Trasversales
Beatriz Gimeno

La marca

Revista Trasversales número 22, mayo 2011

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La noche electoral Zapatero entraba en la sede del PSOE acompañado de su amigo, Javier de Paz, en su día Secretario de las Juventudes Socialistas y ahora consejero de Telefónica. Lo puso Escolar en su blog pero yo lo pensé también al ver la foto. ¿Quién aconseja a Zapatero? ¿Economistas de izquierdas? No, eso jamás, en la Moncloa sólo entran los Consejeros de grandes empresas y Botín también de vez en cuando, que es amigo. Y a renglón seguido me pregunté con curiosidad: ¿A quién aconsejará Zapatero cuando deje al PSOE hundido? ¿Y Blanco? ¿Jiménez? ¿Sebastián? ¿Hay eléctricas, telefónicas, financieras, constructoras…para todos ellos?

Al día siguiente de la debacle Rodríguez Ibarra declaraba que “hay que hacer lo mejor para el partido”. Para el partido, no para la ciudadanía, los electores, los militantes, la sociedad, el futuro. Por no hablar de los ideales o los valores que ahora da hasta vergüenza hasta escribirlos: la socialdemocracia (no digamos el socialismo), la igualdad, la justicia social, ¡qué sofoco!. El partido es lo importante, la marca, la empresa. Los problemas de Tomás Gómez en Madrid El País los concretaba en los problemas que va a tener ahora con los desempleados que la pérdida de poder ha generado en las agrupaciones locales; al perder poder se pierde dinero y se pierden puestos de trabajo, la empresa se resiente. Veo con sorpresa que los se quedaron sin puesto cuando llegó Tomás Gómez se aprestan ahora a la venganza, no han tardado ni un día. Nadie habla de política, ni de ideología, ni de los fallos propios; ahora Zapatero ya dice que es que no le hemos entendido bien, somos un poco tontos/as.

En el partido se apuesta por no celebrar primarias, el debate desgasta dicen. ¿Más? me pregunto yo en mi ingenuidad. Pues sí, más. Nada desgasta tanto como debatir ideas o políticas. Por eso vamos a debatir de nombres, de caras, de familias. Leo que muchos socialistas se refieren al partido como “la marca”; se es fan acérrimo de Pepsi como otros lo son de Coca Cola. Muchos verían terrible que Pepsi desapareciera y que la Coca Cola se quedara con todo el mercado, especialmente si uno trabaja en la Pepsi.

Los partidos se han convertido en uno de los pocos medios de ascenso social al alcance de la clase media y los partidos grandes dan trabajo a miles de personas cuya ideología, y lo comprendo, es conservar su puesto de trabajo. Si se empieza joven en un partido, además, se puede llegar lejos, pero hay que perseverar, adherirse al ganador o triunfar por uno mismo/a. Pero sólo llegan a Consejero unos pocos, los menos. De quienes han empezado con quince años no todos van a poder acabar como Javier de Paz, el ex joven y ex socialista, de Consejero de Telefónica. Para los demás quedan los puestos orgánicos y la posibilidad de ir en una lista de algo. Ahora los puestos han quedado dramáticamente reducidos y el partido se resiente. Su cuota de mercado se pasa a la competencia o, enfadada, ya no quiere nada con esta marca. Ha decidido darle la espalda.

Ante esto los profesionales, los que han sobrevivido veinte o treinta años en el mismo puesto, lo tienen claro. Lo mejor es no mover mucho el invento porque enredarse en debates políticos o ideológicos es algo que distrae del verdadero objetivo: seguir existiendo, retroalimentarse. Si no se encuentra acomodo a tiempo y se produce una debacle electoral como la que se acaba de producir, ¿qué hace una persona que lleva 20 años en política, que no ha hecho otra cosa, y que no ha conseguido ser consejera de nada? Pues lo tiene crudo, de ahí la fuerza con la que algunos y algunas se agarran a la moqueta. De ahí que la política ya sea lo de menos. Lo que cuenta es la marca, mi trabajo, mi casa.



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