico parece ser denunciar la hipocresía y el comportamiento ético de las potencias occidentales y apoyar las revoluciones populares al mismo tiempo. Decir que esta guerra se hace para quedarse con el petróleo libio es superfluo. Es obvio que si no hubiera petróleo nadie se estaría ocupando siquiera de Libia y este país sería como cualquier otro país africano desangrado por guerras infinitas, matanzas y genocidios a los que nadie hace caso. Pero es que nuestra exigencia es, precisamente, que se haga caso a lo que ocurre en esos países y que se intervenga en defensa de la población, independientemente de que el país tenga o no petróleo. Hasta hace pocos días una de las quejas de los que ahora se manifiestan en contra de la intervención era, precisamente, que Europa no hacía ni decía nada. Entonces se decía que no se hacía nada porque se apoyaba a los dictadores, que eran “de los nuestros” y es posible que fuera cierto pero… ¿y ahora?

Habría que recordar que el petróleo de Libia ya era “nuestro” y que se ha apoyado a Gadafi casi hasta el final. Gadafi era hasta ayer socio preferente e incluso amigo de la mayoría de los gobernantes europeos. En lugar de olvidar eso y convertirle en un mártir del antiamericanismo, lo que habría que hacer sería enseñar sus fotos con los dirigentes occidentales y recordar que le han amparado, apoyado, armado y que han defendido su régimen hasta el final. Creo que habría que incidir en eso, en el comportamiento anterior de las potencias occidentales y no otorgar ahora ningún valor a ese payaso sanguinario. Parece claro que EE.UU y Europa hubieran preferido que Gadafi siguiera ahí tan tranquilo y que no se produjera revuelta alguna. De hecho cabría pensar (tengo esa sospecha) que el bombardeo que ahora se está produciendo es puramente por cumplir el expediente y gastar unas cuantas armas. La desgana entre los aliados es evidente, nadie quiere mandar, nadie quiere estar allí y no se sabe muy bien qué pretenden.

Dentro de unos días habrá una manifestación en solidaridad con el pueblo libio ¿Con qué pueblo? ¿Con el ejército de Gadafi o con quienes se han alzado? ¿Con el que pide a la ONU que intervenga para frenar la matanza o la derrota? ¿Queremos que salga Gadafi, que se quede, que triunfe la revolución, que sea derrotada? ¿Queremos no hacer nada o exigimos que se haga? ¿No nos hubiera gustado en la guerra civil española que las potencias hubieran bombardeado las posiciones franquistas? ¿No nos hemos pasado años lamentando que no lo hicieran? ¿No nos hubiera gustado que la ONU hubiera intervenido para frenar el genocidio en Ruanda, por ejemplo, la guerra eterna de Costa de Marfil? Finalmente, el hecho de que desconfiemos de las intenciones de los gobiernos europeos o de EE.UU ¿nos obliga a apoyar siempre la inacción absoluta dejando a los pueblos que se sublevan contra las dictaduras abandonados a su suerte? Por ahora apoyo la intervención en éste caso siempre que se atenga estrictamente a la resolución de la ONU. No confío en la bondad de las razones de los que están atacando pero creo que a veces de malos motivos pueden salir mejores situaciones para pueblos y naciones martirizados. Las críticas a los comportamientos occidentales, a su falta de ética, a su hipocresía etc. las hacemos cada día, hay que seguir haciéndolas y habría que aprovechar las lecciones de estas revueltas para exigir políticas éticas, control sobre la venta de armas, relaciones internacionales justas etc.

Finalmente, es posible que como las razones no están claras y cómo no se sabe aun qué quieren las potencias occidentales en Libia (si dejar a Gadafi o quitarlo) el resultado de todo sea que todo siga igual, con Gadafi en el poder, y encima bombardeados. Las revueltas árabes hay que apoyarlas, hay que combatir a los dictadores, en este caso hay que combatir a Gadafi y evitar que masacre a su pueblo, la lentitud en la respuesta de occidente hay que criticarla, su falta de claridad respecto a su objetivo final también es sospechosa; y sobre todo hay que denunciar la permanente hipocresía occidental respecto a las distintas dictaduras, guerras e injusticias que pueblan el mundo y que son apoyadas o no según circunstancias diversas que nada tienen que ver con la justicia. Sin embargo sigo creyendo que esta hipocresía no puede determinar nuestra posición en este u otros casos porque entonces caeríamos en la misma hipocresía que denunciamos. Dicho todo esto sigo teniendo dudas y mañana, cuando salga este articulo, puede que yo haya cambiado de opinión. Pero tendré que pensar rápido porque ahora viene Yemen y más adelante ojala que caigan también las dictaduras del golfo, precisamente las que han sido más amigas “nuestras”, es decir, de ellos.

23 de marzo 2011




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