Trasversales
José Luis Redondo

La conferencia de Cancún sobre el cambio climático

Revista Trasversales número 21,  invierno 2010-2011

Textos del autor
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Los acuerdos

Reconoce que la acción humana está influyendo en el cambio climático.
Admite la necesidad de que el aumento de la temperatura media de la atmósfera sea inferior a los 2º C, como máximo 1,5º C en 2015.
Establece como objetivo, para los países desarrollados, que la emisión de gases de efecto invernadero se reduzca entre un 25 y un 40%.
Promueve acciones de adaptación al cambio climático ya en marcha.
Los países desarrollados se comprometen a facilitar información anualmente sobre sus emisiones de gases y sobre sus aportaciones a los países en desarrollo. La primera vez antes del 28 de marzo del 2011.
Considera necesario que los países desarrollados aporten 30.000 millones de dólares, desde 2010 a 2012, para apoyar en los países en desarrollo acciones de adaptación y mitigación del cambio climático.
Establece un Fondo Verde, con un organismo de gestión, y un Comité Tecnológico para realizar transferencias hacua los países en desarrollo.
Establece vías para reducir la deforestación y la protección de los bosques.

Comentario

Después del fracaso de la conferencia nº 15 de Copenhague pueden considerarse un éxito relativo acuerdos, que deberían plasmarse en compromisos firmes y verificables en 2011 y en la Conferencia de las Partes nº 17 que debe celebrarse en Durban (Sudáfrica). Es evidente que la partida sigue abierta y puede dar lugar tanto a acuerdos eficaces como al desacuerdo más absoluto.
Es también un éxito el que los acuerdos deban darse en el marco de la ONU. En Copenhague la acción de China y EEUU parecía conducir a acuerdos sólo entre las grandes potencias. Así siguen teniendo voz y peso los países menos desarrollados, especialmente los africanos, y las islas en peligro de desaparición por el aumento del nivel del mar.
El tratado de Kyoto, que deja fuera a los países mas contaminantes, EEUU y China, será revisado en el 2012. Se ha frenado el intento de Japón de salirse del tratado y permite a la UE ofrecer una reducción del 30% de los gases de efecto invernadero. Este es el único acuerdo que obliga a reducir un 52% las emisiones respecto a las de 1990, con un 20% en el 2020.
También puede considerarse positiva la insistencia en apoyar a los países menos desarrollados, para lo que se constituye un Fondo Verde y un Comité para transferencias de tecnologías, que contribuyan a frenar el crecimiento de los gases de efecto invernadero. Uno de los mecanismos que se ha impulsado en la UE ha sido el mercado de emisiones, que ha sido un fiasco. La adjudicación de cupos a los sectores empresariales les ha permitido ganar dinero sin reducir las emisiones. Un efecto derivado ha sido la estafa de producir para luego poder eliminar  gases como el HFC-22, de uso en aparatos de refrigeración, que tiene  un poder de calentamiento 11.700 veces superior al del dióxido de carbono.
Únicamente se ha quedado fuera del acuerdo Bolivia. Pretendía conseguir un tribunal de justicia que pudiera juzgar los atentados contra el clima.
El año 2011 debería ser un año clave para presionar a los gobiernos de todos los Estados, buscando la concreción de estas medidas, la transparencia en la publicidad de las emisiones y en las medidas de adaptación y de freno. Además de las acciones individuales, de restricción de emisiones de gases de efecto invernadero, de uso de tecnologías limpias, está en manos de todos los ciudadanos, de las organizaciones sociales y políticas el presionar para que en Durban se llegue a compromisos concluyentes. La humanidad se juega acabar con las catástrofes que provienen del cambio climático.
 Diciembre 2010


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