Trasversales
Rolando Astarita

Países árabes: Acerca de complots y manipulados

Revista Trasversales número abril 2011

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Dossier Revolución árabe


Vuelvo a la rebelión en el mundo árabe. Gente amiga me ha preguntado por qué estoy tan obsesionado con el tema. La respuesta es simple. Porque considero que estamos ante un movimiento de proporciones gigantescas, ante uno de esos pasos que dan los explotados y oprimidos, que marcan época. Millones se han levantado en muchos países, enfrentando a regímenes dictatoriales, brutales. Me dirán que luchan por reivindicaciones burguesas (libertad de opinión, de reunión, elecciones y parlamento, derecho a defensa en juicio, etc.) y que continúa la explotación del capital, y no puedo menos que acordar. Pero también he explicado en otras notas que no es lo mismo una dictadura que una democracia burguesa. Pero por sobre todas las cosas, es inmensamente progresivo lo que se está dando en el mundo árabe desde la perspectiva de la lucha por el socialismo. Es que incluso en Rusia, donde existió la experiencia revolucionaria más profunda y extendida (formación de soviets), hubo que pasar por la democracia (¿qué fue si no el llamado a la Asamblea Constituyente por los soviets?). Esto le parecerá inaceptable al sectario, pero es el camino que siguen las masas cuando quieren tomar sus destinos en sus propias manos.

Sin embargo, no es esto lo que me ha movido a escribir todas estas notas sobre los procesos en el mundo árabe, sino el rechazo que me genera la postura que adoptaron muchos sectores de la izquierda. Es que desde la izquierda estamos asistiendo a un ataque ideológico y político contra las movilizaciones, y particularmente contra las que enfrentan a Khadafy. Por todos lados aparece el mismo discurso: “se trata de un complot imperialista”; “son manipulados y títeres”, “las sublevaciones son organizadas por las potencias extranjeras”, etc., etc. El argumento es viejo. Recuerdo que en 1968 el PC argentino justificaba la invasión a Checoslovaquia diciendo que “hay pruebas irrefutables de que el descontento está organizado por EEUU para atacar al socialismo”. En 1969 la dictadura argentina explicaba que el Cordobazo había sido organizado por un pequeño grupo de subversivos “indudablemente” manejados desde el extranjero (esta vez Cuba y similares). Y así ante cada movilización. Por eso Khadafy, ante las primeras manifestaciones en su contra, dijo que se trataba de “ratas, drogadictos, agentes de Al Qaeda y de las potencias extranjeras”. Luego la izquierda nacional (bajo guía espiritual de Chávez y Fidel) dio por “probado” que todo se debe a una conjura organizada por el imperialismo (era mejor olvidarse de Al Qaeda). Aunque la conjura solo parece existir cuando las masas enfrentan a los gobiernos que esta izquierda nacionalista (incluye marxistas que se pasaron al bando nacional) ya ha establecido que son “nacionales y progresistas”. Si miles arriesgan sus vidas por sacarse de encima a la dictadura de Mubarak, se trata de “luchadores por sus libertades”. Pero si otros miles hacen lo mismo en Siria o Libia, no pueden ser menos que “manipulados”, o “títeres a sueldo” de las potencias. En el fondo, lo que odia esta izquierda es la movilización. Tiene miedo de que la gente cuestione a sus “líderes sacrosantos”, y a los burócratas que los rodean, y que abra espacios para la crítica y la reflexión, para la organización y la actividad política. Es por este motivo que se organizó un “frente unido” de hecho, ideológico y político para vilipendiar a las masas movilizadas, y en especial a los sublevados en Libia. A este “frente unido” se han incorporado recientemente algunas organizaciones que en un principio manifestaron su apoyo a la rebelión, pero que a partir de la intervención de la OTAN pasaron a considerar que los rebeldes de Libia constituyen una avanzada colonialista en la región.

En todo esto, por supuesto, permanece la misma cuestión que nunca pudieron responder los defensores de la tesis “complot y masas manipuladas”. ¿Cómo es posible que cientos de miles no estén manipulados cuando aceptan seguir con sus vidas cotidianas bajo un régimen político determinado, pero pasan a ser “manipulados” cuando se lanzan a las calles, arriesgando todo en ello? Veamos la cuestión bajo este aspecto. En todo el mundo árabe existe un profundo y extendido sentimiento antiimperialista. La tesis “nacional y popular” dice que los sublevados son agentes de la neocolonización de Libia. Si esto fuera así, afectaría a todo el mundo árabe, y debería generar una ola de repudio y rechazo a los sublevados libios. Sin embargo, hay una llamativa ausencia de manifestaciones con eje en el antiimperialismo en las principales ciudades árabes. ¿Por qué no vimos movilizaciones de miles de personas en Egipto, Túnez, Líbano, Jordania, Siria, agitando como consigna “Hay que aplastar a la sublevación en Libia, porque se pasó del lado del imperialismo”, o algo parecido? El caso de Líbano es importante, porque llegó a copatrocinar la resolución de la ONU que autorizaba el uso de la fuerza. En este país existe una larga tradición de lucha contra las injerencias extranjeras y el imperialismo. ¿Por qué no hubo manifestaciones de alguna importancia contra los sublevados, y pidiendo que se diera vía libre para que Khadafy los aplastara, ya que se habrían pasado al bando imperialista? ¿También van a decir que les “lavaron el cerebro”? ¿No hay límite para la soberbia de algunos intelectuales de izquierda? ¿Es posible que sus dogmas o pequeños intereses “de partido”, prevalezcan por sobre los impulsos vitales de los seres humanos embarcados en acciones colectivas? Para colmo, en el caso de Libia, hay que encajar la tesis “los sublevados son manipulados”, con el hecho de que el régimen de Khadafy está enviando mercenarios extranjeros a reprimir al pueblo libio. ¿No hay límites para las incoherencias?

Las explicaciones deberían tener alguna lógica. El problema de fondo con las tesis conspirativas, y con las explicaciones que se están adelantando por estos días en relación a los sucesos de los países árabes, es que no pueden ocultar el hecho principal: millones de seres humanos se han puesto en movimiento, y ponen en cuestionamiento no solo a burócratas y dictaduras, sino también a algunos esquemas que no pueden dar cuenta de lo que está sucediendo.


Rolando Astarita
Buenos Aires, 2011
http://rolandoastarita.wordpress.com/


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