Trasversales
Beatriz Gimeno

Palabras

Revista Trasversales número 22, primavera 2011

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Ayer leía esta frase: poder expresar lo que está ocurriendo puede cambiar lo que está ocurriendo, al menos a la larga. Pero no es fácil expresar lo que está ocurriendo en medio de un aluvión de palabras que nos llegan desde todas partes y que ocultan la realidad de manera perfecta y precisa. Cuando muy serios nos hablan de sacrificios y austeridad, quieren decir exactamente que los que menos tienen tendrán que hacer más sacrificios, que sacrifiquen sus vidas, puesto que los ricos ni han hecho ni van a hacer el más mínimo sacrificio (cada vez pagan menos impuestos y sus sueldos siguen siendo millonarios). Cuando hablan de actuar con responsabilidad, quieren decir que van a aplicar las políticas que benefician a los más ricos; cuando hablan de “crecimiento económico”, quieren decir que van a bajar nuestros sueldos y pensiones: crecen ellos, decrecemos la gente corriente. Cuando hablan de “moderación salarial”, quieren decir en realidad que los beneficios empresariales serán inmoderados y que nosotros ganaremos cada vez menos.

Cuando usan la palabra “ambicioso” delante de cualquier cosa, hay que echarse a temblar; por ejemplo “ambicioso programa de ajuste” quiere decir exactamente eso en su sentido más literal, que los bancos y las entidades financieras no tienen bastante, quieren robarnos más. Cuando hablan de “corregir los desequilibrios”, esa es la que me da más risa, porque no se trata, como se podría pensar, de corregir los desequilibrios entre ricos y pobres, no, es exactamente lo contrario. Es utilizar la política económica para que los desequilibrios entre ricos y pobres aumenten lo más posible. Cuando hablan de “estabilización”, podemos estar seguros de que nuestras vidas se desestabilizan: sin trabajo, sin derechos, sin pensiones, sin sueldos dignos…

Cuando dicen “reformas” es contrarreforma, cuando dicen “rescate”, quiere decir que nos hunden. Cuando dicen “la economía”, supongo que se refieren a las cuentas de resultados de los ricos, no a nuestras pequeñas economías en caída libre; cuando dicen “el país”, quieren decir ellos, los que gobiernan, los que tienen mucho dinero;  “el país” no sé qué ente extraño será pero no somos nosotros, la gente normal que ni decidimos nada, ni podemos hacer nada frente al expolio que estamos padeciendo. Cuando hablan de “restaurar el crecimiento”, es el suyo el único crecimiento que se restaura (aunque nunca estuvo en peligro); cuando hablan de “crisis” y la usan como argumento para bajar sueldos y recortar derechos, resulta que sólo el año pasado, el de la crisis, las empresas más importantes han ganado 38.156 millones de euros, un 16,7% más. Cuando hace unos días vi al ministro de Trabajo decir en la televisión que tendremos que moderar los salarios por lustros, me entró una ira tan inmoderada que menos mal que no había ninguna manifestación antisistema, porque ahí que hubiera corrido, contra el sistema, todo lo demás me sobra.


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