Trasversales
Vicent Àlvarez

Abogacía y antifranquismo

Revista Trasversales, número 21, marzo 2011

Vicent Álvarez es abogado y miembro del Consell Valencià de Cultura



Coincidiendo con la presentación de “Materiales para el estudio de la abogacía antifranquista”, en nuestro  Colegio de Abogados de Valencia se ha podido ver una exposición sobre los abogados valencianos que actuamos ante el Tribunal de Orden Público, un tribunal nacido en el año 1963 para sustituir a los consejos de guerra, tratando de conjugar la continuidad de la represión con una imagen menos “dura”.

Se trataba de una maniobra  más del franquismo, sometido a la presión externa e interna, tras el juicio que se montó para condenar a Julián Grimau y luego ejecutarlo. EL TOP funcionaría hasta el final de la dictadura; muchos antifranquistas fueron procesados y  condenados por participar en cosas que hoy son normales, tales como organizarse en partidos o sindicatos, expresarse críticamente hacia los poderes, o manifestarse en la calle.

Como destaca el libro citado, muchos abogados comprometidos con las aspiraciones democráticas asumieron la defensa de los detenidos políticos; así también fuimos actores en la lucha por la democracia, utilizando los mecanismos legales que había. En tal tarea coincidimos aquellos que habían conocido la etapa anterior al franquismo y los de otra  generación nacida en la dictadura, que, de esta forma, como reza la canción de Raimón, nos apuntábamos al  “diguem no!”.

Asistiendo a estos eventos ahora, de recuperación de una parte de la memoria, comprobaba como en todo el Estado se produjo un fenómeno parecido, sin que ello necesariamente obedeciera a consignas partidistas, aunque obviamente las había. Muchos abogados irían al TOP, el cual, dicho sea de paso, durante algunos años estuvo presidido por un valenciano, el juez Mateu, quien sería victima de un atentado mortal.
En lo que afecta a nuestra realidad, el primer núcleo de defensores estuvo formado por antiguos miembros de la FUE, nombres que suenan son Alberto García Esteve, Rafael Molina Galano, Enrique Blanes, Joaquín Ruiz Mendoza, Higinio Recuenco, Gonçal Castelló… A su tarea nos sumaríamos otra gente de menos edad, que ya habíamos luchado en la Universidad. Por otro lado, y sobre esto puede resultar interesante la muestra que se  exhibe en nuestro colegio profesional, algunos compañeros de prestigio, procedentes de despachos que podríamos denominar “burgueses”, de una u otra forma, igualmente,participarían en este combate contra un régimen injusto y totalitario.
Va siendo hora de reconocer esfuerzos como el de los abogados que se enfrentaron contra la dictadura ante el TOP y, especialmente, de quienes jugaron un papel muy activo siendo impulsores, al incorporar a otros muchos en una tarea  necesaria en el combate por la democracia. En el estudio que he citado al comienzo, de las seis semblanzas que se desarrollan hay dos de letrados nacidos y formados en Valencia: Antonio Gil Pericás, que ejercería en Euskadi, en donde se le ha reconocido públicamente, y Alberto García Esteve, que vivió y ejerció en Valencia y Castelló, respecto al cual hay  una deuda pendiente para reconocer su labor.

Lo cierto es que todo esto ha caído en el olvido, como otras tantas cosas más, y la versión más extendida de que transición se limita a los pactos por las alturas y a las fotos de los padres de la Constitución, dejando de lado lo que significo la lucha de amplios sectores sobre los cuales cayó la represión.

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