Trasversales
consejo editorial de Trasversales

Europa ante la crisis

Revista Trasversales número 21 invierno 2010-2011




La crisis del capitalismo sigue avanzando. Desde el estallido de la burbuja de las “hipotecas basura” en EEUU han pasado tres años. La crisis ha seguido a través de las quiebras de los bancos (evitadas a veces por los estados), ha frenado el crecimiento y aumentado el desempleo en los países desarrollados, ha afectado a Europa con el ataque a las deudas en Grecia, Irlanda, Portugal y España.

En las primeras reuniones del G-20 se plantearon medidas de control del sector financiero, pero pronto fue éste el que controló la política de los gobiernos. Mientras se mantenía el crecimiento en Brasil, China, la India y en los países en desarrollo, la UE se ha convertido en el centro de los problemas. Mientras en EEUU han reaccionado con políticas “keynesianas”, con la Reserva Federal inyectando dinero, en la UE, guiada por las políticas de Merkel y Sarkozy, se defiende el modelo neoliberal de estabilidad de los PIB y de las deudas nacionales. La crisis de las deudas públicas o privadas se ha producido por maniobras especuladoras de los “mercados”, maniobras que seguirán mientras puedan conseguir ganancias con ellas, al tiempo que atacan al euro. Ya es evidente que la moneda única difícilmente puede mantenerse sin un gobierno económico de la UE, el Fondo de rescate y las compras de deuda por el Banco Central son medidas insuficientes. La UE y los estados que la forman son incapaces de tomar decisiones políticas con previsión y actúan a remolque de los especuladores. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los gobiernos son conservadores y los de los países admitidos últimamente euroescépticos.

Todos los gobiernos europeos se han embarcado en políticas de disminución del gasto, del déficit y, como consecuencia, del crecimiento, lo mismo si sus gobiernos son conservadores o socialdemócratas, y difícilmente se creará así empleo. Además si no disminuye el paro aumentará la xenofobia incentivada con las medidas de la UE contra los inmigrantes. Es más, todos los ahorros del gasto público se hacen a costa de los sectores económicamente más débiles, pensionistas, funcionarios y gasto social. En Grecia, Portugal y España, con gobiernos socialdemócratas, no se han compensado las medidas contra los trabajadores con aumentos de los impuestos a los mayores ingresos. Medidas que no tienen ninguna relación con el déficit o con la deuda se plantean porque las dicta el capitalismo utilizando como altavoz a los órganos de la UE, el FMI o la OCDE e implicando a todos los gobiernos, así la reforma laboral o la del sistema de pensiones. Políticos, economistas y medios de comunicación repiten falacias hasta que aparezcan como evidencias.

El fondo de la crisis europea está en la pretensión de destruir o deteriorar el Estado de bienestar, de abaratar la fuerza de trabajo y liquidar el poder de lucha de los trabajadores, de aumentar la competitividad a base de acercarnos a las condiciones sociales y laborales de los países emergentes.

Ante esta situación han crecido las movilizaciones. Huelgas generales en Grecia, Francia, Portugal y España, manifestaciones de estudiantes y de diferentes sectores sociales en Italia, Gran Bretaña e Irlanda. Ninguna de ellas ha servido para frenar las políticas de ajuste y de agresión social, siguen siendo necesarias, pero el campo de batalla está en Europa. No es posible modificar estas políticas en cada uno de los estados, sólo a través del enfrentamiento en el conjunto de la Unión y específicamente con la política que marcan Merkel y Sarkozy, con movilizaciones que abarquen a la mayor parte de la población. Las medidas negativas solo pueden frenarse si se consigue que la Unión Europea avance hacia un gobierno económico común que respalde el euro y se anticipe a los especuladores. Europa puede optar por estímulos a corto plazo como en EEUU, pero también puede avanzar hacia el control de los flujos financieros, el control de sus bancos, la creación de sectores estratégicos de empleo y la inversión en educación e investigación. En vez de paralizarse por las deudas que vienen del pasado, frenar a los especuladores y afrontar un futuro creativo.

Los partidos socialdemócratas han cometido una auténtica traición, traición como la de Zapatero y su gobierno a sus bases sociales. Si no puede frenarse este viraje hacia políticas lesivas para los trabajadores, solo harán la faena sucia a las fuerzas conservadoras que les sucederán en el gobierno. Si el presidente español se envuelve en la bandera de mártir de los “mercados”, no solo facilitará la llegada del PP sino que dejará las propuestas de izquierda en condiciones de difícil recuperación. Si la política posible viene dictada desde los “mercados” la democracia aparecerá desprovista de sentido, los ciudadanos se alejarán de la participación electoral y los gobiernos perderán su legitimidad. Un oscuro futuro para una Europa en depresión, que solo puede reinventarse a través de la presión de fuerzas políticas de izquierda, sindicatos, asociaciones civiles y de la mayor parte de los ciudadanos. Presiones que no sean solo defensivas, que propongan alternativas a cada una de las medidas y una nueva política para la Unión abierta al futuro.

Teniendo en cuenta que la autoridad de la Comisión Europea es mínima, habría que realizar acciones articuladas sobre cada uno de los estados, días comunes de lucha, manifestaciones ante las reuniones de los  Consejos Europeos, etc. No cabe duda de que se necesitan otras fuerzas políticas con alternativas que puedan recoger el desgaste de los gobiernos actuales. Más Europa y más democracia son las únicas salidas progresistas.


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